Primeros auxilios antidiscriminación


¿Qué haría usted si fuera sujeto de discriminación? 


La mía no es una pregunta retórica ni de reflexión sobre emociones: literalmente, ¿qué pasos tomaría ante una situación discriminatoria hacia usted? 

            Si alguien nos roba, sabemos que debemos ir a la comisaría y poner una denuncia. La discriminación también es un delito, pero ¿podemos proceder de la misma manera? De acuerdo a la I Encuesta Nacional sobre Diversidad Cultural y Discriminación realizada por Ipsos por encargo del Ministerio de Cultura, las comisarías son uno de los lugares donde ocurren más casos de discriminación. Un círculo vicioso: ir a denunciar la discriminación en una comisaría activaría otra potencial experiencia de discriminación.

            Luego de que la empleada de una tienda Tai Loy  acosara a una ciudadana racializada negra el 4 de julio, decenas de personas se concentraron en la plaza municipal de Barranco el domingo pasado. Exactamente una semana después de los hechos, personas identificadas con similares experiencias de discriminación arengaron por justicia y marcharon por sus derechos. La cantidad de asistentes, obviamente, no se asomaba a la cantidad real de peruanas y peruanos afectados por la discriminación racial.

            Imagino que hay personas que nunca han considerado que podrían ser víctimas de discriminación. Eso es un gran privilegio en un país donde 1 de cada 2 peruanos/as “se ha sentido algo discriminado, discriminado o muy discriminado”. El 53% de personas encuestadas por Ipsos es consciente de que los peruanos son muy racistas o racistas. El principal motivo de discriminación en el país, detectado en ese mismo estudio, es el color de piel. 

            Entonces, es claro que la discriminación racial es un problema y que afecta a muchas personas. Aún más grave, las cifras de denuncia son mucho menores que la cantidad de situaciones de discriminación racial. Han pasado 21 años desde que la discriminación pasó a formar parte del código penal mediante el artículo 323 y muy pocas sentencias han aplicado ese tipo penal en este período. Son tan pocos los casos, que uno de los argumentos que ampara a la tienda denunciada por discriminación racial es la ausencia de antecedentes. Ninguna empresa privada ha sido sancionada antes en una situación similar. 

            El desconocimiento de las leyes y los procesos son algunas razones para el desfase que hay entre denuncias y casos. A esto se le suma lo largo y tortuoso del proceso. 

            En marzo de 2012, la ciudadana Azucena Algendones decidió colocar una denuncia por las agresiones de una compañera de trabajo en SEDAM Huancayo. La sentencia por el delito de discriminación fue dictada en noviembre del 2015. Las pruebas y evidencia de discriminación estuvieron disponibles desde el inicio del proceso. Sin embargo, la misma Azucena declaró a propósito de la sentencia: “Al principio nadie quería tocar mi caso y fueron muchas las veces en que pensé no continuar”. Si a ella le fue difícil continuar un proceso con pruebas de por medio, podemos estimar qué sucede con el grueso de los casos en los que no hay “evidencias”. ¿Es posible siquiera pensar en denunciar cómo nos miran en la calle o cómo nos gritan nombres y adjetivos desde los buses? 

            La discriminación racial es un delito. Como tal, puede y debe ser denunciado en cualquier comisaría. Si la comisaría es un lugar hostil, el Ministerio Público y la Defensoría del Pueblo son otros espacios a los cuáles acudir, además de la plataforma del Ministerio de Cultura, Alerta contra el Racismo. Esta última cuenta con un sitio web y una central telefónica: (511) 618-9393, anexo: 4159. Si usted o alguien que conoce ha sido sujeto de discriminación racial pero no sabe cómo denunciarlo, acérquese a alguna de esas dos plataformas. Encontrará quien le ayude. Para combatir la discriminación racial, es sumamente importante denunciarla.

            Finalmente, deseo recordar que también ha transcurrido una semana desde que escribí por primera vez sobre el caso de acoso racial en Barranco y la forma en que los medios de comunicación cubrieron la noticia. Hoy, como estaba presagiado, el caso tiene menos importancia en la agenda mediática: al plantón organizado en Barranco no acudió ni un solo medio de la prensa local. Ni siquiera asistieron los canales que con insistencia llamaban a la denunciante para saber al detalle cómo el extraño fenómeno de la discriminación racial la había afectado. Afortunadamente, el proceso judicial no depende de los medios. ¿O sí?

2 comentarios

  1. Lucho Amaya

    LA DEFENSORÍA, óptima como alternativa.
    Saludos

  2. Importante reflexión. Le sumo la interseccionalidad de género y LGBT+. Me ha pasado vivir las tres discriminaciones al mismo tiempo y encima luego sentirme mal por no haber sabido recitar nuestros derechos y hacer el escándalo que se merecía.

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