¿Quiénes son ustedes para elegir?


La deshumanización detrás de un presunto fraude electoral


Muchos pensábamos que con la última ánfora cerrada acabaría el tortuoso enfrentamiento entre nuestra ciudadanía por la segunda vuelta presidencial, pero una vez traspuesto el umbral del 96% de actas electorales contabilizadas, la historia tomó un giro esperable: sin confirmación oficial de victoria o derrota, quienes ya se sentían perdedores alzaron la voz para clamar fraude. Pese a la evidencia de unas elecciones limpias, un sector de la población se rehúsa a aceptar que la otra mitad (más 0.50%) tiene la capacidad de elegir a quien debe gobernar el país. 

            La resistencia a aceptar un resultado electoral puede ser entendida como una falta de empatía o una incapacidad de oír al “otro”. Desafortunadamente, para que la empatía y la capacidad de oír existan es necesario considerar al “otro” parecido a uno mismo. Reconocer la humanidad del otro es la base de la empatía. En una sociedad marcada por profundos procesos de deshumanización, era de esperar que algunas decisiones valgan menos que otras. 

            La deshumanización como concepto hace referencia tanto a procesos de transformación de los rasgos humanos a partir de las nuevas tecnologías, como a estrategias discursivas de la Alemania nazi. El punto en común es el cuestionamiento de la humanidad de las personas.

            Por ejemplo, las nuevas tecnologías replantean lo considerado inherente a lo humano, como la inteligencia. De forma más peligrosa, ideologías como el nazismo negaban la humanidad de los judíos para justificar el genocidio. Esta última acepción es la que nos sirve para entender la ausencia de empatía entre grupos sociales. 

            Hay distintas formas de negar la humanidad de una persona. Representarla y entenderla como un objeto, animal o como “el enemigo” son algunos ejemplos[1]. Para lograrlo, es común utilizar términos despectivos como “ratas”, “simios”, “bichos”, “cucarachas”. Los discursos de odio recurren a este lenguaje para exacerbar las diferencias entre el “ellos” y el “nosotros”. 

            Organizaciones extremistas, y no solo ellas, utilizan esta estrategia para facilitar sus ataques a una persona o un colectivo. Desestimar la humanidad de las personas hace posible dañarlas sin remordimiento o culpa. Sin nombre o apellido, familia o sentimientos, no importa nada –o casi nada– quiénes sean las víctimas. 

            En un sentido no tan extremo está la ciudadanía que, mediante discursos hegemónicos deshumanizantes, pierde la sensibilidad hacia el sufrimiento de algunos grupos. En la ecuación hay un grupo de espectadores que son al mismo tiempo indiferentes y cómplices al daño infligido sobre los cuerpos desprovistos de humanidad. La idea común de que “los pobres son pobres porque quieren”, se traduce en una indolencia ante las consecuencias de la pobreza en las personas. 

            En su columna para el New York Times sobre las últimas elecciones, Alberto Vergara reflexiona: “El miedo al precario Castillo no es electoral únicamente, se teje sobre la secular angustia limeña frente a ‘la indiada’; una muchedumbre apostada allá lejos en la sierra que les resulta tan incomprensible como amenazante y que, en esta circunstancia, podría poner el mundo de cabeza derrotando al Mónaco limeño.” La “indiada” es una categoría real aún utilizada sistemáticamente para referirse a un grupo de personas en el Perú. Si creímos que su uso estaba reservado al ámbito privado, la segunda vuelta sacó a relucir en el espacio público discursos como este sobre el “otro” andino, ignorante y violento. ¿La meta? Presentarlo como la amenaza a una democracia, en la realidad desigual desde sus cimientos. 

            La racialización es otra forma importante de deshumanizar. Asignarle a alguien una raza y tratarle en base a esa categorización cuestiona su humanidad inherente. La construcción de la raza implica que algunas personas son más humanas que otras. Así sirve y ha servido para justificar el dominio de un grupo humano sobre otro, como si se tratara de dos especies distintas. Sirvió para justificar la colonización de personas indígenas y justificar la esclavización de personas africanas. Sirvió para proceder con las esterilizaciones forzadas. Sirve ahora para cuestionar los resultados electorales. Hoy las élites, acostumbradas a ser elegidas, se preguntan: ¿es posible que la “indiada” sepa elegir a su representante también “indio”?

            La deshumanización es una trampa. Quien pretende despojar de humanidad al otro se despoja de humanidad a sí mismo. La incapacidad de reconocer la similitud entre personas, deshumaniza tanto al oprimido como al opresor. En el proceso perdemos no solo a nivel simbólico. En la práctica, un sistema de referencia en el cual se acepta la humanidad de todas y todos sirve para regular nuestra conducta y convivir pacíficamente. 

            Conforme nos acercamos a los resultados oficiales de las Elecciones Presidenciales del 2021, ronda un llamado a la reconciliación. En efecto, hay muchas acciones que ameritan pedir perdón y ser perdonadas. La pregunta es cómo hacerlo en una sociedad de inferiores y superiores, humanos y menos humanos. El requisito mínimo para la reconciliación real será hacer visibles y aceptar las raíces de la deshumanización en nuestra sociedad. La unión, el respeto y la fraternidad se dan con humanidad, no sin ella. 


[1] Glosario audiovisual de las víctimas del terrorismo. https://glosariovt.com/glosario-vt/deshumanizacion/

14 comentarios

  1. Carmen Espinoza

    Bien dicho, Sharún. Lo que en verdad expresan aquellos que se niegan a aceptar el triunfo de Castillo, es que sólo valen los votos de un sector de la población, los que votan como ellos.
    Los otros no pueden tomar decisiones. Los otros no valen igual. O como dice Sharun, no se les reconoce como «humanos» de igual valor.

