Odio quieren más que indiferencia


¿Detestas a un candidato? Quizás lo estás ayudando.


La estrategia electoral es clara, y en ella tú y yo hemos caído alguna vez.

           Primero, el candidato desconocido y con poca cobertura mediática dice una barbaridad. Puede ser una frase racista, una propuesta violenta, un insulto transfóbico, etc. Esto genera la reacción de muchos en redes sociales, donde se comparte la noticia para mostrar indignación y rechazo. Otros medios de comunicación observan la atención que genera y rebotan la noticia. El nombre y la cara del candidato aparecen en miles de tuits, posts de Facebook, historias de Instagram y hasta en videos de TikTok. El rechazo lo vuelve conocido y la prensa empieza a darle más cabida, pues –como quedó demostrado– lo polémico vende y se vuelve viral. 

           Y así, con poco esfuerzo, y gracias a personas que lo rechazan, el candidato es más visible y sus posibilidades de conseguir una base de apoyo para ser elegido se incrementan considerablemente. Porque hay quienes piensan como él, así no lo digan. Y también hay electores que están cansados de “más de lo mismo” y que buscan emitir un voto de protesta apoyando a un candidato anti establishment. Personas que antes no lo conocían pero que, gracias a todo el barullo, ahora lo tienen muy presente. La estrategia electoral le ha funcionado sin invertir un sol.

           Nada de esto es nuevo. La farándula fue la pionera, pero ya que la visibilidad es necesaria para conseguir votos, era cuestión de tiempo para que los políticos se sumaran: es la idea de “que hablen bien, que hablen mal, pero que hablen”. Es la estrategia de la agitación. Un ejemplo reciente de ello fue Donald Trump durante las primarias republicanas de 2016. Trump entró a ese proceso electoral como una anécdota y salió como ganador de la nominación presidencial. Desde el primer día soltó declaraciones polémicas y propuestas polarizantes, como las frases contra los mexicanos que emigraban a Estados Unidos y su promesa de construir el muro en la frontera. 

           En una nota durante las primarias republicanas, el New York Times señaló lo perplejo que estaba el sistema político al ver cómo Trump iba ganando las primarias en diversos estados pese a tener uno de los presupuestos de campaña más pequeños. Una de las explicaciones fue la cantidad de tiempo que obtenía en los medios: el cálculo es que Trump recibía el equivalente a cerca de 2 mil millones de dólares de presencia en televisión. Y gratis. La prensa estaba obsesionada con difundir y discutir cada uno de sus mensajes controversiales. El candidato republicano más cercano obtuvo el equivalente a solo 313 millones de dólares: una sexta parte. Por el lado demócrata, la candidata favorita, Hillary Clinton, obtuvo en el mismo periodo el equivalente a 746 millones de cobertura.

           Si bien esta estrategia no es patrimonio exclusivo de un sector ideológico, parece que son las ultraderechas las que mejor han aprendido la lección. Podemos encontrar ejemplos de ello en España, con los impresentables de Vox, en Francia con el xenófobo Frente Nacional,  en Alemania con los extremistas de “Alternativa para Alemania”, que incluso contrataron a la misma agencia digital de Trump para su estrategia. Y también ocurre en Latinoamérica, sino veamos a José Antonio Kast en Chile o al más exitoso de ellos, Jair Bolsonaro en Brasil. En Perú también abundan los ejemplos, pero evidentemente no los vamos a mencionar aquí.

           Esta estrategia electoral seguirá funcionando, a menos que cobremos conciencia del favor que le estamos haciendo a quienes queremos rechazar. ¿Te indigna lo dicho por un candidato? Combate las ideas, explica las tuyas en contraposición, pero no lo compartas a él. No uses su nombre, menos muestres en tus redes su símbolo y su número. Deja que siga gritando solo, como el energúmeno que se esfuerza en demostrar que es. No le ayudes a generarse una audiencia. Es difícil no reaccionar, pero recuerda lo que nos canta aquel conocido vals al que me referí en el título: el rencor hiere menos que el olvido

21 comentarios

  1. Isabel Hurtado

    Excelente receta para evitar replicar lo innecesario.

