Maratón de sandeces


El voto de confianza y el efecto Dunning-Kruger 


Finalmente, y luego de una semana de incertidumbre y contradicciones, mientras escribo esto se viene dando la presentación de Guido Bellido en busca de la confianza del Congreso nacional. Luego de su alocución —que debería ser de 70 minutos, el tiempo máximo concedido, pero que ahora mismo lleva superando por mucho— y la intervención de sus compañeros en el consejo, sucederá a la del primer ministro una larga, larguísima sesión de exposiciones de buena parte de los 130 padres de la patria. 

            Casi nadie puede poner en entredicho que el gabinete Bellido es, por decir lo menos, mediocre; que incluye personalidades cuestionables, acusados de distintos delitos, varios inexpertos y algunos simplemente indefendibles por ineptos o por sus vínculos con el terrorismo senderista. Eso está claro. Ahora mismo no se sabe si le darán o no el voto de confianza, las apuestas están casi a la par. Las dos opciones pintan escenarios complejos en el corto plazo. Pero que el equipo ministerial de Bellido sea, salvo excepciones, para llorar, no convierte a nuestros legisladores en canela fina.  

            Voy a poner un caso que en otro contexto sería una broma sin gracia: Ricardo Medina, miembro de la agrupación #ConMisHijosNoTeMetas, llegó al Legislativo representando a su natal Arequipa con Renovación Popular. Medina, cristiano evangélico, es un administrador de empresas ligado a la construcción y el negocio inmobiliario que, además, regenta un colegio privado. Durante el Niño Costero del verano del 2017 y tras un terremoto de 7,6 ocurrido en Chiloé la Navidad anterior, siendo regidor municipal declaró que este sismo se debió a que en el Gobierno chileno “aceptaron el matrimonio gay y el enfoque de género”, por lo que “Yo le pido (al Gobierno peruano) que reflexione y que aplique lo que dice la Biblia; que, si se humilla y cambia todo esto, entonces Dios tendrá misericordia de nosotros y sanará nuestras tierras”. En marzo del 2018, durante su campaña a la alcaldía regional, propuso una serie de programas para que los ciudadanos con “otra opción sexual” puedan ser reformados, volviendo así a “ser normales”. Por supuesto, no ganó las elecciones. Se salvaron los arequipeños, perdimos el resto. Tiene unas diez denuncias (archivadas, la verdad sea dicha) por delitos contra la fe pública, depredación de tierras agrícolas (que ojalá Dios sane) y maltrato a sus hijas (con las que parece que sí puede meterse). 

            El señor no parece tener suficiente experiencia en cuestiones pedagógicas ni formativas, y, si la tiene, por fuerza está contaminada de un fanatismo discriminador y supersticioso hasta el ridículo, lo que resulta preocupante cuando, sabemos todos, nuestra educación, ya muy relegada antes de la pandemia, se ha visto fuertemente agravada con la crisis. Y todo esto lo digo porque Medina es el nuevo presidente de la Comisión de Educación del Congreso. Nada menos. A Béjar se lo bajaron por unas desafortunadas declaraciones en el pasado; a Medina se le encarga un puesto de tal responsabilidad.

            El efecto Dunning-Kruger es un sesgo cognitivo detectado en 1999 por los psicólogos sociales que le dan nombre en la Universidad de Cornell. Se da cuando las personas incompetentes, precisamente por serlo, son incapaces de reconocerlo. Más bien y, por el contrario, suelen sobrevalorar sus habilidades, emprender tareas para las que no están capacitadas y no reconocer sus fracasos. “La ignorancia genera confianza más frecuentemente que el conocimiento”, concluyeron los expertos.

            Todos recordamos las peroratas bobas, banales e histéricas de una gran parte de los congresistas durante las asambleas del 2016 al 2020: daban repulsión, cuando no vergüenza. Sospecho que, con lo caldeado que está el ambiente, durante las próximas horas el país asistirá a una maratón de antioratoria como aquellas. Quizá continúen mañana, cuando esta columna sea publicada. Hacer el tonto no cansa. Cuando escucho a esas personas soltando impunemente sandeces tengo la impresión de que la mayoría no tiene idea de lo que dice, pero secreta tal cantidad de endorfinas cuando se pone de pie (en el parlamento o por Zoom), engola la voz y se oye a sí misma que qué diablos, a quién le importará lo importante. Eso en el mejor de los casos. En el peor, actúa con mala entraña.

            Si yo fuera congresista, y pese a saber que estaría contribuyendo al descalabro, probablemente votaría en contra de darle la confianza al gabinete. Por impresentable. Indigna la matonería de Vladimir Cerrón tratando de pechar al Legislativo, persistiendo con ministros como Juan Francisco Silva, Iber Maraví, Ciro Gálvez o el mismo Guido Bellido. Si el Congreso le niega la confianza, en realidad será porque los operadores del Ejecutivo se lo buscaron, a sabiendas.  

            Vistas ya las hojas de vida y el comportamiento de muchos de nuestros nuevos legisladores, sería imposible hablar de superioridad moral, intelectual o política de un poder frente al otro. Estar en aceras opuestas los puede hacer contrincantes políticos, pero hoy todos parecen gobernados por la misma fuerza. Me refiero, claro, al efecto Dunning-Kruger.

6 comentarios

  1. Sobeida Gonzales

    Que pena tener que estar de acuerdo contigo.

  2. Lucho Amaya

    El 2 de octubre del 2019 ingresé una entrada en Facebook, expresando lo que puede leerse y que es algo que ya había dicho antes:
    https://www.facebook.com/Minosasterion/posts/2388645864585997
    Sobre el voto de confianza, que sigue debatiéndose siendo la 1.20 p. m. del viernes 27… Bueno, si yo tuviera que votar hubiera estado en duda hasta antes del discurso final de Bellido. Y escucharle a él hubiera decidido mi voto, y a favor de la censura… Bellido es un demagogo profesional (me lo ha confirmado en ese su discurso de hace una hora) que usa la retórica para engatusar, para jugar a la lástima… mientras maquina por lo bajo cómo hacer para conseguir lo que quiere: Chavismo, dictadura, en el Perú.
    Saludos

  3. Lucho Amaya

    Bellido ha empezado a hablar, ahora sí en su discurso final. Me referí al penúltimo entonces en mi primer comentario, aunque sigue con lo mismo en este remate.

  4. Javier Eduardo Salas Espejo

    El congreso se guarda sus dos balas, y va por la interpelación 1 a 1

  5. Lucho Amaya

    Agrego que lo expresado en el link es igualmente válido para los cargos ministeriales y en general para todo cargo público en el país… Es lastimoso, pero los hechos lo corroboran, y ahora y sobre todo con los actuales ministros cuestionados: de izquierda y ultraizquierda (valga decirlo).
    Otro saludo

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