Una sombrilla en la tempestad


Sobre el heroico reto de formar lectores en el Perú


Ezio Neyra es escritor y gestor cultural. Ha sido Jefe Institucional de la Biblioteca Nacional del Perú y antes fue director del Libro y la Lectura del Ministerio de Cultura. Bachiller en Sociología por la Universidad Católica, estudió un Master of Arts en Estudios Hispánicos y un Doctorado (PhD) en Literatura Hispanoamericana, ambos en la Universidad Brown, Estados Unidos. Es fundador de la editorial Matalamanga en Lima y es autor de Habrá que hacer algo mientras tanto, Todas mis muertes, Tsunami y Pasajero en La Habana.


En 2018 tuve la oportunidad de asistir a la inauguración de la Feria del Libro de Bogotá. Participaban de la mesa inaugural, entre varios otros, el expresidente Juan Manuel Santos y su exministra de Cultura, Mariana Garcés. Si bien, viniendo del Perú, me resultaba atípico que un presidente de la República asistiera al acto de apertura de su feria del libro más importante —la FIL Lima debió esperar 23 ediciones para que un mandatario asistiera—, aquello no fue lo que más llamó mi atención. Tampoco lo fue enterarme, por más que para el Perú resultara verdaderamente extraordinario, de que el presidente Santos había convocado hacía ocho años, al comienzo de su primer mandato, a la persona que lideró el sector Cultura colombiano. En un tiempo equivalente, el Ministerio de Cultura del Perú había tenido más de quince titulares (con el récord especial, no sé si haya otro país que nos supere, de haber contado con 8 ministros en tres años). Santos relató que cuando convocó a quien sería ministra por ocho años, lo hizo con el pedido específico de hacer de Colombia un país de lectoras y lectores. ¿Un presidente de la República interesado en la formación de lectores? Sí, ese presidente era posible y existía. 

Por entonces, yo trabajaba en el Ministerio de Cultura del Perú como director de la Dirección del Libro y la Lectura (DLL), oficina que, entre varias otras funciones, tiene a su cargo el diseño e implementación de planes y programas de fomento de lectura a nivel nacional y, quizá por ello, lo que más captó mi atención fue enterarme de que la voluntad política del mandatario colombiano se había traducido en que más del 40% del presupuesto total de su Ministerio de Cultura se había estado ejecutando año tras año en el Plan Nacional de Lectura «Leer es mi cuento», que incrementó los niveles de lectoría, mejoró considerablemente las condiciones de acceso a la lectura, el libro y las bibliotecas, e hizo de Colombia un referente regional en estas materias. En el Perú, claro, estábamos y estamos muy lejos de un nivel presupuestal así. Ese año, recuerdo, en la DLL ni siquiera llegábamos al medio punto porcentual del total de los haberes de nuestro ministerio peruano.

Y a pesar de todo, pese a no contar con gestiones ministeriales duraderas con las que fuera posible sostener políticas culturales, ni con la voluntad política del más alto nivel —aunque solo fuera a nivel discursivo—, ni mucho menos con un presupuesto que se pareciese al colombiano, sería mezquino no reconocer el trabajo hecho desde hace ya varios años en favor de la lectura y el libro en el Perú, gracias, en buena cuenta, al trabajo de funcionarias y funcionarios públicos que, en medio de las adversidades, trabajan con un enorme compromiso. La intensa agitación política peruana pasa factura a las instituciones, que deben hacer denodados esfuerzos por sostener la ejecución de políticas públicas de calidad. Es algo realmente heroico, si uno lo piensa. Es como intentar colocar una sombrilla en medio de una tempestad. 

Y a pesar de todo, decía, hoy en día en el Perú contamos con una mayor institucionalidad alrededor del ecosistema de la lectura y el libro, que se aprecia en el fortalecimiento de gremios de editoriales, pero también en la construcción de espacios de asociatividad de mediadoras y mediadores de lectura. La existencia de los estímulos económicos para el libro y el fomento de la lectura es otro avance significativo. El funcionamiento de la Cátedra de Lectura, Escritura y Bibliotecas del Perú, que articula el Ministerio de Cultura, la BNP y la Casa de la Literatura Peruana, es otro de esos avances de importancia, que no solo ha resultado exitoso como único programa que se promueve conjuntamente entre las tres instituciones que tienen que ver con la formación de lectores en el Perú, sino también debido a que se ha vuelto un espacio de formación de una suerte de vanguardia de mediadores de lectura de diferentes partes del país, que tienen un impacto creciente en las respectivas comunidades con las que trabajan. Por su parte, la “Ley que reconoce y fomenta el derecho a la lectura y promueve el libro”, aprobada el año pasado, es sin duda una mejor legislación que la que permanecía vigente, principalmente porque pone al lector en el centro de sus propuestas y porque se alinea con el entendimiento de que es necesario incidir en el grueso de los agentes del ecosistema de la lectura y el libro, si deseamos generar mejores condiciones de acceso a la lectura, la información, el libro y la cultura. 