  2. Sofia

    Y como hacer para qué ese otro grupo que desprecia y no se pone en el lugar de los más necesitados puedan entender sus demandas válidas y lo más grave es que muchos son originarios de los lugares
    donde ahora las personas hoy están cansados de tanta indiferencia.

  3. Victor Aguilar

    No creo que una persona medianamente leída crea que los pobres son pobres por que quieren. Está claro que no hay las mismas oportunidades para todos y eso debe cambiar. Mi opinión personal es que el socialismo no puede resolver ese problema.
    ¿Lima es Mónaco asustada por la indiada? Entonces como es que Cartrabayllo, Comas, SJL, el Agustino, VMT, VES, SMP han votado mayoritariamente en contra de la propuesta de Castillo?
    Ser empático no implica que uno no pueda defenderse ante un grupo si considera que ha sido vulnerado en sus derechos por dicho grupo. Bajo esa lógica si alguien me roba, entonces por empatía no debo denunciarlo por que es pobre o de otra raza. «Pobrecito, no tuvo oportunidad»
    En primera vuelta, el 80% de peruanos no optó por ninguno de los dos candidatos. En segunda vuelta vuelta 50% de peruanos no quisieron a Castillo, seamos empáticos y no los tildemos de «Mónaco-racistas». Es una simplificación demasiado burda.
    P.D. Sólo para pensamientos binarios: No soy Keikista, nunca lo he sido, creo firmemente que la Sra K debe desaparecer de la política y que mucho de lo malo que le ha sucedido al país es responsabilidad de ella. Espero que lo que hemos avanzado como país y lo que queda por hacer, entre ello, dar oportunidades a más peruanos, no sea destruido por irresponsables en el poder.

    • Carola

      Gracias por decirlo

      Es complicado abrir el diálogo cuando se inicia con un prejuicio tan fuerte y despectivo abiertamente

    • Miguel

      <>

      ¿Sí notas que en ningún momento dejas de hablar de Lima? De hecho, el que te refieras a Carabayllo, Comas, SJL, etc, como lugares ajenos, lejanos o distintos de Lima, ya revela un marcado prejuicio contra todos estos distritos de la metrópolis donde su población, por motivos que no aclaras, te siguen pareciendo parte de una «indiada» que no pertenece a los vecinos de la ciudad.

      • Víctor Aguilar

        Lee de nuevo, bueno mejor te explico: me refiero a que son parte de Lima. En ningún momento me he referido a su origen étnico, la autora de la columna si cuando se refiere a la “angustia limeña frente a la indiada” Esos distritos son Limeños. En todo caso define Lima. Yo no creo que los pobladores de estos distritos se crean parte de una élite y el resto del Perú sea la “indiada” eso lo dice la autora. No le busquemos 5 pies al gato. Punto aparte, técnicamente Castillo ha ganado con el 15% de los votos en realidad, el 35% restante son votos anti-K. Espero que recuerden que Castillo ha tropezado y por cosas del destino cayó en el poder.

  4. Rosen Mary

    Pusiste en palabras todo lo que pienso. Porque no es solo que Castillo no tenga un plan o sea improvisado, sino que realmente molesta ver a un «indio», «cholo» alguien que consideran como «inferior» como ganador. Esta elección ha sacado a luz la división racial en su máximo nivel y que se veía en hechos aislados, pero que todos los serranos sabemos bien que existe y crecimos sabiendo que hay peruanos de primera y segunda, donde solo unos pueden tener derechos.

    • Ana

      No me interesa que sea un indio , continuando con el calificativo que está usando, lo que me molesta es que es un improvisado, no sabe o no comprende conceptos básicos, para una persona que pretende la presidencia de la República, acuérdense que ya hemos tenido al Cholo Toledo, a Ollanta, al chino, al malvado de Vizcarra Moquegua, y el chino, amada de eso importa , pero que esté preparado, por lo menos que mantenga una conversación coherente, así que no hay clasismo, ni razismo.
      Particularmente deseo que la poblaciones más vulnerables sean atendidas con alimentos , vacunas, agua y que cada hogar tenga una cocina ecológica que también les sirve de calefacción.
      Que tengan colegios energía solar en paneles, para generar electricidad, hospitales, amo a mi Perú y a su gente de cualquier lugar del Perú, pero que si aspira al máximo cargo, por lo menos que se prepare, Castillo no es ese hombre.

      • Rosanna

        El privilegio de la educación, es de pocos, y que sea un candidato del interior del país, un profesor con mucho esfuerzo no merece ser tratado como menos. Reflexionemos, es la consecuencia de lo negado para ellos. (Educación mediocre). Es momento de que se haga un giro, equidad para todos los peruanos en educación, para que en el futuro exijamos óptima preparación a los que postulan a la presidencia.

  5. Alicia

    Un análisis muy bueno y necesario para repensar nuestra sociedad

  6. DIEGO ZAMUDIO AYALA

    Lamentablemente, estamos en un contexto en el que nuevamente recurrimos al clasismo para desestimar la elección del menos privilegiado. Ya no es una cuestión de los candidatos presidenciales, ahora es el peruano que ha perdido su rumbo y probablemente no será testigo de su propio error.
    Buen artículo Sharúm Gonzales.

  7. Arturo Portilla Valdivia

    Comparto plenamente por lo expuesto por Sharún Gonzales y como profesor agregó, que la finalidad fundamental de la educación debería ser coadyuvar a humanizar la humanidad

  8. Diego

    Como dijo José Carlos Agüero en una reciente entrevista, las elites hasta llegaron a concederle el derecho a voto a las y los indígenas y campesin@s, pero nunca el derecho de ser ellos mismos los que pudieran ser elegidos. .

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