Lima la hermosa


Una ciudad a la que le falta mucho, pero no lo más importante


Acabo de pasar la noche en el centro histórico de Lima después de mucho tiempo. 

Volví a ver la madrugada humedecer sus calles, a los balcones de madera centenaria callarse sus historias, a los gallinazos aterrizar en las cúpulas con elegancia; olí el palosanto entre creyentes vestidos de morado, el aderezo en los restaurantes criollos, nikkei y chinos, aspiré la masa del turrón y de los churros ante largas filas de antojados; escuché los acentos peruanos en las calles pobladas al mediodía y también las zalamerías del pasado, los gritos de las revoluciones y los asesinatos políticos, entre el rumor de lo que fueron canales prehispánicos rodeados de ají, guayaba y palta. Quizá porque acaban de transcurrir las elecciones municipales y un nuevo alcalde se hará cargo de la gestión de mi metrópoli, en mis caminatas no pude dejar de preguntarme qué será de su futuro, cómo será la postal que de mi ciudad se tendrá dentro de un par de generaciones. En mi artículo anterior ya mencioné la decepción que me dieron las promesas de los candidatos que terminaron disputándose la alcaldía, la mayoría de ellas fuera de su poder de decisión: si a millones de limeños en zonas áridas les falta agua potable y alcantarillado, la solución definitiva no la podrá otorgar la municipalidad metropolitana; si una mayoría de limeños vive angustiada por la delincuencia, la verdadera solución tendrá que ver con la conjunción integrada de políticas del gobierno central más que con los paliativos que prometieron los candidatos, y si la mayoría de limeños utilizan un transporte deficiente por lo desarticulado de sus partes, poco podrá hacer el próximo alcalde de Lima para revertir este problema porque ya no se encuentra bajo su jurisdicción. Vistas así las cosas, supongo que, aparte de gestionar los servicios de limpieza, mantenimiento y ordenamiento que la ciudad requiere en lo cotidiano, el alcalde de una ciudad en tensión como Lima debería ser, sobre todo, un inspirador de civilidad y convivencia armoniosa; un promotor de encuentros civilizados en las hoy ríspidas esquinas del tráfico, en los parques que faltan construir, en las riberas que hoy son basurales, en las calles de las que ha fugado el arte y la estética.

Mientras caminaba en medio de los jirones históricos que, por fortuna, han empezado a ser peatonales, me preguntaba si el alcalde que está por asumir el cargo ha pensado de verdad, cabalmente, en la joya cultural que hereda para gestionar. Siendo el Perú un foco cultural del planeta, cuna de civilizaciones y olla de mestizajes, ¿no es insólito que ni él ni sus contendores nos hayan hecho soñar con una capital que le saque lustre a ese privilegio? El drama de la cultura es que no es sexy para ganar elecciones, pero es vital apenas la respiras. ¿Por qué no ilusionarnos con tener el centro histórico más bullente de América, culturalmente hablando, y poner en marcha un plan para ello, donde la restauración arquitectónica se una al arte, la plástica a la literatura, las palabras a la gastronomía, la cocina a la música popular y, a la larga, asistir a la multiplicación de festivales y encuentros en plazas y parques?

Quizá esta ilusión nos es ajena porque no han faltado casos emblemáticos que han atentado contra esa visión. Lo he dicho antes y no me lo callaré tampoco ahora: para mí, lo más detestable de la gestión de Luis Castañeda como alcalde fue la cancelación del proyecto que le iba a otorgar un malecón al río Rímac para, a cambio, construir un by-pass de concreto en el nacimiento de la avenida Arequipa: el símbolo de sus prioridades en la visión de una ciudad que a gritos necesita integración. Y si tampoco me ilusiono con la visión de ciudad que podría tener el nuevo alcalde de Lima, es porque cuando como empresario tuvo en sus manos conservar el palacio Marsano en plena avenida Arequipa, su empresa decidió convertirlo en ese horrendo bloque de galerías que hoy es el mercado artesanal y Compu Palace: es decir, rasparle el último centavo al metro cuadrado en lugar de encontrar una solución que combinara su negocio y la conservación del patrimonio. Solo me consuela la posibilidad de mi error y esperar que Rafael López Aliaga haya comprendido en los últimos años el enorme valor del entorno público en el que posamos la vista y coincidimos como ciudadanos. 

