A doscientos años del primer Congreso 

Un vistazo al nacimiento de un poder que siempre ha navegado en aguas difíciles 

El 20 de septiembre de 1822, José de San Martín inauguró el primer Congreso peruano y dio fin así al Protectorado que inició el 3 de agosto de 1821 y con el que gobernó la parte del Perú que se fue haciendo independiente desde su desembarco en Pisco en septiembre de 1820.

En los dos años de su presencia en el Perú, San Martín logró que toda la costa norte y Lima se declararan independientes sin pelear una sola batalla. Las únicas dos que se libraron en ese periodo fueron la victoria en Cerro de Pasco el 8 de diciembre de 1820 y la derrota en Macacona, en Ica, el 7 de abril de 1822. La estrategia San Martín fue la negociación y la persuasión, aunque no pudo convencer a los peruanos de que lo que les convenía era una monarquía.

Testigo como fue de la inestabilidad política en el Río de la Plata, San Martín pensaba que el sistema representativo era peligroso. Fue por ello que, apelando al “imperio de las circunstancias” y la realidad de la guerra, tomó el control tanto del poder Ejecutivo como del Legislativo, dejándole autonomía solo al quehacer judicial. El Protectorado era, en esencia, un gobierno militarizado con un liderazgo claro por parte del general.

Pero San Martín buscaba que la discusión no fuera ajena al proceso y por ello convocó a una reunión de notables que se llamó la Sociedad Patriótica, pero que, según uno de sus detractores, no era más que una reunión de nobles y de allegados al Libertador. Fue en ese momento cuando el periódico La abeja republicana publicó una serie de artículos defendiendo el camino de la república, escritos por José Faustino Sánchez Carrión bajo el seudónimo de “El solitario de Sayán”.

Dado el difícil curso de la guerra y el estancamiento político, San Martín llamó a elecciones a inicios de 1822 para elegir el que sería el primer Congreso peruano y cuyo principal encargo sería producir una Constitución. Uno de los primeros problemas en esas elecciones fue que más de la mitad del país se encontraba bajo el control de quienes buscaban permanecer como parte de la Monarquía Hispánica, que en ese momento se regía por la constitución liberal dada en Cádiz.

Fue precisamente este sistema electoral indirecto el que se usó para decidir quiénes serían los representantes al Congreso. La solución que se encontró para la elección de diputados de las provincias que aún no eran independientes fue que se escogiera entre los residentes de esas localidades afincados en Lima. Valentín Paniagua escribió una historia muy detallada del proceso y se basó en documentación que encontró en el Archivo del Congreso. Gracias a sus esfuerzos conocemos mucho de cómo se llevó a cabo el proceso, quiénes fueron los diputados y cómo se organizaron las primeras reuniones.

En el año 1822 San Martín pasó mucho tiempo recluido en la finca de La Magdalena, que había mandado a construir el virrey Pezuela. Sufría de tremendos dolores de espalda debido a los años que pasó cargando una pesada lanza mientras montaba a caballo y observó de lejos el proceso electoral. Intentó ir en busca de Bolívar en el mes de febrero, pero volvió rápidamente a Lima cuando supo que el caraqueño permanecía más al norte. En mayo supo de la victoria de Pichincha, lograda en parte gracias a los hombres que envió como apoyo desde Lima, y en julio volvió a partir al norte. Esa vez sí logró encontrarse con Bolívar en la famosa entrevista en Guayaquil.

No sabemos qué hablaron en ella porque ambos decidieron que nadie los acompañara mientras conversaban, pero sí tenemos muy claras las consecuencias. San Martín volvió a Lima y se encontró con que Bernardo de Monteagudo, a quien había dejado a cargo del gobierno, había sido depuesto por un motín en la ciudad de Lima.  Pocos días después de volver a la capital, San Martín abrió el Congreso peruano, renunció al cargo de Protector y abandonó el Perú para siempre.

El Congreso peruano nació, pues, como el primer gobierno representativo de nuestra historia. Ochenta diputados se reunieron y eligieron a Francisco Xavier de Luna Pizarro como su presidente. El Congreso ofreció poderes dictatoriales a San Martín, pero él los rechazó y fue así que desde el Legislativo se nombró al primer gobierno ejecutivo que naciera de la representación al crear el triunvirato compuesto por José de La Mar, Felipe Antonio Alvarado y Manuel Salazar y Baquíjano, que tuvo por nombre la Suprema Junta Gubernativa. Según el solitario de Sayán, la ventaja de ello era que tres individuos no se unirían para oprimir.

La Suprema Junta organizó la primera campaña a los puertos intermedios, que son los que se encuentran entre El Callao y Valparaíso, pero la derrota llevó a su caída y al nombramiento de José de la Riva Agüero como primer presidente. El Congreso siguió sesionando entre muchas vicisitudes ocasionadas por la guerra.

Hoy, que vemos al actual Congreso funcionar en medio de otro tipo de zozobra y con un presidente cuestionado por una posible participación en la matanza de Accomarca, no está de más recordar los convulsionados inicios del Legislativo, que esta semana conmemora su bicentenario. Quizá en otra entrega podamos recordar también otros aspectos de su problemática historia.

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