Te casas, hijita


Palabras del padre de una novia


Mi Suchi:

Hace varios años te escribí una carta cuando cumpliste la mayoría de edad y al poco tiempo te escribí otra porque empezaste a trabajar. Hoy se cierra la trilogía: hoy te casas.

¿Recuerdas lo nerviosa que te ponías en tus actuaciones de primaria?

¿Las mariposas estomacales en tu graduación de la universidad? 

¿Estás más nerviosa hoy?

Vives hace ya un buen tiempo con Sebas y, en teoría, no deberías estarlo. Lo de hoy será, en estricto, la firma de un papel con fotos y videos: ustedes volverán a su departamento y seguirán su vida de siempre.

Y sin embargo, algo habrá cambiado.

La diferencia de emoción entre firmar un acuerdo entre las paredes cremas de una notaría y la ceremonia de hoy radica en lo que nos diferencia de la mayoría de especies: la fuerza del ritual social. Una relación concertada a escondidas no tiene el mismo compromiso que una que se expone ante el mundo. Esa firma ante los reflectores y toda la carga simbólica que trae consigo, es decir, todas las expectativas y las proyecciones de redención de quienes seremos testigos. Tirando de la soga, viéndolos radiantes y elegantes, harán peso todas las películas románticas que vimos, la literatura cursi que leímos, las canciones optimistas que escuchamos y, del otro lado, nuestros relaciones fracasadas, los divorcios que atestiguamos o protagonizamos, el mandato de hasta la tumba que hemos escuchado en las liturgias. Qué presión, mi niña. Si debo darte un consejo, por ahora te diré: quédate con nuestro amor y manda al carajo nuestras expectativas.

Quien empieza una maratón obsesionado con el kilómetro 42 está derrotado desde el inicio: la vida se define en cada paso y de eso no escapa el matrimonio. Haz planes, sí; pero que no gobiernen tu vida. Por mirar siempre el mapa te puedes accidentar. Por ver siempre el horizonte, puedes perder de vista el camino.

Quizá algo hayas apuntado de mi larga relación con tu madre. Dos jóvenes bien intencionados que terminaron divorciados. Al final no fue una gran tragedia para ti, por fortuna, pero fíjate cómo empiezan las historias de amor: dos pares de zapatos que empiezan a caminar juntos, en aparentes líneas paralelas. Sin embargo, basta menos de un grado de desviación, un ángulo imperceptible en las mentes, para que al cabo de un tiempo esas rectas se hayan distanciado. ¿Cómo llegamos a alejarnos, si arrancamos juntos? Uno termina preguntándose: ¿cómo terminaste tú en el puente Villena y yo en Larcomar, si empezamos en la misma baldosa del óvalo de Miraflores?

Tienta caminar abrazados para evitar el distanciamiento, pero qué sofoco. 

Tienta soltar toda la pita para evitar el sofoco, pero qué miedo.

¿Cómo lograr el equilibrio? ¿Cómo estar juntos y que la rutina no nos arruine?

Tal es el Santo Grial que buscan las parejas desde siempre.

Porque el deseo se sustenta en la carencia. 

Y, sin embargo, un exceso de carencia llama al resentimiento.

Si te sobrara el dinero –y tuvieras genes escandinavos–, te diría: compren dos casas y vivan puerta con puerta. Y si en tu actual departamento tuvieran más espacio, te diría: duerman en habitaciones separadas. Pero ya que no es posible, solo puedo aconsejarte que creen espacios para cada cual. Esas islas donde uno puede ejercer lo que es sin tener que negociar, esos rituales que uno comparte consigo mismo o con quien le provoque, la maravillosa atmósfera personal en la que uno no le debe explicaciones a nadie. Pero a la par, también debo sugerirles rituales compartidos, pequeñas costumbres cotidianas –y algunas que no sean domésticas– que construyan complicidad y que ayuden a no perderse de vista.

Como ves, he tratado de evitar esas huachaferías de que el amor lo puede todo, porque ya estamos grandecitos. El amor que sentimos es una sustancia que depende de otras; de una cuota fisiológica, claro, pero también de admiración, empatía, simpatía y gratitud. De lo que el otro hace sentir en ti. El amor no es espontáneo ni gratuito, como lo es el enamoramiento: se forja y se mantiene en cada acción. Pero antes de resbalar más en el lugar común, permíteme señalarte la mochila que cargas en tus espaldas y pedirte que también observes la que carga Sebas.

Todos entramos en una relación con nuestro propio equipaje de miedos y necesidades insatisfechas, y creemos erradamente que el otro existe para llenar esas carencias. No. Nunca le exijas a Sebas aspectos que yo no te ofrecí como padre, así como espero que él no te demande aspectos que debe reclamarle a su hogar original.

Identificar estas trampas es difícil, por supuesto. Ser conscientes de nuestra conciencia implica un metaesfuerzo. Les deseo que en su acompañado camino aprendan a procesar esas dudas y tentaciones: que dialoguen sin llegar a exaltarse, que consuman mucho arte y se cuestionen con él, que lean bastante y se pregunten lo adecuado, que conversen a menudo con gente ecuánime.

Que rían mucho, mi amor, porque ese es el mayor indicador de qué tan lejos llegarán.

Recuerda que te amo.

Y que todo estará bien.

