Tanques para aprender a leer


La solución a nuestra baja comprensión lectora es sencilla, al menos en la práctica


Javier Arévalo es novelista, ensayista, periodista y guionista de cómics, con más de treinta libros para niños, adolescentes y adultos publicados en Europa y América. Es un emprendedor social reconocido como Fellow Ashoka y ganador del premio Pearson para América. En 2006 impulsó y diseñó el Plan Lector en el Perú, diseñó las bibliotecas Crea de la Municipalidad de Lima y ha dirigido proyectos de fomento lector que han impactado en el desarrollo de la industria peruana.


Cuando la solución de un problema no solo es sencilla, sino que ha sido probada y no se aplica, cabe preguntarse si resolver el problema colisiona con los intereses de quien tiene la posibilidad de solucionarlo. Cada año estamos entre los últimos países en comprensión de lectura: es un problema con solución aplicada por China y Finlandia, Alemania y Francia, Canadá y Noruega, no es un secreto de estado, aunque en Perú parece un secreto para el Estado y, si es así, por aquí se lo revelo al ministro de Educación: consiste en crear acceso al libro y la lectura mediante un servicio de bibliotecas escolares, y contar con mediadores de lectura que desarrollen mediación lectora en padres, profesores y alumnos para crear una comunidad de lectores. Es vital, por tanto, la existencia de una política nacional que asegure los fondos para mantener vivo un sistema de bibliotecas escolares, porque la lectura es un hábito que se contagia y se mantiene solo con acceso.

La escuela peruana, pública y privada, produce niños y adolescente incompetentes para comprender un texto en una proporción de 7 de 10. Una persona que no comprende un texto, no estudia; si lee, memoriza; tampoco es eficiente para comunicarse en forma escrita y tendrá siempre dificultades para procesar conceptos complejos. Su imaginación no ha sido alimentada como la de un lector, ni su creatividad cuenta con las referencias que tienen aquellos. Sus problemas para abstraer son visibles, carecen del vocabulario suficiente para entender no solo el libro que leen, sino al mundo donde viven y a sí mismos: un peruano promedio deformado por nuestra educación pública y privada. 

Durante veinte años he realizado incidencia pública sobre este tema. Me tocó diseñar el Plan Lector Nacional y mis esfuerzos priorizaron que la nueva Ley del Libro estuviera más enfocada en el derecho a leer que en reducir impuesto a la importación de libros o exoneraciones en el pago del IGV. En este tiempo, muchos funcionarios me han mirado como si les intentara explicar cómo trabaja el acelerador de hadrones en Suiza. Todos dicen: no hay plata. ¿Esta gente lee —me asombro—, pero ignora cómo hacer leer? 

Lo que en realidad no existe, les explico, es una dirección nacional de bibliotecas escolares: una oficina que en cualquier país civilizado ocupa su lugar en el organigrama del Ministerio de Educación.

Dado que no existe esa dirección, tampoco existe su tarea, su meta, sus objetivos, que deberían ser atender a ocho millones de alumnos, a sus padres y profesores. Como no existe, no hay asignación de presupuesto. Si el Ejército careciera de una división blindada, pero sí contara con fondos para pertrechos de aerotransporte, y un general de aerotransporte comprara un tanque con lo que le han dado para adquirir cien mil paracaídas, sería procesado por malversación de fondos. Esto ocurre en el MINEDU: existen direcciones de secundaria, de primaria, de capacitación, de infraestructura, pero no de bibliotecas; así que plata hay para capacitar en cómo hacer leer, pero no para lograr que la comunidad lea efectivamente.

El Estado peruano es responsable de colocar a sus ciudadanos al final de la cola en todas las mediciones de comprensión de lectura del mundo: si un escolar no comprende no está estudiando, porque no puede, así que todo lo que MINEDU hace en este momento, todo lo que nos cuesta, además, es inútil. ¿A quién beneficia tener una sociedad de víctimas condenadas a ser iletradas, a no poder estudiar, a reproducir el círculo de su pobreza? Toda decisión política no es azarosa, produce resultados y estos son visibles. Los siete niños condenados a la incompetencia para leer son el resultado de una política en aplicación, la consecuencia de un sistema que actúa y que alcanza así sus metas. Como en una multiplicación, el producto es consecuencia lógica de una operación. Y esta operación ocurre y su producto hace daño.


Pensar, escribir, editar, diseñar, coordinar, publicar y promover este y todos nuestros artículos (y sus pódcast) cuesta y nosotros los entregamos sin cobrar. Haz click en el botón de abajo para contribuir y, de paso, espía como suscriptor nuestras reuniones editoriales.


1 comentario

  1. Edgard Bendezú "FABULINKA "

    Un docente que quiere que sus niños comprendan lo que leen, tiene primero que hacer ver a sus padres la importancia de la lectura, lo que está actividad humana va a servir en el presente y en el futuro para su hijo. Frases para motivar la lectura: Menos chateo y más yo leo. No sólo hay que mover la cintura, hay que practicar la lectura. En estos tiempos más que tener algo bello o feo, quien comprende lo que lee tiene un gran trofeo. Tengo más. Soy escritor y cantautor. Les invito a visitar mi canal de YouTube FABULINKA TV donde hay canciones infantiles y algo más.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Volver arriba