El Human Brain Project llega a su final y a su balance
Tal vez pensemos en los mapas como algo antiguo, objetos que viven detrás de vitrinas de los museos o que nos recuerdan un pasado sin internet. Pero, al mismo tiempo, somos más dependientes de los mapas que nunca. Nuestra dependencia del Google Map, Waze o cualquier aplicación de navegación nos ha llevado a olvidarnos de cómo navegar nuestras ciudades usando solo nuestra memoria. Aunque en Perú somos conscientes de que las aplicaciones de navegación tienen sus carencias, es probable que no reflexionemos lo suficiente sobre aquellos mapas que aún están en construcción.
En la ciencia, actualmente, se siguen haciendo nuevos mapas. Y no son específicamente geográficos, ni tienen la intención de dirigirnos a lugares: son los mapas de nuestros caminos internos. De nuestros genes, nuestras cadenas bioquímicas y de nuestro cerebro.
La carrera por un mapa cerebral es un objetivo muy ambicioso: el cerebro es uno de nuestros órganos más desconocidos para la medicina, y completar su mapa requiere la colaboración de diferentes disciplinas, pero también diferentes equipos de científicos y diversas formas de financiamiento. En la actualidad existen dos proyectos que lideran el afán por describir las rutas cerebrales: el proyecto estadounidense BRAIN Initiative, y el proyecto Europeo Human Brain Project.
Este último ha llamado recientemente la atención de la comunidad científica, ya que concluirá a finales de este mes después de diez años de investigación y más de 600 millones de euros invertidos. Este proyecto se inició en 2013 con el objetivo de desarrollar un conocimiento a detalle de la compleja estructura y funciones de nuestro cerebro. Para lograrlo, incorporaron a más de 150 universidades en todo Europa, y a cientos de científicos que trabajan desde sus disciplinas en la descripción de nuestro cerebro. Como es común en proyectos científicos de gran tamaño, del Human Brain Project también se esperaba el desarrollo de nuevas tecnologías, como avances del manejo de datos de gran cantidad o mejorías de tecnologías de computación, neuroinformática, inteligencia artificial, entre otras tecnologías necesarias para que el proyecto lograra sus objetivos.
Era de esperarse que la inversión realizada en el Human Brain Project diera como resultado miles de artículos científicos, presentaciones en congresos, trabajos para estudiantes y científicos en diferentes ciudades y, en general, un avance del conocimiento. Pues se ha conseguido todo esto y más; sin embargo, la conversación gira hoy en torno a lo que no ha conseguido el proyecto.
Lo más resaltante es que el Human Brain Project no ha logrado desarrollar un mapa completo del cerebro, a pesar de todo el conocimiento nuevo que ha producido. Para muchos científicos, este resultado era esperable porque consideraban al proyecto muy ambicioso desde su concepción. Además, durante estos diez años se hicieron conocidos los problemas de gestión y liderazgo dentro del proyecto, los mismos que llevaron a cambios de los líderes, pero también a constantes cambios en la organización de los equipos de investigación.
Una de las razones que más han repetido científicos relacionados y no relacionados, es que la multidisciplinaridad del proyecto era tanto su punto fuerte, como su talón de Aquiles. Y no solo por los recursos de administración necesarios para organizar cientos de grupos de investigación que funcionan de maneras distintas y bajo distintos modelos universitarios, o incluso bajo diferentes burocracias. El reto también era cómo compaginar los intereses, capacidades y resultados de científicos que se aproximan al cerebro de formas tan distintas. Como resultado, expertos relacionados al Human Brain Project han concluido en distintas entrevistas que hacía falta un objetivo en común más tangible, una mayor estructura en las líneas de investigación y una concentración de los avances hechos por el proyecto para conseguir un “conocimiento disruptor”.
Aunque el conocimiento y la estructura desarrollada por el Human Brain Project seguirá produciendo avances indirectos, este proyecto será también recordado por sus controversias y objetivos incompletos. Y como un recordatorio de que el funcionamiento de la ciencia es algo que depende de las capacidades humanas, y también de sus carencias.
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me gusto el comentario argumentativo