El eterno espectro del comunismo



Estos días ha circulado en redes una imagen de la campaña presidencial de 1963 en la que se presenta la elección de ese año como una en la que se debe salvar al país del comunismo que “iba” a implantar Fernando Belaunde. Más de 55 años más tarde nos puede parecer divertido ver al arquitecto como un representante de la izquierda, o nos puede generar cansancio que los temores al comunismo sigan prácticamente intactos. Parece también como si la guerra fría no hubiera terminado en el Perú. ¿Por qué?

            En gran medida, porque seguimos viviendo en un país extremadamente desigual, donde todavía se viven las secuelas de un conflicto que desangró al Perú y sobre el que no hemos logrado construir consensos mínimos. Ahora que tenemos a un candidato presidencial que abiertamente reivindica ser de izquierda y que no tiene ningún empacho en presentar una lucha de clases entre ricos y pobres, quienes se sienten –con toda razón– amenazados reaccionan una vez más desde el miedo.

            Más allá de lo que podría ejecutar un eventual gobierno de Perú Libre y Pedro Castillo, o del ideario presentado por Vladimir Cerrón en su plan de gobierno, lo que queda muy claro es que un sector de la población tiene un terror profundo a todo lo que puede significar la izquierda, la cual inmediatamente se asocia con Velasco, Venezuela y Sendero. Le sucedió a Verónika Mendoza, a Martín Vizcarra e incluso a Francisco Sagasti. En mi muro de Facebook un pariente me recuerda que “en los últimos 20 años la izquierda no hizo nada por el Perú”, y yo me pregunto cómo iba a hacer algo si nadie con un programa medianamente de izquierda ha estado ligeramente cerca del poder.

            Pero volvamos a la historia. En los 60 existía el MIR (Movimiento de Izquierda Revolucionaria), una guerrilla de inspiración cubana liderada por Luis de la Puente Uceda, un aprista radicalizado que inició un programa de lucha armada durante el gobierno de Belaunde que consideraba que la Reforma Agraria no era posible por la vía democrática. Los campesinos del valle de la Convención ya habían estado tomando tierras desde mucho antes y Acción Popular tenía como símbolo la lampa, justamente porque buscaba un reformismo. La prensa de entonces aseguraba con delirio que el Che Guevara ya estaba en Madre de Dios y que sus refuerzos llegaban en avionetas desde Cuba, pero que la guerrilla había sido exterminada con Napalm.

            Los militares que la combatieron sacaron luego sus propias conclusiones y decidieron que el reformismo de Belaunde no lograría el cambio que, según ellos, necesitaba el país para evitar una revolución: dieron un golpe de estado e instalaron el Gobierno Revolucionario de las Fuerzas Armadas, cuya medida más emblemática fue la Reforma Agraria. Nuestra política estaba tan virada a la derecha que, mientras que en el resto del continente los gobiernos militares eran de derecha, en el Perú se implantaron medidas representativas de la izquierda.

            Pero ellos no fueron los únicos en sacar sus propias conclusiones sobre la desigualdad. En esos años surgió la visión apocalíptica de Sendero Luminoso que, siguiendo el “pensamiento Gonzalo” predicado por Abimael Guzmán, sostenía que el Perú solo cambiaría instaurando una lucha armada que debía bañar de sangre al país. Por más de una década, cientos de miles de peruanos vivimos el terror de manera diferenciada, con el privilegio mediando nuestro sufrimiento. La lucha fue “del campo a la ciudad” y quienes más sufrieron fueron los peruanos que menos oportunidades tenían y, en muchos casos, fueron ellos mismos, organizados como rondas campesinas y comités de autodefensa, quienes derrotaron a Sendero en sus comunidades.

            Las conclusiones que sacamos los peruanos de los años de conflicto, tanto alrededor de la Reforma Agraria como los de las guerrillas de Sendero Luminoso y el MRTA, son variables. Todos estamos de acuerdo en que la lucha armada no es la solución a los problemas del país. Pero si bien para algunos el modelo económico implantado en los 90 dio como resultado una gran bonanza, para otros sus frutos han sido magros o inexistentes. La corrupción, la ineficiencia y la incapacidad para proveer de servicios básicos a una gran parte de la población es innegable. La pandemia no ha hecho más que desnudar esta realidad.

            Esto nos lleva de regreso al eterno espectro del comunismo, que acecha cada cinco años porque muchos consideran que el modelo económico no los representa y quieren un cambio. Si una de las poquísimas maneras que tienen las mayorías de expresar su descontento es el voto, que no nos sorprenda que voten una y otra vez pidiendo cambiar un sistema que no les ha dado nada. Hay diferencias muy grandes entre el comunismo, el socialismo y el populismo de izquierda, y también quedan preguntas sobre la viabilidad de estas propuestas. Pero  sobre lo que no hay duda es que el temor a la lucha de clases viene de muy larga data en un país que, como el Perú, sigue siendo muy desigual. 

P.S. En una próxima columna hablaré sobre ese cuco que es Venezuela.