    • Flor de María florez

      Muy buen artículo para combatir la propaganda gratuita a indeseables. Gracias Alberto por hacernos ver esta estrategia usada por algunos malos candidatos.

      • Alberto de Belaunde

        Muchas gracias, Flor e Isabel!! Ojalá en la campaña se puedan visibilizar a los que llevan un mensaje maduro y positivo (hay varios, en varias listas). Saludos!

  2. Jose Ruidias

    Inmediatamente se me viene a la cabeza el candidato hiperreligioso de la ultraderecha conservadora peruana (más conocida como APB) que han bautizado como el Bolsonaro peruano.

    Buena primera entrada Alberto; éxitos y larga vida como jugocaigüero.

    José Ruidías

    • Elizabeth

      Excelente artículo, Alberto. Me satisface comprobar que elegí bien al votar por ti.

      • Alberto de Belaunde

        Gracias Elizabeth!! Muy amable 🙂

    • Alberto de Belaunde

      Gracias, Jose!! Me preocupa mucho que la estrategia le esté funcionando a algunos. Dañará mucho la campaña. Saludos!!

    • Anyelo Alexis Ordinola Arroyo

      Excelente apreciación, efectivamente, ahora dadas las circunstancias por la pandemia las redes sociales se han vuelto el nuevo campo de batalla electoral y muchos aprovechan ello para hacerse visibles con nefastas declaraciones.

      Un saludo fraterno.

    • CC

      Si al menos la mitad de los congresistas tuvieran ese nivel crítico, otro sería el congreso.

  3. Elizabeth Reyes

    Recordatorio necesario entre candidatos y periodistas nos queda mantener la ecuanimidad.
    .. porque solo se odia lo querido ♫.

    • Alberto de Belaunde

      Ahora tengo la tentación de poner un vals en cada artículo que escriba, jajaja.

  4. Elizabeth Reyes

    Recordatorio necesario, entre candidatos y periodistas nos queda mantener la ecuanimidad.
    .. porque solo se odia lo querido ♫.

  5. Patricia

    Gracias, en efecto, es tanta la indignación ante declaraciones de candidatos como Aliaga que la reacción es retuitear para «exponerlo», y sucede lo contrario :(. Otrosí: El mejor voto que emití fuiste tú.

    • Alberto de Belaunde

      Gracias por leerme, Patricia. Y por el lindo comentario 🙂

  6. Diego JP

    Muy buen artículo, Alberto, justo lo que comentaba con mi novia el otro día sobre la exposición mediática a ciertos personajes. Defender la democracia no es solo ejercer tu derecho al voto, es también defenderla de discursos de odio que la dinamitan.

  7. David Ramos

    Excelente artículo, a veces se piensa que exponiéndolos se va a lograr que la gente se de cuenta del mensaje terrible que transmiten esos candidatos y obtenemos el resultado contrario. Esperemos que el próximo congreso tenga más representantes como tú.

  8. Gloria Diana Dunkelberg Miller

    Lo intuía pero acá se entiende clarísimo..»combatir las ideas…» no responder al personaje…no darle…espacio, aislarlo….Estamos aprendiendo…

  9. Fernando Fernandez

    Toledo se valió del desprestigio bien ganado de Fujimori en el 2000. El mismo quien inicialmente muchos aplaudieron, finalmente se volvió un enemigo común conjuntamente con los intereses que lo sostenían.
    Hoy no sabemos si su exclusión será rentable políticamente para Rafael López Aliaga (tu articulo cae a pelo Alberto). Pero si sabemos que unas elecciones corruptas no son buenas para nadie.

  10. Patto

    También lo que he notado que ocurre es el que odio a ciertas poblaciones o acciones mueve mucho más a la gente que ser pro o indiferente a algo. Tener una actitud radical hacia lo negativo o ultra conservador mueve masas. Por eso también Trump gana, sus seguidores radicales van a votar,
    mientras que el resto de la población no. De ahí parte hacer tanta campaña para que voten en las últimas elecciones.

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