Un apagón que ilumina


Unas horas sin Facebook nos revelan (aún más) su poder


Los 2.75 mil millones de usuarios de Facebook, Instagram y Whatsapp alrededor del mundo fueron afectados por una caída en el sistema que aglomera a las tres plataformas. Durante varias horas del lunes 4 de octubre, el acceso a los sitios web y aplicaciones móviles de esos medios sociales fue nulo. Además de no poder compartir memes o ver stories, las implicancias del llamado apagón han alertado sobre consecuencias mucho más serias.

La magnitud de la caída de estas plataformas se explica por algo evidente, pero no tan discutido como debería. Alexia Ocassio-Cortez, una de las representantes estadounidenses, ha resaltado el “comportamiento monopólico” de Facebook Inc. como una de las causas para el caos de este lunes. A lo largo de los últimos años, esta corporación ha comprado a sus competidores más fuertes: Instagram y Whatsapp. De esa forma han quedado concentradas en una sola empresa distintos canales de comunicación, interacción e intercambio comercial.

El uso de uno o todos estos medios sociales ha trascendido la interacción personal. Micro y pequeños negocios recaen en Whatsapp e Instagram para funcionar. Una organización de vigilancia de Internet, Netblocks,  ha detectado que “la caída de Facebook, WhatsApp e Instagram por solo una hora genera pérdidas de 161 millones 422 mil dólares en todo el mundo”. El impacto real del apagón en los negocios más pequeños está aún por determinarse y es de imaginar que muestre la necesidad de explorar opciones fuera del aglomerado de aplicaciones. 

Lo que para algunas personas fue un respiro o “break de las redes sociales”, impactó también a las familias peruanas que usan Facebook Lite y Whatsapp para la educación virtual. José Carlos Vera, experto en educación, explicó a RPP que 1.5 millones de nuestras familias utilizan estas aplicaciones para comunicarse con las y los docentes. Durante la pandemia los celulares se convirtieron en dispositivos complementarios y centrales para la estrategia “Aprendo en Casa” del Ministerio de Educación. Whatsapp es particularmente importante en zonas con poca conectividad.

A lo largo de esas horas, ni los pequeños negocios ni los estudiantes a distancia pudieron continuar con sus actividades. El problema no es solo que las aplicaciones más importantes hayan caído, sino que lo hicieran todas al mismo tiempo. Ambos grupos de personas —y otros— quedaron con pocas alternativas para continuar normalmente con sus actividades. Como ha criticado Ocassio-Cortez, el riesgo de esta situación sería menor si cada plataforma tuviera distintos dueños. 

En el contexto de especulación, es inevitable revivir Social dilemma, la popular película documental de Netflix. Joe Toscano, exconsultor de Google y una de las figuras principales en el filme, ha interpretado el impacto del “apagón”en los pequeños negocios como una señal de la necesidad de regular Facebook Inc. Tal regulación conforma un largo debate en torno a los límites que esta compañía debería enfrentar.

La gran lección del lunes es que es riesgoso confiar únicamente en los servicios de Facebook Inc. para distintas actividades económicas, políticas y sociales. Esta semana, sin embargo, no es la única razón por la cual el grupo empresarial está en la mira.

Un impacto importante y menos visible se relaciona con las acusaciones alrededor de la responsabilidad de esta compañía en la salud mental de niñas, niños y adolescentes y la difusión de discursos de odio. Antes del “apagón” de redes, Frances Haugen[1] hizo pública su identidad como la exempleada de Facebook que denunció anónimamente a la compañía ante autoridades federales estadounidenses. En su aparición en el programa de la CBS, 60 minutos, Haugen divulgó que las investigaciones de la propia empresa han identificado que sus plataformas amplifican el odio, la desinformación y la inestabilidad política. De forma problemática, la compañía oculta lo que sabe y sigue actuando de la misma manera. 

La mañana del martes, Frances Haugen declaró ante el senado de Estados Unidos sobre la necesidad de regular Facebook debido a sus impactos. “Creo que los productos de Facebook dañan a la niñez, atizan la división, debilitan nuestra democracia y mucho más», indicó. Sus declaraciones se centraron en los riesgos para la salud mental de usuarias y usuarios de Facebook en etapas de niñez y adolescencia. Baja autoestima, desórdenes alimenticios, ansiedad y depresión son algunos de los efectos de Instagram hallados en adolescentes según estudios realizados por la misma compañía

Mark Zuckerberg, el conocido dueño de Facebook Inc., ha negado las acusaciones de Haugen. Se calcula que sus pérdidas del apagón bordean los 7.000 millones de dólares. Esta vez hay mucho más en juego que el dinero para la más grande corporación de medios sociales.


[1] Haugen es una informante o “soplona” (“whistleblower” en inglés). Esto quiere decir que la información que compartió los últimos días proviene de su tiempo precisamente trabajando para la empresa que hoy denuncia. Es posible pensar en muchas maneras en las que eso puede ser peligroso.  El Departamento de Trabajo de EEUU tiene un programa de protección a los informantes como Haugen. De esta forma se promueve que información importante para la sociedad en general pase a ser de conocimiento público e incluso iniciar procesos legales como el que Facebook enfrenta hoy. 

1 comentario

  1. Lucho Amaya

    Dos grandes temas en su artículo.
    El primero, en la primera parte, pues… Se desprende que la idea es evitar el monopolio, legistar para impedirlo. Libertad de empresa versus libretad de información… Y como las redes son ya un tema social y no solo particular, apoyo que se legisle sobre eso.
    En el segundo tema surge mi duda… ¿Las redes son la causa o el efecto?… Yo me inclino más por que son el efecto.
    Saludos

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