Una mami nada cool


El mundo es como es, y no como queremos narrárnoslo desde nuestras limitadas experiencias 


Hace unos días me topé en Instagram con la publicacion de una joven madre influenciadora que mostraba su preocupación porque, al buscar contenido con su hijita en Disney Plus, se topó con los colores del arcoíris y la palabra “pride”, que conmemoran el Mes del Orgullo LGBTIQ. En un párrafo, la señora había expresado esto: «Aclaro que no tengo nada en contra de los LGBTQ+ pero… ¿cuál es la necesidad? Siento que se están metiendo con mis hijos, exponiéndolos y que se les está robando parte de su inocencia». 

Si ahora me he animado a sumar mi respuesta a las que ya le deben haber llegado, es porque yo sí he criado a mis hijas “exponiéndolas” —como ella dice— al riesgo de que “se les robe su inocencia”. Y también, debo aclararlo, porque algunos de mis amigos más entrañables pertenecen a esa comunidad y mis hijas los adoran sin que en momento alguno de su niñez su psique se haya visto perjudicada.
Siempre me ha llamado la atención ese sesgo que nos lleva a asumir lo que forma parte de nuestro entorno como lo normal. Un costeño peruano del siglo XIX que nunca salió del país bien podía pensar que todos los mares del mundo están rodeados de aridez, mientras que un lapón podría haber pensado que todos los mares colindan con el hielo. Cambiemos esas orillas por eso que hoy llamamos contenidos, y veremos que no solo las historias de Disney, sino también las del resto de la industria narrativa han mostrado hasta la fecha una mayoría aplastante de historias de parejas heterosexuales, pero eso no significa que las experiencias de vida fuera de la heterosexualidad no existan, ni que no sean normales para quienes la experimentan.

De hecho, es probable que la misma plataforma que ahora critica la influenciadora haya sido la principal responsable de haber llenado el imaginario de mi generación —y de la suya— con la impresión de que el verdadero amor nace entre princesas y príncipes, entre hombres y mujeres, e incluso entre machos y hembras con hocicos húmedos. Pero a espaldas de ese único modelo de playas con el que hemos crecido, la historia enseña que existen amores que no se han promovido de la misma manera. Estuvieron y siguen estando. Los protagonizan seres humanos reales y recién, últimamente, han empezado a aparecer ficciones que los retratan, aunque sigan siendo minoría en comparación con el enorme vendaval de romances heterosexuales que se han narrado. Considerando la negación, e incluso la persecución que ha habido hacia las relaciones afectivas homosexuales en el pasado, ¿en serio nos vamos a poner incómodos porque la corporación audiovisual que más ha contribuido a ese sesgo ponga durante un mes un cintillo con los colores de la diversidad? 
Es revelador que la influenciadora —@mamiscool en Instagram— haya usado el verbo “exponer” en su testimonio, lo cual demuestra la profundidad de sus temores: habla de arriesgar a sus hijos, como quien habla de acercarlos a un accidente, al peligro de las drogas o a las consecuencias del cambio climático.
Digamos que nadie «expone» a sus hijos a la felicidad.
Al haber usado este verbo, pareciera que para esta madre preocupada, el amor entre dos seres humanos que no encajan dentro de su visión incompleta del mundo es digno de repulsión. Es curioso, por lo tanto, que afirme no tener nada en contra de la comunidad LGBTQ, cuando, por lo que ha publicado, pareciera que si de ella dependiera, cualquier alusión a esa comunidad no entraría a su casa ni a cañones, como quien tapia sus ventanas contra la peste.

A propósito de esta imagen, justo ahora acabo de encontrar en las redes una gráfica que comunica, como un hachazo, la pesadilla latente que pareciera embargar a la señora @mamiscool y a mucha gente igual de temerosa: un brazo ataviado con los colores del arcoíris, que remata en unas oscuras y filudas garras de bestia. Y un puño humano, sonrosado, que lo ataja cuando está a punto de posarse sobre la silueta de una familia.  

