La gran disyuntiva de los COAR


¿Que el Estado le dé oportunidades a unos pocos, o a ninguno?


La semana pasada fuimos testigos de un nuevo comportamiento errático del Gobierno. Esta vez se trató de los 25 Colegios de Alto Rendimiento (COAR) que ofrecen una educación de altos estándares en internados en cada región del país. 

¿Qué pasó? El martes por la mañana, el ministro de Educación anunció que este 2021 no habría proceso de admisión para los COAR. El mismo martes por la noche dio medio paso atrás y dijo que habría un proceso de admisión reducido. El domingo volvió al plan original de hacer un proceso de admisión al 100%. Mientras tanto, los estudiantes hacían sentir su voz, poblando la red con sus historias de superación.

Los vaivenes ministeriales tienen un trasfondo: existe un debate pendiente sobre las oportunidades que el Estado debe ofrecer a los jóvenes. ¿El Perú debería invertir en estos colegios?

Algunos opinan que no, argumentando que la educación debería ser de calidad para todos y, por lo tanto, cada uno de los 7.000 estudiantes de los COAR deberían estudiar en la escuela de su territorio. Otros opinan que sí, pues ven en esto un premio al talento y al esfuerzo, una oportunidad de desafiar al designio de las condiciones económicas de cada hogar. 

En el Perú, algunos miles de estudiantes pueden ir a colegios con pensiones de 7.500 dólares al año o más, porque tienen el dinero. Para los otros casi 7 millones de estudiantes eso es inalcanzable. Los COAR ofrecen una educación de ese costo a 7.000 jóvenes, con un acceso que no depende de las billeteras de sus padres. Así, de cada tres estudiantes en el país que reciben una educación de alto costo y altos estándares, dos lo hacen con dinero de sus hogares y uno con dinero del Estado. Vistos de esta forma, los COAR son una herramienta igualadora de oportunidades, tratando de hacerlo hacia arriba.

Quienes argumentan en contra de los COAR, en contraste, están del lado de una igualación de oportunidades, pero hacia abajo. Si se enviara a los estudiantes COAR al sistema general, como ellos proponen, y se redistribuyeran los presupuestos, el resultado sería muy triste. Hoy en la educación pública se invierte 1.000 dólares al año por estudiante, y con la redistribución de presupuestos de los COAR se llegaría a 1.010 dólares. Cada estudiante recibiría una inversión adicional de 10 dólares al año que, probablemente, no haría diferencia.   

Otro de los argumentos de quienes se oponen a los COAR es que estos no llegan a los más pobres. El hecho es corroborable y el argumento, falaz. Los estudiantes de alto rendimiento están en nuestra clase emergente, no todos están en pobreza extrema. ¿Por qué habría que negársele el acceso a un COAR a un joven que no es pobre extremo, pero que tampoco puede pagar esa educación? Tenemos muchas políticas bien intencionadas (aunque poco efectivas) que tratan de llegar a los pobres. Los hogares emergentes han sido largamente olvidados en la historia de las políticas públicas. Al menos esta oportunidad debería ser para ellos. 

Si en vez de escolares estuviéramos hablando de deportistas de alto rendimiento, no habría tanta controversia. ¿Por qué? Es difícil aceptar esta realidad. Más allá de los argumentos de escritorio previos (un poco de ideología y otro poco de aritmética), valdría la pena revisar lo que dicen los estudios de campo. 

La evidencia internacional en países desarrollados encuentra pocos impactos positivos de las escuelas de excelencia. Sin embargo, la misma mirada en países en desarrollo muestra mejores resultados. Esto tiene mucho sentido. En países como el nuestro, donde las oportunidades son escasas, es más probable que un COAR tenga éxito. 

