¿VA O NO EL MINISTERIO DE CIENCIA?


El resumen de una implementación azarosa 


Una de las promesas como candidato del presidente Pedro Castillo fue la creación de un Ministerio de Ciencia que, aunque no fue una idea central en su campaña, sí fue mencionada en diversas ocasiones. Hay que recordar que las últimas elecciones no han sido las primeras en que los candidatos han propuesto crear tal ministerio y que el arrastre de esta promesa durante varias elecciones ha hecho que su conveniencia sea una constante en las conversaciones del ámbito científico peruano. 

Como ciudadanos constantemente desmoralizados por nuestra política sabemos que las promesas de campaña no solo se quedan en promesas, sino que en muchas ocasiones acaban incluso en la acción contraria. Recordemos cómo antes de la segunda vuelta Castillo y su contrincante firmaron la promesa de fortalecer la SUNEDU y cómo esta semana sus partidos hicieron lo contrario. Sin embargo, por el momento la promesa electoral de crear el Ministerio de Ciencia parece empezar a despegar. 

La primera acción en la carrera fue una sesión extraordinaria con audiencia pública que se realizó en Puno en octubre del año pasado organizada por la Comisión de Ciencia, Innovación y Tecnología del Congreso de la República, presidida por el congresista Flavio Cruz Mamani, representante de esta región. Luego de este encuentro el Ejecutivo, aún con Mirtha Vásquez como presidenta del Consejo de Ministros, presentó a fines de enero el Proyecto de Ley N°1202/2021-PE para la creación, organización y funciones del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación. El proyecto reconoce la precaria situación de la ciencia en nuestro país y propone los lineamientos para una nueva institución que pretende asegurar mayores presupuestos, influencia directa sobre el Consejo de Ministros, entre otras acciones fundacionales que, de ser aprobado el proyecto, empezarían este año con un costo de implementación de aproximadamente 540 millones de soles hasta el 2028.

Los últimos alcances sobre la creación del Ministerio de Ciencia los hemos visto esta semana en el “Foro internacional 2022” organizado por la comisión de ciencia, innovación y tecnología. Fue un encuentro de tres días que tenía como objetivo escuchar a agentes claves del sector, quienes presentaron sus opiniones y propuestas para la creación del ministerio. Aunque en línea por el momento, solo están publicadas las participaciones del primer día y esto refleja en qué situación se está gestando este ministerio. 

El congresista Cruz Mamani, quien preside la comisión de la ciencia, lo describe como “una bella oportunidad que puedan ser ellos los que crean este ministerio”. El resto de los congresistas que forman parte de la comisión no estuvieron presentes para escuchar las opiniones del sector porque había pleno en ese momento. El ponente internacional del evento, el Dr. Chris Tyler de University College London, nos ilusionó con que un ministerio los políticos podrían tener las herramientas para aplicar la evidencia para descartar seguir las peores decisiones políticas. Aunque en el Perú solemos decantarnos por la peor decisión política y la más alejada a la evidencia. Por su parte, el ministro del Ambiente nos recordó que somos el único país de la región sin Ministerio de Ciencia o, mejor dicho, sin ministro de Ciencia. La parte productiva del encuentro fueron las presentaciones del actual y la anterior presidenta del CONCYTEC, así como las preguntas de los expertos de otras instituciones científicas, las cuales se dieron entre presentaciones solventes y preguntas sin relevancia para la conversación. 

Benjamín Marticorena, presidente actual del CONCYTEC – la institución que rigen las políticas de Ciencia, Tecnología e Innovación, comenzó su presentación explicando los diferentes modelos de ciencia y tecnología seguidos por diferentes países. Si bien es cierto que todos los países de la región andina cuentan con un ministerio de Ciencia, esto no siempre es la norma en otros países de Europa o Asia. Marticorena hizo hincapié en que la voluntad política para promover la ciencia es favorable, pero tenemos que pensar qué tipo de ministerio queremos y cómo debe servir en nuestro contexto. El conocimiento no ocurre en un ambiente estéril donde el contexto social no afecta a su aplicación y lo mismo ocurre con un ministerio de Ciencia. 