Es muy probable que quienes hoy hacen circular esta caricatura grotesca estén en contra del holocausto que perpetraron los nazis, y de los pogromos que se practicaron en la Rusia zarista y soviética. Sin embargo, tal vez no sepan que están difundiendo el miedo —y su hermano mortal, el odio— de la misma forma en que los perseguidores de judíos la solían diseñar: rebajándolos al nivel de bestias, de demonios, de comeniños, de complotadores que quieren adueñarse del mundo. 

El miedo es la mejor herramienta de manipulación, si no lo sabré yo. 
Y, también, el peor consejero a la hora de tomar decisiones. 

Pero volviendo a la publicación de la señora de Instagram, quizá todo esto no sea más que un malentendido que nace de la noción que cada quien tiene de lo que debe ser la crianza. 

Yo, por ejemplo, no pienso que uno cría a sus hijos para protegerlos del mundo, sino para que se desenvuelvan en él cuando ya no dependan de nosotros. Y aunque a muchas personas no les guste, o no se acostumbren a la idea, afuera de sus casas —si no adentro— existe una enorme minoría de seres humanos que se aman a su manera, que ha existido desde que la humanidad vivía en cavernas, y que recién hace décadas está consiguiendo la visibilización que le fue negada, aunque en sociedades conservadoras como la nuestra les esté costando sangre, literalmente.

Es vital que en vez de cerrarles los ojos a nuestros hijos ante lo que no nos gusta, hallemos la manera de exponerlos a la enorme complejidad con que el mundo los espera allá afuera. Sé además, con la misma certeza, que la joven madre de Instagram no ha publicado lo que ha escrito porque sea una mala persona: lo hace porque ama y quiere lo mejor para sus hijos. Sin embargo, debería notar que negarles una mirada abarcativa del mundo y fabricarles un prejuicio sin que ellos lo hayan pedido no hace más que formarlos como individuos más limitados.
No es contra el amor entre seres humanos que hay que evitar exponerlos: es contra la oligofrenia que niega lo diversos que somos.


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18 comentarios

  1. Tairi

    Súper bueno como siempre, a mi lo que me llamó la atención de su comentario fue lo referido a la «inocencia», es decir que venga una persona que no conozco (principe) y me bese mientras estoy dormida y sin pedir permiso ni saber que me gusta abona a mi «inocencia», o me distorsiona por completo los patrones de libertad como mujer? Lo segundo claro. O que una sirena renuncie a su «voz» por un hombre que no conoce, no distorsiona lo que deberíamos buscar las mujeres en el mundo cuando tenemos «piernas» para correr y salta? Y por último que las personas se besen, que tiene que ver con la inocencia? Porque ojo estamos hablando de disney plus. Amor, libertad y respeto debe ser lo que si, porque la ausencia de ello es la exterminación como bien lo has planteado.

    • Gustavo Rodríguez

      Gracias por el comentario, Tairi.
      Hay inocencia e inocencias, según el gusto de cada quien, supongo.
      Un abrazo.

  2. Mona

    Cuando alguien inícia un comentario diciendo «ojo que no soy homofóbica (o sus variantes)», ya sabemos que lo que vendrá luego, es justo eso, homofobia.
    Aceptemos a todos por igual, porque lo somos, iguales.

    • Gustavo Rodríguez

      Es verdad, Mona, esa estructura ya es un clásico.
      Un abrazo.

  3. Diana Castro

    ¡Gracias Gustavo!
    Hace poco compartí con dos amigos sobre una sencilla anécdota en la cual uno de ellos perdía su «genuina calma» cuando alguien usaba el lenguaje inclusivo, se defendía indicando que esto es ridículo, deformativo e innecesario entre hispanohablantes. Siempre reiteraba su respeto por la comunidad LGTB pero no consideraba alturado ver a dos hombres besarse frente a los niños y menos que ellos nos «empujen y tilden de malos» porque no aceptamos de buena gana estas formas inclusivas. Finalmente ambos amigos terminaron por decir que todo esto es para deformar la inocencia de los niños y sexualizarlos. Por ello, ambos rechazan que desde la escuela se quiera enseñar sobre sexualidad y religión: ¿Quién es el Estado para hacer eso? Esa es tarea de los padres.
    Defendí mi posición desde los principios como el respeto, tolerancia, generosidad y justicia.
    Me fue tan triste esa conversación que en vez de «abrirme los ojos», abrieron aún más mi mente y consideración con todas aquellas historia que aún no se cuentan entre dos personas del mismo sexo que se aman. Tenemos muchísimo por educar, contar pero sobretodo identificar y aceptar nuestras intolerancias.
    Cerré el tema con: nuestros prejuicios no pueden ser los valores con los que eduquemos a los niños. Merecen algo mejor.
    Respeto sus ideas pero no hay argumentos hay: «siento queee…
    No hay ningún temor probado.

