Consejos de pata para mi país


Siempre es posible emocionarse por 28


No me gustan mucho las fechas conmemorativas ni la presión social que se genera alrededor de ellas. Si me pongo un poquito racional, podría dar argumentos respecto al tiempo: la manera en que lo medimos es una convención arbitraria, o su flujo tiene más de lineal que de cíclico (ya lo pasado, pasado). 

Este 2021 la cosa viene con una dosis adicional de presión, pues son 200 años. Si las cifras terminadas en cero nos llaman la atención, las que terminan en dos ceros nos fascinan más. Igual, podría argumentar que esta es otra convención arbitraria y que dos al cubo por cinco al cuadrado –la descomposición en factores primos de 200, su ADN– no tiene nada de especial.

Pero como buen humano, soy un atado de contradicciones. Comenzando por lo obvio, disfruto el feriado.[1] Trato de no perderme el discurso presidencial cada 28 de julio y confieso que luego me paso la tarde tarareando las marchas militares inadvertidamente. Me gustan las ferias. Antes, la del Hogar me resultaba imperdible: de niño me subía a todos los juegos mecánicos y, un poco después, vi por primera vez a varias de las bandas de rock que todavía disfruto. En años más recientes, la del Libro tomó su lugar. También adoro las ferias de postres criollos que en estos días de garúa se ponen más sabrosas. Así que el disfraz de Grinch patrio no me queda muy bien tampoco. No soy tan extremo.

Sin embargo, sí le presto mayor atención a las conmemoraciones individuales. Uno de mis rituales mañaneros es revisar en Facebook la lista de mis amigos que están de cumpleaños. Si el tiempo lo permite, trato de saludarlos. Si se puede, chateamos o hasta hablamos un poco. Así que, si el Perú fuera mi amigo, hoy le habría escrito estas líneas de saludo:

¡Feliz aniversario! Veo que tu vida anda un poco agitada últimamente. Aunque, a decir verdad, la vida de varios como tú está complicada. Este coronavirus ha sido un golpe fuerte para el que no estabas bien preparado. Pero vas a salir de esta, como has salido de varias. Eso sí, llévate algunos aprendizajes de todo lo que está pasando.

Desde mi (de)formación profesional, lo primero que te puedo recomendar es una vida más balanceada. Tener una buena macroeconomía es imprescindible, no hay duda, pero eso no es todo. Necesitas también una buena microeconomía.

Para esa mejor microeconomía, deberás prestarle atención a dos grandes grupos de pendientes: hay que mejorar las reglas de juego microeconómico y necesitas un mejor comportamiento de las personas y empresas. Reglas y conciencia.

Tener mejores reglas no es sencillo, hay que buscarlas tratando de encontrar un balance entre lo ideal y la realidad. Además, necesitas que sean adecuadas. Si regulas con asfixia, desaparecerán los mercados. Si desregulas libertinamente, habrá abuso. Ejemplos de errores de ambos tipos abundan, tanto en países vecinos como en tu pasado reciente. 

Respeta a tus instituciones, ellas ayudan a que la rutina sea más saludable. Probablemente eso sea imperfecto y algunas veces limitante, pero es mejor que la vida caótica e impredecible que vienes llevando. 

Entre las reglas y la conciencia reside uno de tus males crónicos: la informalidad. Esta ha invadido demasiados ámbitos de tu vida. La alta informalidad no solo está en los mercados de trabajo, está también en los comercios, la tributación, el tránsito, el acceso a la vivienda, y varios más. Presta atención también a que muchas veces se usa el término “informalidad” como un eufemismo para “ilegalidad”. Tienes que decirle no a la corrupción.

Te falta invertir mucho más en las personas. El acceso a una salud y educación de calidad para todos, independientemente de la capacidad de pago de los hogares, debería ser el paquete mínimo al que aspire una nación saludable. Un paquete extendido, muy necesario también, debería contemplar una red de protección social, seguridad ciudadana, vivienda, transporte, respeto a la identidad, y una igualdad ante la ley que sea real y efectiva, práctica, no solo en el papel.

Usa mejor el talento de tu gente. Deja a un lado los amiguismos, compadrazgos y varas. En una sociedad más meritocrática ganan todos. Es natural que los padres quieran el mejor futuro para sus hijos, pero cuando el acceso al éxito se hace por encima de los méritos varios pierden: el país, los propios hijos y los demás, que son mayoría. Es bueno ser un país con mejores oportunidades para todos. Y todas. Recuerda que la desigualdad de género es tan injusta como injustificable. 

Quiérete, pero diciéndote la verdad. Abandona los discursos falaces, que ya caíste en varios. Como me queda poco espacio te mencionaré solo uno de ellos: durante mucho tiempo tu gente se la ha pasado convencida de ser una nación de emprendedores, los más creativos e ingeniosos del planeta, los reyes de la inventiva. Eso está bien, pero la realidad nos viene demostrando que es clamorosamente insuficiente. Esas habilidades socioemocionales, si no van de la mano de un desarrollo sólido de habilidades cognitivas, serán poco útiles. Haz que tu gente lea más y haga más matemáticas. Que asuma un rol más activo en la búsqueda de las verdades. Eso será clave para tu futuro.

Espero que estos consejos, de un pata economista, te sean útiles. No olvides lo que ya te he comentado otras veces: la tarea no es solo tener una mejor economía, hay que construir también una mejor sociedad. No sé si te lo he dicho antes con tanta claridad, pero te quiero infinito. Quiero lo mejor para ti. Feliz 28, mi país hermoso. 


[1] Aunque no dejo de pensar que más de la mitad de mi vida profesional la he pasado en lugares donde el 28 de julio es un día cualquiera. Así que la parte menos racional de mí insiste en que la vida me debe varios feriados.

6 comentarios

  1. Reglas y conciencia para transitar de la informalidad a un Perú de talentos con más capacidades cognitivas para trabajar y emprender. Mi sueño: un país que inicia 2do bicentenario con la bandera de lucha contra la corrupción. No pierdo la esperanza y espero en mi sillita hoy hasta las 4 y 30 pm, mi querido 28.

    • HUGO R NOPO

      Es dificil, pero no perdamos la esperanza, querida Lucia.

  2. Rosa Pelaez

    Sueño con un país con niños encaminados en el desarrollo de sus habilidades emocionales y cognitivas como bien dices y el Perú debe asegurarlo para dar la verdadera libertad.

  3. Nelly Vargas Amado

    Buenos consejos a nuestro querido Peru , Hugo !
    Nuestras recientes autoridades lo entenderán? Lograrán separar sus apetitos personales de los cargos que asumen?
    Por lo pronto tenemos a una Presidenta del Congreso , que de manera abusiva rompe el Protocolo sin pestañear! Y el , ahora , Presidente Castillo, no demuestra dar buenos primeros pasos . Una lástima!
    Ojalá, pueda con el cargo …. A nadie le conviene la inestabilidad del País ,

    • Gerardo Castillo

      Por una mejor economía y, como bien señalas Hugo, por una mejor sociedad. Nos debemos unas felices fiestas.

  4. Lucho Amaya

    EXCELENTE SALUDO
    Aunque, sobre el tiempo, son los sucesos los cíclicos, pero no como determinismo, sino por inoperancia (corregible) nuestra (del ser). Mi opinión.
    Saludos.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Volver arriba