¿Y si no fue un pangolín?


Nuevas voces vuelven a cuestionar el origen natural del coronavirus


Fue en un seminario en Harvard” les aclaré, y mis amigos bajaron la guardia científica. Yo les estaba contando sobre un conversatorio al que asistí de forma virtual sobre los orígenes del virus del Sars-Cov-2 y la hipótesis de que este escapara de un laboratorio. Ellos me miraron escépticos y estaban listos a encaminar la conversación hacia temas “más científicos” y “menos conspiranoicos”. La carta de la autoridad científica  —en  este caso, confirmar que es un debate que también se da en ambientes académicos— me ayudó a probar que mi curiosidad no había sido irresponsable y aseguró la atención de mis amigos: tres días después seguíamos compartiendo artículos sobre el tema en nuestro grupo de Whatsapp. 

            Ahora que el mundo sigue preguntándose cómo y cuándo acabará la pandemia, vuelve a aparecer el debate de cómo y cuándo empezó. No me refiero solo a las conversaciones en mi Whatsapp, sino también a las publicaciones científicas y en especial de Twitter, que en muchas ocasiones funciona como una ventana al mundo científico. Durante meses, la interrogante sobre el origen del coronavirus parecía zanjada. Los términos “mercado húmedo”, “pangolín, “origen natural” y “destino” describían el origen de la situación en la que aún nos encontramos. 

            Este grupo de palabras respondía a dos preguntas diferentes: ¿El virus tiene un origen natural o artificial? ¿La pandemia fue producto del destino o de la intervención humana? 

            Cada una de estas preguntas nos lleva a respuestas diferentes. Que el virus tenga un origen natural o artificial no necesariamente explica cómo este virus logró expandirse a casi todos los países del mundo. Las combinaciones que podríamos crear con cada respuesta abre la puerta a nuevas interrogantes. Hagamos un ejercicio. Partamos de que el virus sí tiene un origen natural, como lo prueba esta publicación científica. Pero combinemos esta evidencia con la posibilidad de que este virus natural estaba siendo estudiado en determinado laboratorio y, producto del descuido humano, contagió a parte del personal y este luego pasó a contagiar a personas fuera del laboratorio. En este escenario imaginario el origen de la pandemia sería explicado por un virus natural y por un descuido humano al mismo tiempo, dejando de lado “la malicia” y los planes detallados para desestabilizar al mundo que suelen incluirse en las teorías de conspiración.

            Si podemos llegar a estas conclusiones imaginarias es porque estamos partiendo del acto de preguntar, algo que durante meses se dejó de hacer cuando el debate del origen del coronavirus se dio por terminado. Gran parte de la evidencia científica se alinea a la hipótesis del origen natural del coronavirus y descarta que este haya escapado de un laboratorio. Podemos imaginarnos que del lado contrario solo se encontrarán comentaristas de YouTube alimentados por teorías de la conspiración donde la desconfianza hacia China y los organismos de salud pública reemplazan a la evidencia científica. 

            Pensar en una hipótesis como “científica” y en otra como “anticientífica” se aleja del método científico. La posibilidad de una hipótesis alternativa —en este caso para los orígenes del coronavirus— no es un detalle menor: es fundamental en la ciencia. Todo diseño experimental parte de dos hipótesis, una será verdadera y otra será falsa según lo comprueben los resultados del experimento. Tratar de descubrir “los verdaderos orígenes” de la pandemia no puede darse con una sola posibilidad, pues sería en sí una actividad carente de objetividad que menosprecia la evidencia contraria a la hipótesis que se desea comprobar. 

            Si estamos viendo revivir el debate sobre los orígenes del coronavirus no es por videos de YouTube ni por teorías de la conspiración, lo es porque algunas voces desde la academia han empezado a cuestionar la falta de una hipótesis alternativa. Entre ellas, una empezó a resonar más fuerte: Alina Chan. 

