¿Qué es el “centro” en la democracia?


Una aproximación científica en el espacio político


Hace unos días el científico Modesto Montoya lanzó en Twitter una pregunta provocativa e interesante sobre el espectro político: ¿Qué es eso de «centro»? ¿No cambiar nada para todo quede igual? Con la prisa y concisión con que funciona esa red intenté una respuesta que trataré de elaborar en esta columna.

Mi respuesta intentaba mostrar un contraste entre la frialdad de la evidencia y la calentura de la tribuna, dándole mayor peso a lo primero. Mauricio Saravia apuntó que esa más bien podría ser la definición de una gestión pública responsable o coherente, que puede darse tanto en las izquierdas como en las derechas. Me parece que tiene razón, por eso me hace falta mayor precisión respecto a la evidencia.

En la discusión pública se ha instalado la noción de que la evidencia es territorio exclusivo de la estadística. Allí hay un error, pues las formas de evidencia son múltiples. En primer lugar, estas pueden ser tanto abstractas (marcos teóricos) como concretas (experimentaciones empíricas). En segundo orden, dentro de las evidencias empíricas podemos distinguir a las cuantitativas de las cualitativas, pero esto puede ser motivo de otro artículo.

Quedémonos con la primera distinción entre lo abstracto y lo concreto. Esto nos ayuda a precisar una definición en la que las posiciones de izquierda o derecha tienen mayor peso en sus marcos teóricos mientras que las de centro ponderan más las evidencias empíricas sobre lo que funciona y lo que no. Vale agregar que las evidencias teóricas y empíricas no son como el agua y el aceite. Mas bien se nutren mucho entre sí, continuamente.

Esta distinción permite concluir algo obvio, pero que trajo mucha confusión en las redes por varios días: en este plano de las ideas ninguna de las posiciones puede reclamar algún tipo de superioridad sobre las otras, ni moral ni epistemológica. Ninguna podrá ser completa y consistente, pues nada puede serlo. Se trata tan solo de diferentes maneras de ver y comprender el mundo, ninguna de ellas perfecta. Salvo algunas aberraciones —como podrían ser la supremacía de algún grupo étnico o la negación de derechos a alguna minoría—, de la coexistencia de las diferentes posiciones depende el éxito de nuestra democracia. 

Tal como está enunciado lo anterior, de manera positiva, probablemente muchos estén de acuerdo: la coexistencia de diferentes posiciones nos hace bien. Aquí el aporte de Gabriela Vega Franco me parece valioso. Ella nos hace notar que en una buena democracia lo más común debiera ser sentirnos incómodos. Coexistir tolerantemente con personas con ideas muy alejadas de las nuestras no es sencillo, especialmente en estos tiempos en que las redes sociales se han convertido en cámaras de eco donde prestamos atención únicamente a lo que coincide con nuestras ideas previas. Este sábado 16 Gabriela dio una charla TED extraordinaria sobre eso, recordando además a un ser de luz maravilloso. Prometo compartir el vínculo apenas esté disponible.

Vuelvo a la pregunta de Modesto para subrayar que las posiciones de centro difieren de las de los dos costados en su mirada del mundo. Confieso también que esa es la posición con la que me siento mejor identificado, especialmente en economía. Ni el crecimiento ni la redistribución, solos, van a resolver nuestros problemas. Ni los mercados ni los estados tienen siempre la mejor solución. Así, por ejemplo, para la asignación de la mayoría de los bienes y servicios de uso cotidiano, creo que los mercados funcionan muy bien; pero para la satisfacción de derechos como la salud y la educación, creo que se necesita una mayor participación del Estado. En estos temas económicos, la profesión viene cambiando gracias al esfuerzo de una comunidad de investigadores que tratan de revisar los fundamentos y de incorporarlos en los nuevos libros de texto. Durante un buen tiempo el análisis económico no estuvo muy centrado, pero está comenzando a moverse en esa dirección.

En contraste con los ejemplos previos en los que tengo ideas más o menos claras, para algunos bienes estratégicos, como los minerales y combustibles, no tengo una respuesta con la misma claridad. Aquí me parece que está una característica importante de por qué me siento más cerca de las posiciones de centro: tengo mayor libertad para abrazar la duda, tan necesaria muchas veces. 

3 comentarios

  1. George

    Un amigo solía decir que el centro siempre tira hacia la derecha. Saludos, Hugo.

  2. Lucho Amaya

    Con Keiko me siento a la izquierda, con Castillo, a la derecha.
    Todo un tema
    Saludos

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