Una megaurbe en la que millones de habitantes viven y se transportan apretados, y donde los espacios verdes y aireados se han vuelto tan escasos como la paciencia, solo puede producir tensiones, insultos y bocinazos. Mi ciudad carga en sí misma todos los males, pero también todas las oportunidades para sobrellevarlos: dennos espacios amables y facilidades para llegar a ellos, y nuestra cultura durante mil años empozada hará el resto.


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6 comentarios

  1. Eduardo Tejada

    Lo preocupante es q el próximo Alcalde de Lima es elegido x tan poco porcentaje a comparación de anteriores q ganaron sus elecciones con más amplio margen… Además que no se puede decir que fue elegido por una simple mayoría… Tal como sucede con el Congreso, la crisis de Representatividad llegó a la tan importante Alcaldía de Lima.
    Alguna vez mencioné que el JNE también es parte de la crisis política, Porqué permite q La crisis de Representatividad se extienda en el tiempo y al menos no proponga soluciones, lo del Congreso es tan evidente q se necesita No 130, sino 800 congresistas (x medio d tecnologías si es posible) y para Alcaldes, no dejar participar a tanto delincuente, o presuntos delincuentes en contiendas electorales, entre otras propuestas
    Lima o cualquier ciudad será hermosa si y sólo si Alcaldes y congresistas representen legitimamente con su voto la voluntad del pueblo

  2. Eduardo Tejada

    Es preocupante q este Alcalde d Lima sea elegido solo por la cuarta parte d los electores (no como los anteriores que ganaron elecciones con mucho mayores porcentajes) tan igual de preocupante cuando se observa que los congresistas no representan a la población
    En alguno de mis comentarios en Jugo d Caigua indiqué que el JNE también es parte de la Crisis política.
    La JNE permite que exista una eterna Crisis de Representatividad, deberían proponer q no exista 130, sino 800 congresistas (con tecnología actual es posible) ,y e Elecciones De Alcaldes no debería participar delincuentes o presuntos delincuentes
    Lima o cualquier ciudad será hermosa si tienen como alcaldes a gente elegida legítimamente x los electores y no a cuestionados candidatos.

    Posdata para ti moderador: un comentario parecido al presente, más temprano lo escribí en este mismo espacio y no lo veo aparecer… Tienes algo en mi contra??

    • Jugo De Caigua Info

      Hola, Eduardo, para que tu comentario pueda publicarse inmediatamente debes ingresar con tu usuario y contraseña. ¡Saludos!

  3. Eduardo Tej

    Es preocupante q este Alcalde d Lima sea elegido solo por la cuarta parte d los electores (no como los anteriores que ganaron elecciones con mucho mayores porcentajes) tan igual de preocupante cuando se observa que los congresistas no representan a la población
    En alguno de mis comentarios en Jugo d Caigua indiqué que el JNE también es parte de la Crisis política.
    La JNE permite que exista una eterna Crisis de Representatividad, deberían proponer q no exista 130, sino 800 congresistas (con tecnología actual es posible) ,y e Elecciones De Alcaldes no debería participar delincuentes o presuntos delincuentes
    Lima o cualquier ciudad será hermosa si tienen como alcaldes a gente elegida legítimamente x los electores y no a cuestionados candidatos.

    Posdata para ti moderador: un comentario parecido al presente, más temprano lo escribí en este mismo espacio y no lo veo aparecer… Tienes algo en mi contra??

    • Gustavo Rodríguez

      En efecto. Es desastroso cómo algo que es de sentido común no es parte de nuestro ordenamiento político.

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