La falta de continuidad de nuestras autoridades es un punto que preocupa a la comunidad científica, incluso a los que están a favor del ministerio, y Marticorena lo recogió en su presentación. Un ministro es elegido por el presidente y puede ser sacado por una crisis política, a diferencia del actual director del CONCYTEC, que se elige por concurso público y necesita tener un doctorado, publicaciones en revistas académicas y otros requisitos para ocupar uno de los cargos más importantes para la creación del conocimiento en nuestro país. Como indicó Marticorena, en los 42 años de funcionamiento del CONCYTEC la mayoría de sus directores han terminado sus mandatos, a pesar de la gran inestabilidad política de nuestro país. 

Para asegurar la institucionalidad del ministerio, Marticorena propone que el ministerio no puede funcionar sin tener una agencia complementaria, la cual se encargue de la administración y asignación de los recursos de la ciencia, tecnología e innovación, y cuyo presidente sea escogido por el directorio y con requerimientos similares a los que tiene ahora el presidente del CONCYTEC para así asegurar la estabilidad del ministerio durante los tsunamis políticos que solemos experimentar.

La presentación de Gisella Orjeda, vicepresidenta de la Academia Nacional de Ciencias y expresidenta del CONCYTEC, describió la situación actual de nuestras universidades con respecto a las ciencias. Con pocas excepciones, nuestras universidades no son competitivas a nivel regional ni internacional, tenemos una gran deficiencia en publicaciones en inglés –que es la lengua principal en el mundo de las ciencias–, nuestras universidades están enfocadas en producir profesionales y no en producir conocimiento y la falta de involucramiento del sector privado en CTI. A su turno, el presidente del Instituto Geofísico ilustró uno de los principales problemas de los investigadores: no tenemos dónde trabajar. Como indicó el doctor Tavera, actualmente el IGP tiene 14 doctorandos y ningún puesto que ofrecerles. Este no es un caso único del IGP, la precariedad del sector científico es un mal conocido por la comunidad. 

Si una de las esperanzas puestas en este nuevo ministerio es conseguir un mayor número de profesionales de la ciencia en nuestro país, no parece que otros esfuerzos estén remando en esta dirección. Es contradictorio que en el Congreso se debata al mismo tiempo crear un ministerio de Ciencia, que requiere que las universidades eleven su capacidad de investigación, mientras se aprueba debilitar el sistema que promueve mayores estándares de investigación. Si bien el presidente de la comisión de ciencia votó en contra de la contrarreforma universitaria, su partido, Perú Libre, votó en bloque y a favor, lo que nos deja pensando acerca de bajo qué estándares educativos se creará este ministerio. También es sorprendente que el mismo gobierno que promueve la creación de un ministerio de Ciencia para elevar la competitividad de nuestros científicos tenga a ministros y hasta al presidente señalados por plagio, y que estos ni se inmuten en remediar sus errores académicos y, mas bien, promuevan narrativas falsas de qué se espera de una tesis de posgrado. 

La primera sesión de este foro internacional concluyó con las palabras del congresista Cruz, quien aseguró que la ciudadanía y la comunidad científica están a favor de este ministerio, con “algunos comentarios”. Yo no soy empresa encuestadora, pero no comparto la opinión del congresista y me gustaría saber en qué se basa para asegurar que el ministerio se recibe de forma positiva. Todas las presentaciones de este foro concluían que aún nos falta un largo proceso para definir qué tipo de ministerio necesitamos, y si es lo necesitamos en este momento.

Cuando el ministro del Ambiente, Modesto Montoya, mencionó que todos los países de la región contaban con un ministerio, se olvidó de mencionar que algunos de estos casos se dieron tras una primera inversión para robustecer los sistemas que ya se tienen. Por ejemplo, fortalecer el CONCYTEC para que tenga mayor influencia en todas las regiones, incorporar a las Ciencias Sociales y Humanidades –que no fueron mencionadas ni una vez en las presentaciones, ni tampoco lo están en la propuesta de ley– y otras acciones que demuestren que crear un ministerio de Ciencia es una bella oportunidad para los científicos, no solo para el partido de gobierno.

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