¿Y si fuéramos ciudadanos antes que trabajadores?


Ideas para cambios profundos en el sistema de protección social


Es un sentido común en el Perú afirmar que la informalidad prevalece: de alguna u otra manera muchos de nosotros quisiéramos pasar bajo el radar del Estado en sus diversas formas. De hecho, nuestro Estado es pequeño y, en esa dimensión reducida, muy poco eficiente.

Si nos concentramos solo en la informalidad laboral, esta suele entenderse como la ausencia de condiciones de trabajo que protejan al trabajador. Hablamos de situaciones que pueden poner en peligro la integridad de las personas —como sucedió hace unos años en el centro de Lima y sigue sucediendo todos los días en todo el país, sin amplia publicidad de los detalles—, hasta las más conocidas, como la carencia de aportes y protección del sistema de salud y de pensiones, o los  salarios por debajo del mínimo legal. En el Perú, diversas combinaciones de estas carencias alcanzan a más del 70 % de las personas en edad de trabajar que están ocupadas: tal es la cifra de informalidad que está en el sentido común.

También suele asociarse a la informalidad laboral con las micro y pequeñas empresas, cuando lo cierto es que las combinaciones de tamaño de empresa y contratación informal son, más bien, un amplio tono de grises antes que un dicotómico blanco o negro. Esta realidad choca con una normativa laboral muy inflexible y pensada para las grandes empresas y la normativa protectora para aliviar a las micro y pequeñas empresas en su proceso de consolidación y crecimiento, y que las pone “contra la pared” cuando crecen y pasan a la categoría de medianas y tienen que hacerse cargo de todas las contribuciones a salud y pensiones.

En esa línea, comparto las reflexiones del economista mexicano Santiago Levy, quien viene pensando y proponiendo maneras de mejorar los sistemas de protección social al mismo tiempo que se mejoran los índices de formalidad en el empleo. ¿La cuadratura del círculo? No, de ninguna manera.

Hace unas semanas, en el congreso de la Asociación Peruana de Economía tuvimos el privilegio de escuchar a Santiago Levy. Allí hizo énfasis en una realidad que solemos tapar: solo una absoluta minoría de ciudadanos pasa toda su vida laboral en la formalidad, tal como se entiende ahora. Esa absoluta minoría siempre tiene protección de Essalud y aporta por 30 o 35 años al sistema de pensiones. Este grupo suele concentrarse en los percentiles más altos de ingresos. 

Sin embargo, para la gran mayoría de personas, las trayectorias laborales comprenden años en la formalidad y otros años en la informalidad. Esto significa años en que la familia y el trabajador cuentan con protección de Essalud y otros años en los cuales tienen que atenderse por otras vías. Asimismo, años que se aporta a AFP y posiblemente más años en los que no, dificultando alcanzar niveles dignos de pensiones. Levy usó una figura muy gráfica: es como si compraras un seguro de salud que solo vale y te da cobertura si te enfermas el lunes, o el jueves o el sábado; el resto de días, no.  

Levy propone separar el vínculo que ahora tenemos grabado en la cabeza entre la condición laboral y la protección social, en la forma de cobertura de salud y sistema de pensiones. Estos últimos tendrían que estar asociados a la ciudadanía y no a la condición de ser trabajadores. Por supuesto, esta propuesta supone mejorar los sistemas de recaudación tributaria para poder financiar esas prestaciones.

Hasta ahora seguimos pensando que una mejor fiscalización laboral y el crecimiento económico serán suficientes para otorgar condiciones dignas de trabajo, salud y pensiones a la población; es decir, que nuestra fuerza de trabajo esté ocupada en condiciones de formalidad laboral. Los últimos treinta años tendrían que servir de evidencia de que tenemos que cambiar el camino.


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2 comentarios

  1. Lucho Amaya

    Sobre un aspecto… ¡No no no!, no es que el Estado es ineficiente porque es pequeño (¿agrandándolo sería eficiente?), ¡No!… Es ineficiente porque en conjunto los propios ciudadanos que laboran en él son ineficientes… Y no son ineficientes porque pertenecen al Estado, ojo, sino porque responden a un tipo de mentalidad predominante en todos los estamentos de nuestra sociedad (país) cuyas características son 1) criollada y 2) oportunismo…
    Saludos

  2. Lourdes Paredes

    Ciudadano o trabajador? Hemos grabado en nuestra cabeza tantas ideas como «quien no trabaja no come»; aquellas ideas nos han alejado de valorar al ciudadano y protegerlo sea cual sea su condición, en este caso laboral: formal o informal. Medirnos de esa forma ha sido el camino perfecto al caos en el que nos encontramos, nos hemos deshumanizado viendo al hombre un objeto proveedor de fuerza laboral o un objeto desechable. Nos sostenemos en ello y así la soga aprieta el cuello. Es tiempo de cambiar el camino. Gracias por el artículo que para mí va más allá de ratificar la ineficacia del estado peruano. Saludos cordiales.

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