Rompan Todo 2060: ¿aún faltarán mujeres?


Cambios pequeños e inofensivos pueden generar grandes impactos.


El sábado 16 se cumple un mes del estreno de Rompan todo, el documental de Netflix sobre el rock en Latinoamérica. Mas allá de ser una historia contada desde un ángulo excesivamente personalista (los grandes éxitos de Gustavo Santaolalla), la serie ha recibido las criticas esperables de los ejercicios de inventario: las presencias inmerecidas y las grandes omisiones. En principio, me importan dos ausencias.

           Se ha argumentado que faltan bandas peruanas de los ochenta y noventa. De esas hay varias que hacían buena música, algunas masivas y otras no tanto. Habiendo sido adolescente en Lima en esa época, podría estar entusiastamente de acuerdo. De hecho, ellas forman parte del soundtrack de mi vida. Sin embargo, tendría que reconocer un sesgo personal: las personas tendemos a sobrevalorar la música que escuchábamos entre los 13 y 14 años.

           Por lo tanto, enfoquémonos en la otra ausencia: las mujeres de la escena rockera. No sé si alguien haya computado la estadística, pero el porcentaje de mujeres en el documental debe ser realmente bajo, alrededor del 5%, diría yo. Pero, ¿fueron invisibilizadas en el documental, o es que no había mujeres de gran éxito? Juzguen ustedes en este listado de 30 mujeres que hacían rock entre 1960 y 2000

           Después de haberlos invitado a la constatación, aventuro a inclinarme por lo segundo: fueron muy pocas las mujeres que destacaron. Las razones pueden haber sido varias. El ecosistema de la música tenía pocas mujeres y no solo en los escenarios. Se trataba de un espacio poco amigable para ellas.

           Pero esto viene cambiando. El número de mujeres que uno ve dentro del público de los conciertos viene en aumento, y cada vez hay más bandas con mujeres o de mujeres (dato, dato: presten atencion a Moldes y La Lá, solo para comenzar). Es más, hoy ya existe en Perú un taller de rock en sororidad, Warmi Rock Camp. La probabilidad de encontrar a más mujeres entre las estrellas crecerá, sin duda. 

           ¿Qué tendría que pasar para que el rock tenga mayor balance de género? Algunas veces, los cambios inocuos en apariencia pueden generar impactos enormes y señalo como evidencia uno de los estudios de economía que más me gustan: Orchestating impartiality, de Claudia Goldin y Cecilia Rouse. 

           Este estudio fue hecho en un entorno musical algo diferente: el de las orquestas sinfónicas en Estados Unidos. En 1970, casi no había mujeres en las principales orquestas del país.[1] Fue entonces cuando comenzó a aplicarse un cambio sutil, pero poderoso: las audiciones para seleccionar integrantes empezaron a ser “ciegas”. Los postulantes pasaron a tocar detrás de un telón y en algunos casos, inclusive, descalzos.

           El impacto inmediato fue que más mujeres comenzaron a ser seleccionadas. En el mediano plazo, al constatar que sus probabilidades de éxito eran mayores, más mujeres se presentaron a las audiciones. Y en un plazo ligeramente mayor, más mujeres se presentaron a estudiar en los conservatorios de música. ¡Se generó un círculo virtuoso! 

           Dos décadas después, la participación femenina en las mismas orquestas subió de menos de 5% a 25%. Obviamente, no todo el cambio es atribuible a la introducción de audiciones ciegas, pero Goldin y Rouse estimaron que entre un tercio y la mitad del aumento de la participación femenina es explicado por el telón corrido.[2]

           Este estudio me gusta mucho porque deja varias lecciones: (i) las soluciones, a veces, pueden ser muy sencillas y de fácil implementación, (ii) otras veces, cambios pequeños pueden llevar a grandes resultados, (iii) los cambios culturales –como este de género– suceden en el largo plazo, toma décadas alcanzar los resultados, (iv) igualar las oportunidades hace bien a todos: ahora las orquestas son notablemente mejores que antes. 

           Pero tengo dos reflexiones adicionales antes de terminar. Por un lado, los humanos tenemos sesgos que nos hacen pensar en la “superioridad masculina” de modo inconsciente. Pensemos en los directores de orquestas, personas con alta formación y sensibilidad artística. ¡También tenían sus sesgos! O los tienen. Todos los tenemos en mayor o menor medida, y es importante tomar conciencia de ellos. La equidad la construiremos todos, desde nuestro accionar diario.

           Y la segunda reflexión de cierre: antes de establecer la política de audiciones ciegas, muchos creían que el método de selección existente sí era competitivo y, por lo tanto, esa era la manera más justa de seleccionar integrantes para las orquestas. ¡Qué equivocados estaban! Por eso me parece importante reconocer que la meritocracia actual es, a lo más, precaria.

           ¿Qué telones habrá que correr para que el Rompan todo, versión 2060, sea más equitativo?


[1] Este dato que me pasó Natalia Sobrevilla es impresionante. En algunas notables orquestas europeas (Viena y Berlín, por citar dos icónicas), quitemos el “casi”. Literalmente no había mujeres en las orquestas sinfónicas hasta los años ochenta.

[2] El estudio no ha estado libre de críticas. Aquí una bien fundamentada: https://bit.ly/39p7l66

4 comentarios

  1. Federico Alponte-Wilson

    Gracias por la reflexión Hugo. Soy padre de dos inteligentes hijas adolescentes y espero tengan más oportunidades que las que tuvieron mis hermanas, mi madre, mis abuelas… ¡el mundo debe cambiar!

  2. Benjamin

    Mucha de la influencia que pudo de ser modelo para buenas rockeras latina, vino del exterior, hay varios ejemplos como Debora Harry The Pretenders Annie Lennox The Eurythmics The Bangles, Heart, et al…me parece que el tema economico es importante, el sesgo presencial en el rock, en hombres ,con una marcada diferencia vs la mujer, tendria que ver con el generador de los recuros economicos, muchas jovenes comenzaron y fueron solistas, hoy ya son musicas con instrumentos de viento y cuerda y otros, en esos años, era lo mas comun con voces espectaculares especialmente en el espacio afro americano, otro tema es el ingreso a la disquera o a la radio para difucion, terreno con sesgo maculino , y quizas sin la sensibilidad y los oidos suficientemente adecuados para dar oportunidad a bandas compuestas por mujeres….. no entendi porque la meritocracia no se cumple? quizas si hubiesen mas concursos o conciertos competitivos el mismo publico podria elegir a sus favoritos, idem la supuesta prensa especializada…buen articulo y puntos Sr Ñopo, gracias

  3. Hugo Nopo

    Gracias Benjamin. Mi punto sobre la meritocracia podria refrasearse asi: la competencia que hoy esta operando no se da en igualdad de condiciones, es imperfecta.

  4. FErnando López

    Interesante reflexión Hugo y a propósito de el estudio sobre mujeres en música clásica creo necesario mencionar a Carmen Moral, la primera directora mujer de la Orquesta Sinfónica Nacional en Latinoamérica, quien tuvo que emigrar a USA porque aquí no tenía oportunidades de desarrollo, el camino es largo y aún falta mucho por recorrer

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