46 comentarios

  1. Gissella

    Hermoso Gus, qué bonito para ella, leer estas palabras de una de las persona que más la ama en el mundo. Besote y felicidades

    • Gustavo Rodríguez

      ¡Gisse, muchas gracias! ❤

    • Vanessa

      Yo por acá igual. Lloranding. Siempre me ha alucinado lo increíble que es leer en tus textos lo que yo también quisiera ser capaz de escribirle a nuestra bella Alesita. Ale y Sebas, estoy de acuerdo con tu papá en todo. Pero hay 4 cosas que subrayaré “ni tanta presencia que ahogue ni tan poca que duela”, “que cada uno tenga sus espacios/tiempos propios pero también espacios compartidos”, “identifiquen sus mochilas para no querer que el otro las cargue por ustedes” y “reír reír y seguir riendo”. Los adoro.

  2. Viviana

    Me encantó, realista y sincera. Los mejores consejos vienen de aquellos que ya experimentaron.

    • Iván Maldonado

      El secreto de un matrimonio duradero (hasta que la muerte nos separe), es la mutua admiración.
      El resto sobra.

      • Dolores Cisneros

        Que bonito y realista Gustavo!
        Lo mejor siempre para la pareja que empieza!

  3. María Nelly Gonzaga Espinoza

    Hermoso. Disfruté la lectura y meditaré en los consejos para ver si mi matrimonio se junta pues yo ando en Ancón y él en Asia. Jajjaj. Buenas vibras!!

    • Cecilia A. Lanzara

      Qué hermoso texto! Los espacios individuales nos alimentan para volver a los espacios comunes en pareja. Me encantó tu inspiración, gracias por compartirla
      Felicidades

        • Fredy

          Excelente consejo de padre, lo aprenderé.

    • Gustavo Rodríguez

      De Ancón a Asia no hay distancia.
      ¡Cariños!

  4. Mona Barreda

    Hola Gustavo, felicidades para tu hija y toda la familia.

    Cierras tu post con algo que repito siempre… reir!
    En mi caso siempre le digo a mis sobrinos (no tengo hijos): sean felices siempre, rian… ser feliz para hacer feliz!

    Un abrazo

    • Gustavo Rodríguez

      Gracias, Mona, por tu comentario y tus deseos.
      ¡Cariños!

      • Do Bardales

        Linda, ojalá tu hija la lea siempre, en sus crisis e inseguridades. En especial cuando lo más hipócrita de esta sociedad pretenda aconsejarles y amoldarles su relación.

  5. Gregory J Camacho

    Que buen mensaje. Sincero, poderoso. Gracias por compartirlo.

    • Gustavo Rodríguez

      Al contrario, ¡gracias a ti, Gregory!

  6. Virginia Morales Rivalles

    Un mensaje real, aterrizado, directo, sin cursilerías. Me encantó. Felicidades.

    • Gustavo Rodríguez

      ¡Muchas gracias, Virginia!

  7. Zoila Rivera

    Inevitablemente me cayó un lagrimeo con tu carta Gustavo, siento que es algo que le diría a mi hija llegado el momento. Gracias por compartir este regalo tan hermoso, y todos mis mejores deseos para tu hija. Gran abrazo

  8. Marisol

    Me quedo con «que rían mucho, mi amor», a pesar que todo lo demás es crudamente real.
    Saber reírse juntos es casi una pócima mágica.
    Felicidad para ellos!

  9. roberto aguirre

    Que bello mensaje. Pero sobre todo lleno de amor y honestidad.

  10. Gladys Asencios

    Tan real como la vida misma.
    Felicidades!

  11. Ana Ibarra Pozada

    Magistral, hay que preservar sus propios espacios.

  12. Marden Villacorta

    Qué tal sinceridad! Excelente mensaje, de nota por su realismo, cuánta verdad y cuanta distancia guarda de aquellos estribillos “melódicos” de que el amor lo puede todo, Gracias maestro!

  13. Josefina Miro

    Qué belleza, querido.
    No podría estar más de acuerdo.
    Felicitaciones! Y salúd, que el amor siempre es excusa para celebrar!

  14. Eduardo Gaytan

    Muy bueno ya tengo que decirle a mi hija

  15. Francis Salas

    Cuanta verdad!! Sigamos a paso firme. Muchas felicidades para tu hija. Estoy segura que seguirá su propio rumbo lleno de amor.

  16. Keka Ortiz

    Gustavo, que gran regalo para tu Suchi. Gracias por compartirlo con nosotros.

  17. Sin pensamientos mágicos ni clichés con los pies sobre la tierra, con objetividad, experiencia y buen deseo desde lo racional lo que dice este artículo me parece genial.

    • Gustavo Rodríguez

      Jorge, eres muy generoso.
      Muchas gracias.

  18. Ulla Holmquist Pachas

    Precioso post, carta, mensaje… nos sirve a todxs! Le haremos cosquillas diariamente también para que no deje de reír!

  19. Hugo

    Impresionante, mi hija hoy cumple 15 años, me hiciste pensar más de lo que yo esperaba!!!

    • Jackeline

      Mi hija acaba de casarse y no podía escribir palabras así, mi matrimonio permanece porque utiliza de lo que escribes reír reír y seguir riendo aunque parezca loca.
      Me inspira tu carta , felicitaciones

  20. Daniel Davis

    Me recontra copio el «lloranding». Ya lo pasé a mi hija (única, de 25 años, comenzando una relación seria, atentando con mi condición de padre generación 60’s). Lo único que le añadiría a mi hija: en caso de necesidad, recuerda que el camino de regreso más corto es el camino a casa.

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