Más allá del video viral


Se viene un parlamento fragmentado. ¿Tus congresistas podrán construir consensos? 


Enero de 2020. Eran los últimos días de la campaña electoral para el Congreso complementario y Perú 21, a modo de cierre, me invitó a debatir con Mauricio Mulder. El encuentro prometía porque nuestras posiciones políticas estaban claramente enfrentadas. Además, Mulder es conocido por ser un buen polemista y me gusta pensar que yo no me quedo tan atrás.

            La discusión, efectivamente, fue entretenida y no faltaron los puyazos de ida y vuelta, como era de esperarse. Pero si algo hace que recuerde ese debate fue la pregunta final que nos hicieron, pues rompió todos los esquemas.

            Más que pregunta, fue una invitación. Joaquín Rey, el moderador, nos pidió a cada uno que dijéramos algo positivo del otro. Cualquiera que suela ver debates sabe que este es un pedido muy inusual. Estamos acostumbrados a defender nuestra postura, a intentar convencer de que tenemos la razón, a descalificar incluso al adversario que está al frente. ¿Pero elogiar al rival? Eso nunca. Joaquín había sacado el ejercicio de uno de los debates presidenciales entre Hillary Clinton y Donald Trump y, por primera vez, se lo planteaba a sus invitados. 

            Me tocó a mí ir primero.

            La verdad, no tuve que pensarlo mucho. Señalé que siempre había admirado la intervención que tuvo Mulder a favor de la unión civil en la Comisión de Justicia del Congreso en el 2015, donde de manera muy articulada sustentó su posición sobre conceptos tan importantes como la libertad y planteó una perspectiva histórica del asunto. Por su parte, Mulder también respondió fácilmente la pregunta, reconociendo algunas características positivas de mi labor política.

            Y así terminó nuestro último debate de esa campaña.

            Traigo a colación esta anécdota ahora que por fin empieza a calentar esta nueva campaña electoral. Las encuestas parecen indicar que el siguiente será un Congreso igual o más fragmentado que el actual y, por lo tanto, va a ser imperioso que quienes logren ser congresistas tengan la capacidad y decisión de encontrar puntos de coincidencia entre las habituales discrepancias.Las diferentes bancadas, en especial la oficialista, van a necesitar de coaliciones para brindarle cierta estabilidad política al país, o por lo menos alianzas en temas específicos que permitan desarrollar una agenda mínima en temas urgentes como salud y empleo.

            Pero esto choca con las dinámicas electorales a las que nos hemos acostumbrado en las últimas semanas. Vemos debates entre candidatos cuyas posiciones no son realmente tan distantes, pero que se tratan como si fuesen el agua y el aceite. En redes sociales la cosa es peor, porque además todos parecieran andar buscando la frase ocurrente para descalificar al otro. El tuit que se hace tendencia al demostrar que el rival político representa todo lo malo que existe en nuestra sociedad. O el video en el que se deja mudo al adversario con una respuesta contundente y que logra el ansiado momento viral. 

            Puro blanco y negro, sin ningún matiz que los acerque. Ver esto a lo largo de las últimas semanas, incluso entre candidatos que tienen muchos puntos en común, me ha hecho preguntarme cuánto de esto dañará la posibilidad de ponerse de acuerdo luego, una vez en el Congreso.

            Por supuesto, entiendo bien la dinámica electoral y sé que esta confrontación es a veces necesaria y esperable. Si alguien vota por el otro partido no votará por el mío, y eso me obliga a buscar enfatizar las diferencias a mi favor.

            Obviamente, esta reflexión no busca que renunciemos a los debates y a la confrontación de ideas. Creo que son parte esencial de un proceso electoral y sería ingenuo no aceptarlo. Pero tal vez haya espacio para más dinámicas como la que nos plantearon a Mulder y a mí. No todos los candidatos se conocen a nivel personal, pero todos tienen más o menos claras las coincidencias políticas y programáticas con otras agrupaciones. “¿Qué destaca usted de las propuestas de su rival? ¿En qué temas sienten que podrían trabajar juntos?”, podrían ser las preguntas finales en los debates.

            Estos cinco años deberían habernos enseñado que hacer política no es solo confrontar al otro y defender nuestras ideas. Es también buscar consensos para poder avanzar. Y esa búsqueda requiere poder identificar aquellos puntos de coincidencia que tenemos con el rival político, así sean muchos más los temas en los que no estemos de acuerdo.

            La campaña debe servir para identificar a aquellos candidatos que están en mejor capacidad para esta tarea. La tan necesitada gobernabilidad no se conseguirá con un ingenioso video viral. 

1 comentario

  1. Nilo

    Este congreso estará tan fragmentado que no me sorprendería que hagan 2 vacancias una al segundo año y otra al cuarto antes de las elecciones, si es que no cierran el congreso en enero del 3er año de gobierno.

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