Mientras seguimos esperando tener alguna vez un presidente de la República que desde su máxima autoridad lidere una real revolución alrededor de las condiciones de acceso a la información, la cultura y el conocimiento —no pierdo la esperanza: ¡para empezar, que cada una de nuestras 196 provincias cuente con una biblioteca pública de gran calidad!—, toca seguir promoviendo una serie de acciones que contribuyan a generar mejores condiciones para lectoras y lectores. Mencionaré algunas: (1) Aprobación de la Política Nacional de la Lectura, el Libro y las Bibliotecas (a la que, por cierto, debería agregarse la oralidad), que formalice un trabajo intersectorial, porque su aprobación debería marcar el entendimiento de que el Estado en su totalidad, a través de sus múltiples sectores, debe comprometerse con la formación de lectores y el acceso al libro. ¿Se imaginan el gran impacto de una estrategia de fomento de lectura para la primera infancia a través del programa Cuna Más, o la incorporación de bibliotecas públicas, promotoras de una cultura de paz, como un componente del programa Barrio Seguro? (2) Adecuada reglamentación de la Ley del Depósito Legal, que garantice el acopio descentralizado de las publicaciones peruanas. (3) Mejora del mecanismo a través del cual el Estado realiza compras públicas de libros. (4) Modificación en la Ley Orgánica de Municipalidades, que establezca de manera clara y obligatoria que los gobiernos locales deben invertir recursos en sus bibliotecas. (5) Ampliación del presupuesto y mayor diversidad de agentes beneficiarios de los estímulos económicos para el libro y la lectura.

No quisiera terminar este artículo sin mencionar que desde la sociedad civil tenemos un rol importante que jugar. Debemos seguir demandando más a nuestras autoridades. Debemos contribuir con difundir las ideas sobre la importancia de las bibliotecas para el desarrollo integral de peruanas y peruanos. Bibliotecas como instituciones democráticas y democratizantes, porque promueven la justicia social al posibilitar el acceso en igualdad de condiciones a la información, la cultura y el conocimiento. Bibliotecas que no son solamente infraestructura cultural, sino también social: permiten el encuentro de la comunidad alrededor de la palabra, el diálogo respetuoso, la reflexión compartida y la construcción de una memoria en común. Bibliotecas como motores de desarrollo, que pueden impactar notablemente en el crecimiento económico, en la innovación y en la reducción de las desigualdades y las brechas.

5 comentarios

  1. Victor Macedo Barrera

    Buen artículo, habemos muchos que tenemos la misma esperanza,

  2. PatiPaz

    Un hermoso desafío sin duda, Perú país de lectores

  3. Rosario Looez Bustillo

    Que placer leer un artículo con valiosas propuestas. Como llegar al programa de mediadores de lectura? Gracias!

    • Angélica Ortiz

      Ezio:
      ¡Qué maravilla de propuestas! ¡Leo este artículo y me llena de esperanza!
      Pensar que a la presidencia ha llegado un profesor. Yo, como docente en un puesto similar, me enfocaría sobre todo en la educación, la cultura, la salud y la economía. Sin embargo, las dos primeras las considero estratégicas para avanzar como sociedad, salir del subdesarrollo y que las futuras generaciones aprendan a gozar de un estilo de vida mucho más digno, justo, equitativo, culto. Esperemos que las autoridades no se demoren mucho en darle la debida importancia que merece a la lectura…, por ahora, nos queda seguir haciendo ruido y difundir lo urgente que se hace espacios de promoción a la lectura en cada lugar del país, sobre todo en los lugares más alejados y vulnerables de nuestro territorio.

  4. Gustavo von Bischoffshausen

    Excelente articulo de esta compleja situacion que viene de antaño. La intersectorialidad es verdaderamente la clave principal de este hilo.

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