La Corporación Andina de Fomento hizo un estudio con la participación de diversos investigadores. Hay resultados mixtos. En el corto plazo no hay evidencia de impactos en comprensión lectora y matemática, habilidades socioemocionales, expectativas salariales, ni hábitos escolares. Pero es importante subrayar que la evaluación ha sido temprana, se hizo mientras los estudiantes aún estaban en las aulas y, por lo tanto, no se había concluido la experiencia COAR. Pese a ello, hay que resaltar que se encontraron impactos positivos en expectativas de estudio, hábitos de consumo saludable, y menor agresión verbal. En el mediano plazo, además, se documentan impactos enormes en acceso a la universidad: la tasa de matrícula en la universidad de los estudiantes COAR es 18 puntos porcentuales más alta que la de su grupo de comparación.

La experiencia COAR es reciente. Los primeros egresados de esos colegios son jóvenes comenzando su vida laboral. Aún es temprano para las evidencias, aunque algunas se vienen mostrando con claridad. Conozco a varios “coarinos” y estoy convencido de que con el paso del tiempo veremos enormes impactos en sus comunidades.

El estudio de Manuel Barrón, Pia Basurto y Gabriela Cuadra, sin embargo, ofrece una mirada complementaria a la que hay que prestar atención. Los hermanos menores de los estudiantes que salen de sus hogares para ir a un COAR presentan caídas en sus desempeños escolares. En la misma línea, cabe preguntarse qué puede haber ocurrido con los estudiantes de los colegios que vieron partir a su compañero más hábil hacia un COAR. El ministro ha anunciado que liberará varios estudios para la discusión. Los esperamos con ansias; mientras tanto, recuperemos el tiempo perdido.

En otros años, a estas alturas del mes de enero, el proceso de admisión a los COAR ya estaba convocado. Estamos atrasados. La gestión pasada ya había avanzado la discusión con la comunidad educativa sobre los lineamientos para este proceso. Ojalá se retome esto a la brevedad. Esta es la exigencia de los estudiantes, que no aceptan “que les digan harina sabiéndose que es afrecho”.

A propósito de ello, hay algo que me llama la atención. El ministro dijo que la razón de su zigzagueante decisión sobre el proceso de admisión era que no estuvo contemplado en el presupuesto. Esto me lleva a dos preguntas.

La primera: este gabinete sustentó el presupuesto ante el Congreso el 26 de noviembre, varios días después de haber jurado al cargo el 18 de noviembre. Hubo poco más de una semana de trabajo intenso con el presupuesto en el MEF y en todos los ministerios. ¿Quién es responsable de esta (discutible) ausencia en la línea presupuestal?

La segunda: en años recientes, este proceso ha costado cerca de un millón de soles. Esto es, 0,9% de los gastos operativos de los COAR, que sí estaban presupuestados. También es 0,03% del presupuesto del sector educación. ¿Un líder del sector no puede reasignar 0,03% del presupuesto de su cartera?  Visto el desenlace, sí podía. ¿Por qué, entonces, nos trajo a esta situación? 

Pero ya que hemos sido arrastrados a esto, impulsemos un buen debate. Una parte importante del problema está en la baja inversión que hacemos en la formación de nuestros estudiantes. Un país que recauda tan poco difícilmente podría invertir más en el corto plazo. La tarea pendiente es enorme y no se va a resolver de la noche a la mañana. Mientras tanto, ¿queremos que el Estado brinde oportunidades a unos pocos, o a ninguno? 

Mientras seguimos soñando con escuelas públicas de calidad para todos, ¿no valdría la pena tener un referente concreto en los COAR, perfeccionando su accionar, ajustando sus costos, y asegurando que irradien buenas prácticas a estudiantes, profesores y a toda la comunidad educativa?

Como puede verse, la discusión sobre los COAR lleva a otras más profundas sobre el país que queremos ser y la forma en que damos oportunidades de progreso a nuestras próximas generaciones. De alguna forma, este es un dialogo también sobre utopías y realidades. Por eso, este no es solo un debate técnico, es también político.

Deberíamos aprovechar el momento electoral para que esto forme parte de la discusión. Candidatos: infórmense y opinen, por favor. Esperamos sus aportes.

