Volver para escribir


Mi retorno a una carpeta universitaria


Volver a las aulas universitarias siempre es especial. En los últimos años lo he hecho como docente, pero a partir de este ciclo me toca regresar también a una carpeta. Es decir, como alumno: he empezado la maestría de Escritura Creativa en la PUCP. ¿El objetivo de esta aventura? Escribir más. Siempre me ha gustado aventurarme en el mundo de la ficción, aunque lo único que he publicado —en libros y en artículos— son textos de no ficción, sobre todo relacionados a mi trabajo e intereses académicos. 

Llevé varios talleres de escritura cuando era estudiante universitario, y hace un par de años, en las noches de pandemia, con la maravillosa escritora Katya Adaui a través de Zoom. Imaginar personajes, crear realidades, jugar con las palabras me resulta liberador, muy entretenido, y me permite expresarme con menos barreras de lo que la realidad otorga. Me inscribí en esta maestría como un regalo para mí mismo y mi curiosidad. Como un paréntesis a la cotidianidad profesional y con la ilusión de darle cierta disciplina y constancia al interés de escribir. 

Ahora bien, ¿se puede enseñar a escribir? ¿Tiene sentido recibir clases de escritura creativa? Estas preguntas nos han acompañado en la primera clase con la escritora Giovanna Pollarollo, directora de la maestría. En el libro de Vanni Santoni Para escribir hay que leer se recogen algunas respuestas negativas a estas interrogantes por parte de escritores italianos, frente al fenómeno de las escuelas de escritura literaria que aparecían por primera vez en Estados Unidos. Una de ellas fue la de Natalia Ginzburg, quien dice: “Yo no creo (en la enseñanza de la escritura literaria). Así como no creo que se pueda enseñar a un adulto a crear. (…) Por supuesto, si tienes un manuscrito delante, puedes dar tu opinión, observar: esto me parece demasiado largo, esto otro, demasiado denso. Pero eso no es enseñar, sino simplemente dar consejos”. Otra es la de Franco Cordelli, quien exclama con más dureza: “Estas escuelas las detesto, las detesto todas. (….) Creo que para defender el poco sentido que aún le queda a la escritura es necesario separarla al máximo de la idea de que se trata de un oficio”. 

Evidentemente, no todos los escritores piensan así, sino no existirían escuelas de creación literaria con tantos escritores como profesores. Aunque algunos hacen ciertas salvedades: el propio Santoni, profesor de escritura creativa, señala que no se puede enseñar a escribir, pero que tal vez sí a pensar como un escritor.

En lo personal, imagino las clases de creación literaria como algo que podría acercarse a estudiar otro tipo de creación artística, como pintura o música, salvando las evidentes diferencias. El talento le pertenece al estudiante, lo que la experiencia académica le brinda son algunas herramientas para expresarlo, o la capacidad y confianza para, conociendo esas herramientas, dejarlas de lado y hacer algo distinto. Además, una de las cosas que más valoro de estar en esta maestría es contar con el espacio (entorno y tiempo) para incentivarme a crear, sin que todo lo demás que sucede en mi vida cotidiana me distraiga.

Eso sí, algo en lo que todos los escritores coinciden es en que un aspirante a escritor debe leer mucho, muchísimo. Y releer. Y pensar en lo leído. Ahí no hay mayor polémica.

Más adelante les contaré cómo me va en esta apuesta. Por lo pronto, si este tipo de experiencia les interesa, hay una serie de opciones de cursos en línea que pueden revisar.

En el alucinante portal de clases MasterClass pueden llevar el curso de creación literaria de la escritora canadiense Margaret Atwood. Lo he seguido y es un placer, como si estuvieses conversando con la autora de El cuento de la criadaen su biblioteca, recibiendo consejos para animarte a escribir. Está en inglés, pero hay la opción de subtítulos en español. Si buscan algo con sabor local, pueden hacer el curso virtual de nuestro querido Gustavo Rodríguez en el portal Domestika: Técnicas de escritura creativa: conmueve a tus lectores. No lo he llevado, pero siendo su lector y compañero de caiguas estoy seguro de que la experiencia está a la altura de las expectativas.

Si buscan algo virtual pero con mayor interacción, recomiendo con entusiasmo el taller de Katya Adaui. Entré por un mes y me quedé año y medio. Escribes, lees y criticas en cada sesión, en un ambiente cálido y de auténtica comunidad construido con cuidado y cariño por Katya. No tiene pierde. Pueden contactarla a través de esta página de Facebook para mayor información.

Y si todo esto les interesa pero piensan que ya es muy tarde en sus vidas para explorar esos rumbos, los dejo con una frase de Margaret Atwood: “Cualquier forma de creatividad humana es un proceso de crear e ir mejorando en ello… (Los escritores) no suelen alcanzar su plenitud a los 20 años. Suele ser bastante más tarde. ¿Por qué? Porque escribir tiene que ver con la gente y las historias tienen que ver con la gente, y sabes más sobre la gente y sus historias a medida que envejeces… ves más y experimentas más”.


Pensar, escribir, editar, diseñar, coordinar, publicar y promover este y todos nuestros artículos (y sus pódcast) cuesta y nosotros los entregamos sin cobrar. Haz click en el botón de abajo para contribuir y, de paso, espía como suscriptor nuestras reuniones editoriales.


1 comentario

  1. jorgelortega2055

    Me da la impresión que los escritores manejan un universo ficticio propio, que con talento van eligiendo historias y las cuentan. Si logran romper el límite que separa la ficción de la realidad en el lector, el éxito está asegurado.
    El talento es como un río, cuando está caudaloso necesita ser encausado.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Volver arriba