10 comentarios

  1. Jorge Cabrera Gómez

    Yo me he quedado con una frase de Svetlana Alexiévich: “La idea comunista volverá a nuestras vidas”. Ella vivió en Suecia antes de ganar el Premio Nobel, dice que en Suecia hay mucho socialismo, en la educación, en la salud, la justicia, en los impuestos. Dice que “cuando una sociedad llega a una etapa de evolución de la conciencia, aparecen los elementos del socialismo”. La sociedad socialista no se da en los países pobres sino en los países con conciencias avanzadas. El comunismo no tiene nada que ver con su versión rusa, cubana,…
    Sobre la Reforma Agraria de Velasco, no tenía nada que ver con el socialismo, sí con la justicia social y era una necesidad para el avance del capitalismo

    • Marco Romo

      Si hubiera un modelo más justo de hecho estaría a la vista, pero la experiencia de los tigres de asia, nos revela que el capitalismo bien llevado trae altos beneficios. Los países europeos que han alcanzado la sociedad del bienestar primero fueron países capitalistas desarrollados, antes de elevar la tasa de impuestos hasta llegar en algunos casos al 50%, pero que ahora se viene reduciendo progresivamente. Entonces, cuando se habla de cambiar el modelo, quienes lo proponen no señalan a cual, no señalan su referente. Creo que si en el Perú faltó continuar con las reformas económicas e institucionales, para erradicar el lobbysmo de los mercantilistas. Se debe crear la meritocracia en todas las instituciones del Estado, mejorar la calidad de la regulación en todos los ámbitos que afectan el costo de los servicios, osiptel, osinerg, ositran, etc, tal como se viene haciendo en el sistema financiero.
      Fortalecer el Estado en los lugares más alejados. Dar asistencia técnica a los gobiernos regionales y locales del interior para que realicen proyectos de mejora de riego, caminos rurales, que permita integrar más al mercado a los pequeños productores rurales, incrementando sus ingresos. Desarrollar cadenas de valor para mejorar la producción rural mediante asociatividad, dotar de semillas mejoradas e integrar con el comprador exportador y/o su venta al consumidor. Extender el SENATI a provincias para tener los mandos medios que demandan las empresas en provincias, como lo es el SENA en Colombia, no tanto universidades privadas. Extender filiales de las universidades de prestigio a provincias, para brindar una educación superior de calidad con profesores que tienen experiencia laboral y hacen investigación. Estas y otras ideas pueden mejorar el Estado y sacar de la pobreza a nuestros compatriotas del interior. No es necesario cambiar el modelo, pues la fuga de capitales solo traerá pobreza.

  2. Enrique Cruzalegui

    Un gusto leer a la dra. Sobrevilla.

  3. Lourdes Paredes

    En un pais sin consciencia de enfermedad, ver fantasmas es el mecanismo perfecto donde la paranoia es refugio ante la negación de la realidad y la posibilidad de enfrentarla. Con tal daño psicológico que muestran carencia o parálisis de afrontamiento, es posible ver en el «mal menor» la salvación, muy a pesar que aquél presente, no solo rasgos sino un trastorno.
    La salud mental tan venida a menos en nuestro país también evidencia las conveniencias de un sistema demencial.
    Saludos Natalia

  4. zeta

    Mi familia es de la sierra de Lima y siempre escucho cómo con resignación dicen «derecha o izquierda da igual, todos nos roban» :'( y se agrega la idea de que «el pobre es pobre porque quiere» y cosas así… Una se pregunta por dónde empezar a desenredad la bola de malentendidos 🙁

  5. Guillermo Figueroa Tangüis

    El miedo paraliza, atonta y ayuda a llevar fácil el rebaño.

  6. Federico Alponte-Wilson

    El ex premier Salvador del Solar en una última entrevista dijo: «Pedro Castillo representa a un gran porcentaje de la población que no solo necesita ser escuchado sino atendido…»
    El día que los ciudadanos limeños reconozca(mos) que nuestro país no solo tiene varias regiones o pisos naturales sino tambien diferentes niveles socioeconómicos con los mismo derechos desde la independencia (¿?) nuestra realidad comenzará a cambiar.

  7. Victor Aguilar

    La izquierda ha sido gobierno regional de Cajamarca, elegidos por voto popular, por más de 12 años. Tuvieron recursos de sobra provenientes de la actividad minera (que dicho sea de paso asume el rol del estado invirtiendo más de 400 millones de dólares en infraestructura, hablando sólo de una de las 6 que opera en la zona) Goyo Santos prometió en su campaña una «revolución del agro». ¿Qué hicieron con 4000 mil millones de canon + regalías + aporte voluntario? Si, la izquierda no ha hecho nada por el país al menos no por Cajamarca. El sistema genera recursos, los gobiernos regionales no saben gestionar y en el peor de los casos se dedican a robar. ¿En verdad tienen dudas de que Castillo representa a SL?

  8. Martin Castillo Mendoza

    Lucidez extraordinaria !!! Que orgullo tener a una intelectual de la talla de la Dra. Sobrevilla que, para variar, es muy poco conocida en nuestro país pero puede aportar enormemente con su sapiencia en el camino hacia un país más justo .

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