            Si queremos entender su posición en este debate podemos empezar con los títulos de dos artículos publicados sobre ella. El primero, en MIT Technology Review, se titula Lo llamaron una teoría de la conspiración. Pero Alina Chan tuiteó la idea de que el virus vino de un laboratorio. Y el segundo artículo publicado en el New York TimesAtrapada en el fuego cruzado sobre los orígenes del Covid. Ambos artículos sitúan a Chan, una post doctoranda en el Broad Institute afiliado a Harvard y MIT, como un ente catalizador de la hipótesis de que el Sars-Cov-2 pudo salir de un laboratorio. 

            Con una carta publicada en Science, Chan y una veintena de virólogos llamaron a una investigación más transparente sobre los orígenes del coronavirus. En la carta consideran que las hipótesis de un origen natural o un error de laboratorio no han sido evaluadas de forma balanceada. En publicaciones y declaraciones posteriores, Chan, junto al coautor de su libro próximo a publicarse, han cuestionado los esfuerzos realizados por la OMS y el gobierno chino para identificar los verdaderos orígenes del virus. Al mismo tiempo, asumen que es probable que nunca podremos conocer cómo se desencadenaron estos hechos. Sin embargo, Chan se mantiene en su objetivo principal: preguntarnos si una fuga de laboratorio pudo ser posible. 

            Reabrir la posibilidad de los orígenes del coronavirus ha producido una serie de preguntas. Las primeras y más esperadas, se asemejan a las interrogantes que hacían mis amigos: ¿quién sostiene esta hipótesis? Una posdoctoranda. ¿Es suficiente para tener nuestra atención? Siguiente pregunta: ¿qué evidencia muestra? La verdad es que poca, más bien cuestiona los vacíos en la evidencia del otro bando, quienes han respondido con revisiones detalladas como la publicada en Cell, donde se recogen los hechos que apoyan el origen zoonótico del virus. En el ámbito político, la Casa Blanca confirmó hace dos días la recepción del último informe sobre los orígenes del coronavirus que detalla que los esfuerzos para comprender las causas de la pandemia no han terminado.

            Es probable que en los próximos meses —o décadas— no tengamos la respuesta de cómo se inició la pandemia. Los debates en Twitter, publicaciones y reportajes sobre los orígenes del coronavirus tal vez no resuelvan la interrogante en un corto o largo plazo. Menos resolverán la pandemia. Sin embargo, para quienes encontramos a los científicos igual de interesantes que sus descubrimientos, este debate nos presenta un espectáculo en primera fila sobre cómo los investigadores cierran y abren debates, qué rol tienen las instituciones para establecer la autoridad, cómo se construyen narrativas aceptadas —o rechazadas— por la comunidad científica, lo políticamente correcta e incorrecta que puede ser la ciencia y otros destellos de humanidad en el quehacer científico.  

5 comentarios

  1. Marcel Velázquez

    Muy interesante, Alejandra. Había leído ya en el NYT un artículo sobre esa posibilidad combinada, origen natural y salida involuntaria de un laboratorio (Wuhan Institute of Virology). Creo que este problema de los orígenes del virus, como tú bien explicas, es una oportunidad para cuestionar desde la academia como se cruza lo «políticamente correcto» con los lugares de enunciación de autoridad y con las narrativas construidas desde la cultura.

  2. Lucho Amaya

    Bill Gates… (¿Quién será?)… :)… (mis momentos de impertinencia)… Bill Gates pronosticó esto que vivimos.
    Cuando leí a Gates diciendo eso (la entrevista traducida publicada en esos mismos tiempos, cinco o seis años hace como es público), por supuesto, fui uno de los que no le presto (mucho) caso.
    Recuerdo que cuando lo leí lo pensé y concluí, bueno, una distopía seguro.
    Saludos

  3. Antonio Barbarán

    Tuvimos algunos periodistas peruanos decir que se trataba de una teoría de la conspiración. La vida da vueltas y pues ya sabemos que se trata de una hipótesis válida. Deberían a estas alturas rectificarse (cof cof Marcos Sifuentes, Elmer Huerta).

  4. Eli

    Excelente artículo, nos muestra una posibilidad de causa del coronavirus y de su camino por aclarar que tanta posibilidad existe de que se haya escapado de un laboratorio.
    Buen trabajo

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