11 comentarios

  1. Isabel Ocaña Laguna

    Muy interesante el tema en discusión, la educación es un derecho fundamental de toda persona, y considero que dentro de la palabra educación se encierra el concepto de calidad y equidad, es decir no debe existir educación sin calidad o inequidad. Los COAR son una alternativa que trata de subsanar la inequidad y la falta de calidad que tiene nuestro sistema educativo; pero lamentablemente es muy reducida su cobertura. Existen también muchos niños talentosos en el sistema educativo privado, cuyos padres hacen denodados esfuerzos para mantenerlos ahí. Si hablamos de igualdad de oportunidades, se debe considerar también a estos niños, al menos para que pudieran tener la posibilidad de postular, ya que muchos de ellos provienen de familias de escasos recursos.
    La pandemia nos está adelantando el futuro que se veía venir, y no debemos seguir actuando como si esto no hubiera ocurrido, se necesita un cambio radical en el sistema educativo, una gestión que sea capaz de redefinir el currículo haciéndolo más flexible, implementando novedosas metodologías de enseñanza en contexto híbrido, mejorar la infraestructura física y tecnológica que abarca todos los espacios en los que se desarrollan las experiencias de aprendizaje (incluye casa de los estudiantes), la institución educativa debe ampliar su campo de acción y proyectarse a la familia, ya que se ha visto que en este contexto, el padre de familia es el protagonista de la educación de su hijo. Los docentes son y han sido los principales pilares de este sistema, la preocupación del estado debe ser convertir la profesión docente en una carrera de élite que esté conformada por los estudiantes más talentosos de secundaria. La virtualidad ha traído beneficios, con esto se puede lograr que todos los centros educativos tengan jornada completa, que los profesores como cualquier servidor público cumplan un trabajo de jornada completa y un mes de vacaciones al año.
    Estoy de acuerdo que se de mayor presupuesto para este sector, pero debe ser basado en proyectos rigurosos que generen valor agregado, que tener un centro de excelencia no tenga el impacto que tienen los COAR en nuestra sociedad.

  2. Lilian Kuhlmann-Samamé

    Hola Hugo, relevante tema el de la educación y en particular el analizar los impactos positivos y no tan positivos de los COAR, para poder amortiguar estos últimos.
    Y mientras tanto apoyo a los COAR, pienso que es mejor que el estado apoye a unos pocos estudiantes con potencial a que no se apoye a ninguno y ese potencial se pierda. Yo también estoy segura que esos pocos tendrán un impacto positivo, no solo para sus comunidades sino para todo el Perú y el Mundo.
    Saludos desde Alemania

  3. Samuel Quispe Alvarado

    Más allá de los argumentos y contra argumentos de tipo técnico administrativo, no olvidemos que el problema de fondo es la necesidad que el «stablishment» tiene de descabezar a los sectores sociales emergentes (sobre todo a su reserva moral) para garantizar la continuidad de un sistema de organización social, económica y política basada en los privilegios heredables; no le interesa la democratización de la sociedad; le aterra la posibilidad de cambio.
    La cleptoburocracia, que es la herramienta eficaz del «stablishment», no tiene ningún interés en promover las bases del cambio, más allá de las palabras.

  4. Ana Ibarra Pozada

    Los COAR deben seguir y el Estado debe tener un planteamiento claro y directo, hay que incentivar la meritocracia y el esfuerzo de adolescentes pobres de las ciudades de la selva, sierra y centros poblados más alejados.

  5. Luis Felipe González del Riego

    Siempre será mejor brindar oportunidad a algunos que a ninguno. Personas con educación hacen más viable al país, mejora la democracia, mejora la productividad. Me parece genial la comparación con los deportistas de élite. ¿Si tienen potencial y se esfuerzan, por qué no apoyarlos de manera especial? Al final de cuenta, estamos hablando solo de los últimos tres años de la educación básica. Todo el tiempo previo aportaron en sus comunidades y compartieron las mismas condiciones que sus compañeros originales.
    Los COAR es como adelantar procesos de selección que se dan al salir del colegio, como ingresar a la universidad o encontrar un trabajo. ¿Por qué algunos pueden estudiar en la universidad y otros no? ¿Por qué se toma exámenes de ingreso? ¿por qué unos consiguen trabajo y otros no?
    Ojalá pudiéramos dar esta oportunidad a más estudiantes. Pero el no poder hacerlo ahora, no justifica quitarle la oportunidad a algunos.
    Otro elemento a considerar es que es una experiencia aún corta y no suficientemente estudiada. Los resultados de procesos educativos, se deben evaluar en perspectiva temporal más amplia. Si internacionalmente se ve la experiencia de los COAR como una experiencia exitosa, porqué eliminarla. Y empecemos a hacer evaluaciones más serias.

