Las vacunas no son cosa de niños


La difteria despertó para recordarnos que los adultos también necesitan preocuparse por su cartilla.


Por si no lo sabía, las vacunas para adultos existen. Y existen porque la inmunidad que estas confieren disminuye con el tiempo. Es decir, su eficiencia no es eterna. Además, se deben a las particularidades de cada quien: quizá de niña no le pusieron los refuerzos necesarios, o la vacuna no existía cuando usted era pequeño, o lo que sea. 

           Hasta este punto es fácil comprender. Pero entonces usted podría preguntarse cómo se va a vacunar si no sabe para prevenir qué tendría que hacerlo. Y aquí comienza la confusión. 

           El Minsa ofrece todas las vacunas necesarias de forma gratuita según un calendario de vacunación. “Todas” refiriéndose a las necesarias si usted es niño, gestante o adulto mayor. Como lo mayoría de los países, el Perú centra sus esfuerzos en los grupos más vulnerables; para el resto solo ofrece algunas vacunas estacionales, o los refuerzos necesarios cuando se producen casos de enfermedades que ya habíamos olvidado.

           Que el Estado casi no brinde vacunas para adultos no quiere decir que no tengamos que preocuparnos de ello. Como mínimo, los adultos deberíamos aplicarnos1:

           Y ante la posible aparición de nuevos casos de ciertas enfermedades, se recomienda refuerzos de las vacunas de varicela, hepatitis B, meningococo, polio y la triple vírica SPR (sarampión, paperas, rubeola).

           Con el tiempo va a ser más común escuchar sobre brotes de enfermedades que ya creíamos superadas. El propio éxito de las vacunas hace que nos confiemos. Hace 20 años que no escuchábamos hablar sobre la difteria, no porque no existiera, si no porque las vacunas hacen que “desaparezca”. Al mismo tiempo, la globalización y la migración acortan las distancias para que los patógenos viajen de país en país y encuentren desprevenidos a quienes no se vacunaron. 

           Pero algo que viaja incluso más rápido es la desinformación. Solo cuatro de cada 10 peruanos3 está seguro de que las vacunas no causan autismo. Sin evidencias científicas, el movimiento antivacunas ha logrado sembrar desconfianza en la población. Esto se suma a la falta de información a la mano, ciertas acciones confusas o contradictorias del gobierno (como la que hemos visto en la pasada campaña de vacunación contra la difteria), y el poco cuidado que tenemos con nuestra historia médica, que hace que sea muy difícil conocer quiénes están en riesgo ante nuevas —y viejas— enfermedades. 

           La posible vacuna del coronavirus podría ser la siguiente en nuestra lista, pero pensemos en todas las que tenemos olvidadas. Si esta semana quiere llenar su cartilla de vacunación va a tener que esperar porque, como fuimos todos en mancha, algunas se han agotado.

            Pero puede entrar en su lista de propósitos del año nuevo. 


[1] Organización Mundial de la Salud, calendario de vacunación de rutina. 

[2] CDC Estados Unidos, Información sobre la vacuna del VPH

[3] Matej Mikulic, Percentage of respondents in select countries worldwide who believed some vaccines cause autism in healthy children as of 2017, 2017. 

3 comentarios

  1. zeta

    Personalmente siempre me confunde que vacunen contra la influenza cuando ya acabó el invierno, no sé qué tanto sentido tiene pero supongo que es mejor que nada! Las vacunas en una clínica particular son bien caras lastimosamente

  2. Russela Zapata Zapata

    Buenos días. Soy una de las personas que creen en la libertad no obligatoriedad de las vacunas. Las octuples me aterran por lo que pyeden hacer al organismo de las y los bebés. Lamentable son negocio recontrarentable y fuente inagotable de corrupción institucionalizada. ¿Ga investigado usted al respecto?

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Volver arriba