Profetas de la misoginia


Una ONG ultraconservadora ha detenido nuevamente el reparto de AOE en los centros de salud del país. ¿Por qué su agenda impacta en un Estado laico que supuestamente defiende la vida de las mujeres?


La noticia es esta: la Primera Sala Civil de Lima ha aceptado la apelación de una ONG llamada Sin Componenda (sic) para detener la distribución gratuita de las píldoras de anticoncepción oral de emergencia (AOE) en los centros de salud del Estado.

           Su interpretación, esta: una pandilla de fanáticos le está torciendo el brazo a quienes deben velar por el imperio de la justicia entre todos, obligándolos con leguleyadas a privar a miles de peruanas —adolescentes y pobres en su mayoría— de la posibilidad y el derecho de, por lo menos, elegir el momento en que optarán por ser madres. Si llegase el día.  

           Este es el desglose: el conflicto tiene componentes legales, científicos y morales. Los dos primeros son los más fáciles de resumir. Hace 16 años, la ONG Sin Componenda presentó una acción de amparo para impedir la entrega de píldoras en postas y hospitales. Vale mencionar que estas forman —formaban— parte del kit ofrecido a toda víctima de violación sexual, en primer lugar, pero terminaba llegando a las manos de cualquier mujer que las necesitase. Muchas veces, por ser jovencitas o debido a las varias formas de la exclusión, estas no saben que existen o no tienen cómo pagarlas. Como política pública, el Estado tiene la obligación de protegerlas con los impuestos que pagamos.  

            Cinco años después, el 2009, Sin Componenda logró su propósito y el Tribunal Constitucional ordenó al Ministerio de Salud detener la distribución alegando el supuesto efecto abortivo de las pastillas (y ni modo, la Constitución defiende la vida). Así pasamos a la cuestión científica. Voy a resumir diciendo que, según la OMS y la OPS, la ‘píldora del día siguiente’ no es abortiva simplemente porque no actúa luego de la implementación del óvulo fecundado. Por su parte, expertos de la Universidad Cayetano Heredia explicaron que “existe amplia y contundente evidencia científica sobre el mecanismo de acción de la AOE con Levonorgestrel, que demuestra en forma indiscutible que no es abortiva, ni afecta al espermatozoide, ni al óvulo fecundado, ni su implantación. Lo que hace es retrasar o inhibir la ovulación”. Ninguna institución seria en el mundo sostiene lo contrario.

            No entraré en ese debate ahora, pero que quede claro: funciona cuando no hay vida aún, como un condón. Si el punto en controversia es la defensa de un microser humano —bandera y hashtag que enarbolan—, pues no, no hay nada que temer. El milagro de la concepción no ha ocurrido aún. La píldora, precisamente de emergencia, impide que se origine. Y si no hay vida, no hay aborto. Prohibir las píldoras, por tanto, sería como prohibir la masturbación, pero mejor no les doy ideas.

            Sin embargo, repito, y por increíble que suene, Sin Componenda se salió con la suya, y hasta julio del 2016 el Estado dejó de repartir la pastilla. Durante esos siete años, por supuesto, se siguió vendiendo libremente en todas las farmacias. La medida sirvió solo para castigar a las mujeres sin recursos, quienes no podían pagarla tras tener relaciones sexuales o sufrir una violación. Más discriminatorio, imposible. 

            (Entre enero y setiembre pasados se han reportado en los centros de emergencia mujer del MIMP 1.738 casos de violación sexual, de los cuales 1.255 fueron a niños, niñas y adolescentes. Son casos reportados. Cuántos miles de violaciones más habrán sucedido sin denuncia, nunca lo sabremos). 

            Una acción de amparo de julio del 2016 dejó sin efecto aquella idiotez, y los AOE pasaron al Plan Nacional de Planificación Familiar. Así no se detenía la tragedia diaria de las violaciones, pero al menos servía para mitigar las futuras consecuencias en las víctimas. Figúrese, si puede, lo que debe ser para una chica de 15 años salir embarazada de quien la violó. Pues bien, esta cruzada dogmática ha vuelto impactar en el Poder Judicial, donde tres juezas han aceptado la nueva apelación, dejando todo otra vez en manos del Tribunal Constitucional. El mismo que se negó a reconocer hace unos días el matrimonio de Óscar Ugarteche y Fidel Aroche efectuado en México. Este, como la ONG, es hoy en día más papista que el papa.

            Sin Componenda forma parte de la misma entente que La Abeja, ConMisHijosNoTeMetas, Rafael López Aliaga y como se llame su nueva versión de Solidaridad Nacional; esa veleidad titulada Coordinadora Republicana (¿?), Barba, Rey, Butters y otras entrañables criaturas del ramo: nuestro tea party subtropical. Se presentan como católicos, haciendo pasar vergüenza a los verdaderos creyentes, quienes en su mayoría son personas tolerantes y solidarias.

            La ONG es un collage de lugares comunes del conservadurismo duro (antivacunas, vacancia de Vizcarra, trumplovers, la reciente decisión del pueblo chileno descrita como un “gran suicido a manos de ideologías ponzoñosas”, “el islamismo es monstruoso”, etc.). Su principal lucha, sin embargo, es la erradicación de los métodos de AOE. En su web figuran, en una especie de pergamino-gif, miembros honoríficos como Yahvé, pero lo cierto es que fue fundada por el examigo de Vladimiro Montesinos, Francisco Loayza Galván. Hace cinco años promovieron una carta dirigida al papa Bergoglio pidiendo la excomunión de presidentes y políticos abortistas.

           No soy presidente, ni político, ni tampoco católico. No sé si esto funcione con los ateos, pero igual, por si acaso, les digo que, si ellos representan la religión, yo pido que me excomulguen. No quiero pertenecer a su grey, no quiero compartir con ellos ese dios represor, resentido, misógino, ignorante y mala onda que se han inventado. No quiero sentirme premunido de su autoridad, también inventada, para justificar la grita de mis complejos y mis odios. No quiero.

            Ojalá paren este despropósito pronto. Ojalá aumenten la educación, la prevención y la libertad sexual. Ojalá se detenga la violencia contra la mujer. Mientras tanto, en serio, excomúlguenme.

3 comentarios

  1. Verónica Olivares

    Excomúlguenme también.
    Es atroz ver el conservadurismo que aún se apodera de nuestras instituciones públicas. Encima que los más afectados en la mayoría de casos son los de bajos recursos. Porque como mencionaste, la pastilla aún seguirá en venta, pero para los que no tienen la capacidad de comprarla, sufren las graves consecuencias.
    Por una educación y formación sexual pública y gratuita. Por la salida de políticos conservadores que perjudican y detienen el verdadero desarrollo de nuestro país.

  2. Victor Huertas

    Solo 2 días atrás tomé conocimiento que no era abortiva, que actúa como barrera antes que el espermatozoide se una con el óvulo. Si es como señala la UPCH, es necesario difundir más ciencia.

  3. Ana Ibarra Pozada

    Esa gente vive en un mundo paralelo, está pandemia ha sacado lo peor de nosotros, muchas personas viven en condiciones de hacinamiento y promiscuidad, es no aceptar lo evidente, de acuerdo debe haber mayor educación sexual, sin culpa y que prevenga embarazos no deseados.

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