  6. Víctor Huertas

    Los COAR son oportunidad educativa y el estado, garante educativo, debe procurar también la calidad para otro tipo de internados. Juega también los docentes, quienes en su labor de mejores aprendizajes, son protagonistas de calidad educativa. Más recaudación permitirá mejor inversión.

  7. Gloria Diana Dunkelberg Miller

    ¿Qué se quiere decir con alumnos talentosos o esforzados…? Ahí estamos instalando la inequidad y los derechos a la calidad que tienen de un colegio privado. Según información básica que tengo, los alumnos que postulan a los COARS tienen un Cociente Intelectual Superior…No tiene nada que ver que sean esforzados, seleccionados o loren altos niveles de rendimiento. Si estoy equivocada, retiro lo dicho.

    • Jazmin

      Si bien uno de los primer filtros de selección es que los postulantes hayan obtenido un buen rendimiento académico, la motivación para alcanzar las metas es una de las principales características de los estudiantes de los COAR, es además, uno de los aspectos que también se evalúa en los procesos de admisión. De otro modo no podrían afrontar (y superar exitosamente) el programa de estudios con estándares internacionales que reciben. Se requiere altos niveles de perseverancia, dedicación, determinación y resiliencia: sin duda las variables personales hacen la diferencia.

  8. Jazmin

    Tuve la oportunidad de hacer un estudio sobre construcción de identidad, talento académico y competencias interculturales de los estudiantes del COAR Lima. Encontrar antecedentes fue un verdadero problema ¿Cómo es posible que en 11 años haya tan pocos estudios sobre esta población? Por lo que mencionas (y lo dijo también el ministro) los estudios no se han publicado y no entiendo el propósito de reservar información que es relevante para las políticas educativas.
    Por otro lado, si es que queremos que sea un modelo para otras instituciones, también es una gran debilidad que no se escriba y publique más respecto de lo que pasa en su interior. Y no hablo solo de estudios acerca del impacto educativo, económico o social de este proyecto sino, por ejemplo, de la sistematización de las experiencias de los docentes y especialistas que trabajan allí. Se debería promover más trabajos de investigación y dar las facilidades para su ejecución, de manera que otros puedan aprender de los COAR y las decisiones que se tomen acerca de su continuidad tenga un verdadero asidero científico.

  9. Interesante y bastante concreta la opinión presentada, y concuerdo mucho con «¿no valdría la pena tener un referente concreto en los COAR, perfeccionando su accionar, ….?», acerca de expandir estos estándares e ideales de educación, pero es necesario que el proceso se haga lo más pronto posible, es menester acelerar todo ello y poner manos a la obra, mientras más próximo estemos de llevar educación de calidad a todos lados más conveniente será para todos nosotros, demostrando así que este programa educacional fue sin duda una gran herramienta para el avance educativo y progreso en cuanto a estándares, porque para ser sinceros actualmente la EBR es de lo más mediocre y nada de que destacar, necesitamos que se hagan las gestiones necesarias y cambios en el currículo y calidad de la enseñanza en todo el Perú, requerimos retirar autoridades incompetentes y hacer lo necesario que solo personas capaces dirijan y sean quienes direccionen la EBR a algo más efectivo y progresivo como lo es el COAR, que lo a venido haciendo bien.

  10. Yermé Llamoca

    Los COAR son necesarios para el logro académico de la EBR, por lo tsnto debe incluirse también a la clase emergente del país, clase que contribuye a la economía del país pagando impuestos, por lo que debe incluir a estudiantes que están en colegios particulares y que no puedan acceder a colegios privados que ofrecen lo que ofrece los COAR, eso sería en realidad la verdadera inclusión educativa.

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