netflix propone, la bifobia dispone


¿Por qué un actor adolescente tiene que salir del clóset para evitar el hostigamiento


Alex Hernández Muro es licenciada en psicología e investigadora sobre violencia basada en género y salud mental. Además, es autora del libro República de Invisibles sobre temática LGBTIQ+, parte de la serie de libros Nudos de la República de la Biblioteca Bicentenario. Actualmente es presidenta de la asociación Más Igualdad Perú y activista bisexual en Orgullo Bi.


Desde hace algunos años se usa el término queerbating para hacer referencia a prácticas “marketeras” de series, películas o personajes de ficción para atraer al público LGBTIQ+ a través de insinuaciones de una identidad o sexualidad no normativa, sin nunca llegar a manifestarlas de manera abierta y visible. Lamentablemente, este término —que responde a una crítica genuina—también está siendo usado para descalificar a artistas o a figuras públicas que no quieren, no pueden o no tienen intención de revelar su identidad u orientación sexual.

Esto es lo que ha ocurrido con el actor Kit Connor, quien da vida a Nick Nelson en Heartstopper, una serie en Netflix sobre el amor entre dos jóvenes estudiantes británicos. (A propósito, si no ha visto Heartstopper, esta es una invitación a ver una serie que muestra personajes LGBTIQ+ bajo una lente positiva, lejos del melodrama o del true crime, y que es una de las pocas representaciones realistas de la bisexualidad masculina). 

A Connor se le acusa de queerbating porque los fanáticos de la serie han asumido que es heterosexual, ya que, al contrario de sus compañeros, no ha hablado públicamente sobre su sexualidad. El actor ha mostrado su malestar múltiples veces, manifestando que no tiene intenciones de etiquetarse y que está bastante cómodo con su sexualidad, pero el acoso en redes sociales exigiéndole “definirse” de manera pública ha sido tal, que cerró su cuenta de Twitter. Hace unas semanas, para colmo, se difundieron fotos de Connor de la mano con una actriz, lo cual para muchos confirma su heterosexualidad y ha incrementando las acusaciones de aprovecharse del público LGBTIQ+ para generar vistas, likes o incrementar la audiencia de la serie.

Ante ello, Kit Connor ha vuelto a Twitter para hacerse visible de manera forzosa: “Soy bi, felicitaciones por forzar a un joven de 18 años a salir del closet”. 

Pero Kit Connor no es el único que ha sufrido el acoso sistemático que se le hace a personas acusadas de queerbating: muchas artistas han sido llamadas “mentirosas” o han sido acusadas de usar a la comunidad LGBTIQ+ para incrementar ventas por no haber salido nunca “del clóset”. 

La mayoría de estas acusaciones recae especial y maliciosamente en personas con atracciones sexuales más fluidas u orientaciones sexuales no monosexuales, es decir, en quienes sentimos atracción por más de un género. Para las personas bisexuales, tener la capacidad de estar en vínculos con personas de un género distinto es algo que forma parte de nuestra experiencia: lo que hacia afuera puede verse como “heterosexual” es, en realidad, solo una forma más en la que podemos enamorarnos. 

A muchos les cuesta comprender que la sexualidad pueda ser más que encasillarse en el binomio homosexual-heterosexual, entendiéndose ambas orientaciones sexuales como mutuamente excluyentes. Si eres uno, no puedes ser el otro, pero las personas bisexuales somos lo uno y lo otro a la vez, lo que reta a la norma, que no solo nos obliga a la heterosexualidad, sino que rechaza la fluidez y la diversidad como realidad de la especie humana (y especies no humanas).

Muchos de los mitos que rodean a la bisexualidad están basados en la idea de que no es una orientación sexual válida, sino que es una suerte de fase o paso en la identificación como homosexual. Lamentablemente, estas ideas no solo las pueden tener personas heterosexuales, sino que muchos compañeros homosexuales y lesbianas asumen que los bisexuales estamos confundidos, o somos personas con las que hay que evitar mantener una relación, porque se nos ve como infieles, mentirosos o inestables. Se nos acusa, incluso, de ser un peligro para la lucha LGBTIQ+ porque nuestra visibilidad impediría que otras personas se identifiquen como lesbianas u homosexuales. Esta forma particular de discriminación se conoce como bifobia.

Tal es la razón por la que más personas bisexuales prefieren mantenerse en el clóset en comparación con personas homosexuales y lesbianas[1], y es también una razón por la que reportamos mayores índices de problemas de salud mental que otras identidades LGBTIQ+[2]. Quienes reconocemos una identidad LGBTIQ+, seamos o no figuras públicas, no le debemos a nadie el compromiso de “revelar” nuestra sexualidad puesto que muchos de estos procesos son complejos o pueden exponernos a violencia y estigmatización.

Ser abiertamente bisexual permite retar los binarismos y dualismos en los que el mundo nos aprisiona, pero es una visibilidad que puede llegar con cuestionamientos constantes. En un mundo donde cada vez más personas jóvenes se identifican como no heterosexuales, o en el que su orientación sexual se ubica en otras partes del espectro[3], es importante que nuevas referencias — como Kit Connor— no sean arrebatadas de su propia historia y de su tiempo para salir del armario. 


[1] Brown, A. (June 18, 2019) Bisexual adults are far less likely than gay men and lesbians to be ‘out’ to the people in their lives. https://www.pewresearch.org/fact-tank/2019/06/18/bisexual-adults-are-far-less-likely-than-gay-men-and-lesbians-to-be-out-to-the-people-in-their-lives/

[2] Ross, Salway, Tarasoff, MacKay, Hawking y Fehr (2017) Prevalence of Depression and Anxiety Among Bisexual People Compared to Gay, Lesbian, and Heterosexual Individuals:A Systematic Review and Meta-Analysis. https://doi.org/10.1080/00224499.2017.1387755

[3] Según un reciente estudio publicado por Stonewall UK, el 28% de jóvenes generación Z reconoce tener atracciones que recaen en el espectro bisexual (independientemente de la etiqueta que utilicen). Algo similar sucede con el 27% de millennials británicos. https://www.stonewall.org.uk/system/files/rainbow_britain_report.pdf


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1 comentario

  1. Eduardo Tejada

    Jugo de Caigua sabe d antemano que siempre opino los sábados (Hace mucho me fuí de Twitter, en buena hora x su situación actual empresarial tóxica)… Opinar sobre el tema es provocador

    Mi pensamiento es parcialmente conservador… Reconozco la presencia de homosexuales, bisexuales, heterosexuales en nuestra sociedad… Y reconozco solo el matrimonio x un hombre original y una mujer original como la formación y el comienzo de una familia.
    Como entender la convivencia de todos en dicha sociedad??

    Si es posible… Para los bisexuales y heterosexuales, fácil… El problema es con los homosexuales.
    Si una mujer nota que le gusta una mujer, no es necesario que tome testosterona en pastillas, simplemente que siga siendo mujer y que
    disfrute de su lesbianismo
    Si un hombre nota que le gusta otro hombre, no es necesario que tome estrógenos y se maquille, que siga siendo hombre y disfrute de su homosexualismo
    Recomendaría a lesbianas y homosexuales explorar el bisexualismo adecuadamente, naturalmente, con la mente abierta.

    Mi opinión se ha vuelto «probisexualista»… y es que me parece más sano porque sólo del homosexualismo no se puede generar una familia natural ni un matrimonio, y al igual que el autor el texto, debe ser opción valida en la sociedad la bisexualidad

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