    • Gustavo Rodríguez

      Uf, Diana, qué pesado todo.
      Pero ante el recorte de derechos de cualquier prójimo, siempre es necesario poner la voz de advertencia.
      Gracias por eso.

  4. Jorge Iván Pérez Silva

    Dice el refrán que no hay peor ciego que el que no quiere ver. Al lado del oligofrénico que no entiende, está el ideologizado que no quiere entender.

    • Gustavo Rodríguez

      Es curioso, mucha ideologización sin contraste conduce, precisamente, a la oligofrenía.

  5. fernando

    Una empresa privada como Disney Plus hace lo que es rentable para sus dueños o accionistas y secundados por
    sus auspiciadores comerciales y un numeroso grupo ideológico en utilizar dicho medio audiovisual para mantener y difundir sus «principio y valores» personales y sociales que no siempre corresponden a los que la humanidad estaría dispuesta a aceptar..que es lo fácil, lo bonito y lo conveniente..
    Podríamos suponer que el profeta Moisés fue un ultraconservador en su época y que su pueblo seguidor en cambio buscaba la igualdad y que por tanto no le interesaban esos 10 engorrosas leyes y propulsaban su colorido arco iris de principios y valores libres..
    Y esa diversidad que nos da la realidad los hay zoofilos, necrofilos, pedófilos, como también existen los sádicos, drogadictos, misóginos, a ellos también debemos mostrarles nuestra empatia, tolerancia e inclusividad, debemos aceptarlos como iguales y que formen sus colectivos para ser reconocidos incluso difundir y promover su particular forma de ser puesto que son parte de la realidad y no lo que nuestros deseos quisieran que fuesen..

    • Gustavo Rodríguez

      Pedófilos y sádicos han existido también desde siempre, y Disney no les conmemora porque la sociedad tampoco los tolera.
      Lo que me llama la atención es por qué usted los nombra en su ejemplo para hablar de población LGBTQ: ¿es que en el fondo esta comunidad es para usted digna de ser comparada con la perversión?

  6. Adela Ramírez Delgado

    Querido Gustavo
    Cada día aprendo y me conmuevo con tu forma de abordar tantos témas tabúes como es el de la comunidad LGBTQ.
    Un abrazo.

    • Gustavo Rodríguez

      Muchas gracias, querida Adela.
      Un abrazo a la distancia.

  7. Me sorprendió mucho el post de mamiscool, porque en mayo se casó mi hermana con su esposa, yo colgué algunas foto y videos, ella me mandó un DM felicitándome y me pareció realmente sincera.

    Entiendo que el temor a veces nos gana.

    Rescato que su publicación dio carta abierta al debate, aunque me apenó que algunas personas pusieran en tela de juicio su capacidad para ser madre.

    Por otro lado, desde hace 17 años dicto
    Charlas sobre Sexualidad Integral para colegios (padres de familia y alumnos) y desde hace 15 de forma particular.

    Este año (2023) he regresado a dictar a varios colegios (solo a los padres) y por primera vez, me han pedido revisar las diapositivas de mi presentación (en todos los colegios que contrataron).

    He recibido incluso reclamos por hablar a los padres (todos mayores de edad) sobre orientación sexual.

    Un retroceso tremendo y que para mí es el reflejo de lo temor que el amor libre genera en la sociedad.

    • Gustavo Rodriguez

      Rebeca, qué triste esto que compartes sobre el avance del temor.
      Imagino que así son los procesos históricos: para nada lineales, siempre sinuosos.
      Gracias por comentar.

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