Papá Noel, no traigas imbéciles


Un regalo navideño para iluminar la vida de nuestros niños 


La primera vez que le mentí a mis padres con alevosía fue por culpa de un profesor de mi colegio, cuando estaba en segundo grado. Cada mañana, apenas ingresábamos al aula, aquel sujeto nos hacía ponernos en hilera frente a él y a cada uno nos disparaba operaciones de sumas y restas: quien demoraba al responder recibía un reglazo caliente en las manitas. 
Una tarde, particularmente ardido por el castigo de esa mañana, recuerdo haberme acercado a mi padre con el pecho palpitante y la cara de palo para decirle que al día siguiente no íbamos a tener clases. Que los maestros se iban a pasar el día reunidos. Mi padre asintió sin cuestionarme. Ahora que rememoro la eficacia de mi motivo, mi vanidad opina que ya entonces asomaba el creador de mentiras razonables en que me convertí, pero la sensatez interviene: ¿por qué razón un padre habría de dudar de su hijito de siete años? ¿Sobre todo, si tal niño había sido siempre responsable? 

Nunca le he perdonado a tal profesor que, aparte de haberme llevado a mentirle a mis padres, haya logrado grabar en mi mente que hay que temerle a las matemáticas y, para colmo, que equivocarse merece castigo. 

Por fortuna, los dos años siguientes a mi clase le tocó en suerte un par de maestros de los que guardo los mejores recuerdos. Algo se equilibró la balanza. Uno de ellos, a mis nueve años, fue tan importante que por entonces me hizo intuir que las palabras serían el gran insumo de mi vida, y hace un par de años le escribí póstumamente esta carta en un diario español. Si ahora mismo cometiera la audacia de redactar una lista de las cinco personas que más han influenciado en mi manera de ganarme la vida, el profesor Martos estaría en ella.

Todos los expertos en educación en el mundo coinciden en que la tecnología, la infraestrutura y las metodologías son importantes para educar bien a nuestros niños, pero que ninguno de esos factores se iguala al de un buen maestro en la clase, esa persona capaz de inspirarnos, de alimentar nuestra curiosidad, de fomentar los valores que nos harán mejores personas.

Acabo de hacer un cálculo bruto sin esperar reglazos: un maestro de primaria puede pasar en un año 1.200 horas en un salón de clases. Mil doscientas horas a cargo de un grupo de niños impresionables. Ahora, imaginemos esas horas sin escapatoria, a merced de un imbécil. Sopesemos la cantidad de autoritarismo, machismo, miedo al error, paporretismo e indiferencia al diálogo que puede acumularse en una mente joven durante ese tiempo y pensemos, al contrario, en la cantidad de creatividad, sensibilidad, aprestamiento a concertar y solidaridad que puede inculcarse con un buen maestro.

Razonemos, por lo tanto, en lo escandalosamente inmoral que es que el Congreso haya decidido anular hace pocos días la Prueba Única Nacional de nombramiento docente. Que solo cuatro parlamentarios hayan votado en contra. Que como sociedad tratemos de proteger la salud de nuestros niños colocando octógonos de advertencia en las golosinas, pero que dudemos a la hora de ponerle filtros a quienes se van a encargar de sus capacidades.

La Navidad es de los niños, dicen.

Si es así, mi mayor deseo en este día es que esta monstruosidad legislativa –y toda esa maraña discursiva del Ejecutivo que coloca al sindicalismo por encima de los usuarios indefensos– no encuentre eco, que si nos ponemos de acuerdo en muy pocas cosas, la meritocracia magisterial sea parte de ellas. Que rescatemos a ese pequeño que alguna vez fuimos, ese niño que en vez de estar temeroso de aprender debería estar gozoso por hacerlo.

11 comentarios

  1. Federico Alponte-Wilson

    Gustavo, no le guardo rencor a Burgos. Extraño igual que tú a Martos (como olvidar el auto de colección con el que llegaba al colegio). Pero faltó en tu relato incluir al gran profe de matemáticas “Vaporito”… viví una anécdota parecida a la tuya con él y por eso soy ingeniero. Espero volver a Trujillo y alguna vez agradecer a sus familias por los buenos maestros que tuvimos.

    • Gustavo Rodríguez

      Federico, qué recuerdos me traes. Gracias por ellos, ingeniero. ¡Ojalá un día podamos intercambiarlos en persona!
      Un fuerte abrazo.

      • Renato

        Excelente artículo Gustavo!
        Es importante que los profesores sean personas con valores, me hacen recordar épocas de colegio Maristas San José del Callao
        Feliz Navidad!!

  2. Cesar Garro

    Yo, que casi nunca comento, me encuentro frente al ordenador, cinco minutos de memoria y reflexión, nada…solo una vocecita que dice «Que articulo tan brillante señor Rodríguez», ¡que regalo tan lindo por esta Navidad!

    • Gustavo Rodríguez

      César, gracias a ti. El regalado soy yo con este comentario.

  3. Rodolfo

    Excelente artículo Gustavo, no podía ser de otra manera, que nos recuerda que somos el producto de nuestras experiencias y de la gente que pasa por nuestras vidas ! Qué tengas una excelente y bendecida Navidad!

    • Gustavo Rodríguez

      Muchas gracias, Rodolfo. Un gran abrazo.

  4. Enrique Tantalean Calle

    Que bonito recordar a tan buenos maestros como don Lizandro Martos Barrantes y don Osiel Linares . Será que coincidimos en el Claretiano de Trujillo ? Qué bacán tambien es leer a tu amigo de toda la vida cada sábado . Feliz Navidad, Gustavo!!!

    • Gustavo Rodríguez

      ¡Feliz Navidad, hermano! Tú siempre estuviste. Un abrazo enorme.

    • Muy acertados conceptos. Corroboro una vez más, qué se pude coincidir en lo específico, aún con personas desatinadas en otros importantes ámbitos.

  5. Paul Morales

    Una precisión respecto a los hechos del artículo. El Congreso, en realidad la comisión de educación del congreso, aprobó que se anule la prueba filtrada, lo cual, a la luz de los hechos conocidos, resulta totalmente razonable. La prueba única docente del 2021 se volvió a tomar el domingo 19 de diciembre sin ningún incidente. Anular la anterior era, es, algo necesario.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Volver arriba