Light Blue Is The New Orange


Temporada verano 2021: el fascismo sale del clóset


Hace solo un mes escribí un post en el que me refería no solo a los indicios de que Daniel Urresti estaría intentando sobornar o intimidar a los testigos que lo acusan de violador, torturador y asesino; sino también al cinismo que mostró en las audiencias frente a las declaraciones de Isabel Rodríguez Chipana, víctima de sus abusos y pieza decisiva en el caso Bustíos. En imágenes propaladas por TV se mostraba que 32 años después de los hechos, el excapitán Arturo seguía siendo un misógino de la peor especie. Sin embargo, el texto terminaba así: “No perdamos el tiempo con loquitos como López Aliaga. Hay que repeler a los verdaderos peligros nacionales. De algunos podremos tener sospechas, pero de Urresti y de Fujimori, por lo menos, tenemos certezas”.

            Bueno, pues, lo que sigue a continuación es un tragarme mis palabras escritas.

            No digo, claro, que de pronto Fujimori y Urresti hayan dejado de parecerme siniestros. Me refiero a la amenaza real que representa hoy, cuatro semanas después, López Aliaga, quien con sus actos y declaraciones viene certificando día tras día su sino terrible. Por supuesto sigue siendo un loquito; o más bien, uno que se hace el loquito, que logra borrar las fronteras entre una cosa y la otra —¿es o se hace?—. Loco como Trump. Loco como Bolsonaro, como Berlusconi, como el viejo Le Pen, como el Chivo Trujillo. Locazo. Un mono con metralleta. Y, según indican los estudios, el mono viene con viada. Las banderas en la orilla están pasando deprisa del verde a un amarillo rojizo.

            Se supone que mejor ni mencionarlo para no contribuir con su tráfico digital. Pero es difícil. Cuesta eludir una presencia tan extravagante y ruidosa en un momento así de complejo. La comparación “como elefante en cristalería” parece muy oportuna.

            Para no llover sobre mojado ni darle cabida a sus diatribas de alunado, evitaré extenderme en las cosas que RLA es capaz de decir suelto de huesos sin que le tiemble la papada —lo mismo que Neldy Mendoza, su inefable candidata a la vicepresidencia; como leí en un post de Raúl ‘El Avión’ García, “esta es la única Mendoza peligrosa en campaña”—. Pero me llama la atención que memeces como que no suscribieron el Pacto Ético Electoral porque sus componentes “tienen una filosofía marxista”; sobre la decisión final del Poder Judicial respecto al caso de Ana Estrada que “si una persona se quiere matar, que se tire de un edificio pero que no comprometa al Estado. Si se quiere cortar las venas que ponga buena música, agua caliente”; o las recientes tonterías medievalistas recopiladas de declaraciones de Mendoza —que, atención, no son cortinas de humo ni intentos de distraernos con espejitos: son sus principios, su agenda— no solo no escandalicen a todo cristo, sino que logren calar en un cada vez más importante sector de la ciudadanía (7,6%, según la última encuesta del IEP, dejando atrás a candidatos con más historial como Guzmán, Acuña o el mismo Urresti). Al respecto, comprendo que una parte está compuesta por personas tan hartas de todo que prefieren el camino del lemming hacia el abismo con tal de no seguir siendo gobernados por lo que podría resumirse como “los inútiles y corruptos de siempre”. Pero otra parte de ese dígito que seguro seguirá escalando está integrada también por quienes, hoy en día, están a un cachito de comenzar a llamar caviar a Keiko Fujimori. Light Blue is The New Orange. Me refiero a la extrema derecha autóctona que, por fin, después de décadas, como ha explicado recientemente Martín Tanaka[1], ha logrado salir del clóset.

            O sea, que nadie caiga en la candidez de creer que todos los votantes de RLA son socialconfusos de derecha, ciudadanos programados para terruquear a los que, por ejemplo, nos oponemos a la privatización de las vacunas. Nones. Renovación Popular es una esperanza para todos los que genuina e ideológicamente están contra el aborto, el matrimonio igualitario, la permanencia de venezolanos o, ya puestos, los derechos humanos, por citar tópicos recurridos. Los que aún llaman Presidente a Merino, desayunan chía disuelta en ivermectina y ansían vacunar a “su gente” para que mañana mismo comience a producir.  

            Para mí, el problema con unos y otros votantes de RLA y con el mismo RLA y con su partido es algo que señaló el miércoles Marco Sifuentes: no se trata de discrepancias políticas o ideológicas, sino que, para que haya entendimiento —gobernabilidad, digamos— se necesita que las partes compartan un sentido mínimo de realidad. Ya no hablamos de ningunear al loquito, porque el loquito podría —aunque remotamente— gracias a su apoyo convertirse en el que cortará el queque de todos los peruanos. ¿A qué acuerdo en políticas públicas de salud se podría llegar con personas que, desde el Ejecutivo, piensan que “la anticoncepción ha venido a destruir a la mujer”?  

            Preocupa. Y apena.

            Hace unos días tuve una conversación con V (19, estudiante de Derecho, hijo de columnista), y me contaba que mucha, muchísima gente de sus varios entornos pensaba votar por el innombrable. Como en mi primera suposición, me decía, algunos esgrimen un desencanto heredado, ignorancia o espíritu huevero (como votar por el Frepap, digamos); pero hay otros que, sintiéndose identificados con el discurso sociopolítico de Renovación Popular, refuerzan, muchas veces desde la universidad, una ideología que, en resumen, es un fascismo más de este siglo 21.

            Y da pena, digo, porque son jóvenes. Chiquillos que, en vez de celebrar la vida, la diversidad, la armonía, eligen conscientemente la represión y la oscuridad.


[1] https://elcomercio.pe/opinion/columnistas/elecciones-2021-nuestra-extrema-derecha-por-martin-tanaka-noticia/

6 comentarios

  1. Pilar

    Buen comentario. Si! Hay que decantar y colocar en su lugar al innombrable pues es una obligación para con los jóvenes porque nos es un juego indefenso.

  2. Luis

    No soy ni derechista ni izquierdista, pero ya me di cuenta por qué caminos transitas, eso de que es la única Mendoza mala ¿ significa que la otra es buena?

    • Dante

      Hola, Luis. Sospecho que aludes a que sería de izquierda. Es posible, pero no soy dogmático ni militante. Espero que eso no sea un inconveniente para ti.
      Por cierto, la palabra no es “mala”, sino “peligrosa”.
      Salud!

  3. Isabel

    Lo terrible es que la prensa de la señal abierta está pintada para hacerle el juego a este tipo de personajes. Basta comparar la cantidad de entrevistas a los demás candidatos durante el mes de febrero.

  4. Buena columna Dante. En esta era post-industrial y, que desde ahora podría denominarse post-covid, es alarmante apreciar el retorno del facismo en el globo terraqueo.

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