¿Hacia el quipu digital?


La creciente contribución de la informática para desanudar un gran misterio de la humanidad


Manuel Medrano es candidato a MPhil y Marshall Scholar en el Departamento de Antropología Social de la Universidad de Saint Andrews (Escocia), donde se centra en el estudio de los quipus. Es autor de varios artículos académicos y del libro Quipus: Mil años de historia anudada en los Andes y su futuro digital (Planeta, 2021). Sus enfoques más amplios incluyen la historia de la tecnología, las humanidades digitales y la historia de la arqueología andina. Licenciado en Matemáticas Aplicadas con honores magna cum laude por la Universidad de Harvard.


¿Qué palabras le vienen a la mente cuando escucha quipu? ¿Nudo, cuerda? ¿Quizás inca o contabilidad, como muchos de nosotros aprendimos en la secundaria? ¿Calculadora, ábaco? ¿Incluso escritura? Esta diversidad de descripciones es una de las mejores pruebas de que el quipu sigue eludiendo la categorización, y mucho menos el desciframiento. 

Por supuesto, investigaciones académicas nos permiten ahora comentar estos términos: encontramos quipus multicolores sin nudos, que parecen poco probables como registros de aritmética. Los quipus contables constituían un mero subconjunto de los muchos que se utilizaban en la época prehispánica; de hecho, ahora sabemos, tras el descubrimiento de quipus wari, que el objeto no es una invención incaica. Los quipus numéricos no eran ábacos, sino para conservar los resultados de calculaciones. Los quipus que registraban información no numérica –los escritos coloniales aluden a registros de genealogía, leyes, etc.– no se ajustan a muchas definiciones de la “escritura”, pero esas mismas definiciones suelen reflejar un sesgo alfabético.

Dentro de esta avalancha de afirmaciones y aclaraciones, una cuestión sencilla aún recibe poca atención: ¿cómo analizar varios quipus a la vez?

La idea puede parecer trivial: en dos ejemplares con, digamos, 10 cuerdas colgantes cada uno, cualquier observador discernirá que el quipu A registra números de 100 y el quipu B sólo de 10; que el quipu A contiene una mezcla de colores, pero el B es totalmente blanco. ¿Y si cada uno tiene 800 cuerdas? ¿Compararía grupos de 15 a la vez o de 150? ¿Debemos yuxtaponer dos quipus de la misma manera que comparamos 200? ¿Quipus de un yacimiento frente a 10?

No culparía al lector crítico si estas reflexiones le parecen intrascendentes; al igual que los historiadores llegan a sus propias conclusiones a partir de la lectura de innumerables documentos, un estudiante del quipu elaborará sus propias hipótesis tras el manejo de miles de cuerdas. Pero me queda la impresión de que todavía nos falta algo; de que las conclusiones a las que se llega a partir de los estudios de cuerdas anudadas pueden evolucionar de formas imprevisibles cuando nos comprometemos a oscilar entre muchas distancias y puntos de vista interpretativos, ya sean “cercanos” o “lejanos”, o, como describiré aquí, cualitativos y cuantitativos, recurriendo a la ciencia de datos. Las posibles contribuciones de esta última al desciframiento serán el núcleo de mis reflexiones.

El corpus global

Cualquier mención de la agregación debería hacernos preguntar cuántos quipus hay, dónde se encuentran y cuántos se han digitalizado. Hoy, tras un estudio minucioso de los esfuerzos de catalogación del último siglo, he ubicado al menos 1.386 quipus en más de 140 colecciones de América, Europa y Asia. Este inventario,[i] preparado para mi nuevo libro,[ii] revela que el corpus conocido ha aumentado en un asombroso 2.500% desde 1920. Gracias a iniciativas, tanto en el Perú como en el extranjero, más de 800 de ellos han sido minuciosamente medidos y digitalizados.[iii]

Extraídos en los siglos XIX y XX, a menudo por orden de expedicionarios extranjeros, los quipus se encuentran hoy en día a ambos lados del Atlántico, producto de décadas de compras directas por parte de museos e individuos, así como de intercambios (in)formales entre coleccionistas, todo lo cual sigue siendo poco explorado. Trazar estas historias es un proyecto en curso para mí, pero, mientras tanto, haríamos bien en preguntarnos cómo podríamos aprovechar los datos de los cientos de quipus recién catalogados – ¿quipus digitales? – para el futuro.

Una nueva escala de análisis

Tal vez sea sorprendente que la idea no sea nueva. Ya en 1964 el destacado investigador del quipu Carlos Radicati di Primeglio escribió que sería precisamente la computadora, con su habilidad para evaluar una «infinidad de pruebas combinatorias de colores y nudos […] [la que daría] como resultado la evidente y clara revelación de la clave de los quipus ideográficos».[iv] Por la misma época, Radicati empezó un proyecto de catalogación global, el Corpus Quiporum Peruanarum (corpus de quipus peruanos), con el propósito de realizar la «descripción detallada del mayor número posible […] con la finalidad de reunir el material necesario para demostrar, con el auxilio de las máquinas electrónicas, la existencia del quipu extranumeral».[v] Casi 30 años después, el arqueólogo Michael Coe escribiría en su libro monumental, Breaking the Maya Code, que las bases de datos constituyen uno de los cinco «pilares fundamentales sobre los cuales todo desciframiento exitoso se ha alzado».[vi]

Lo nuevo es nuestra capacidad para poner en práctica muchos de estos principios. Un análisis de la investigadora estadounidense Carrie Brezine, por ejemplo, ha identificado varios quipus con valores numéricos que son estadísticamente similares a las distribuciones poblacionales de los tempranos censos coloniales.[vii] Este estudio en particular representa un importante paso en la ampliación de nuestra concepción de lo que podría constituir un “quipu Rosetta” –en alusión, por supuesto, al desciframiento de los jeroglíficos egipcios–, ya que revela un espectro de correspondencia a lo largo del cual puede pertenecer tal ejemplar. En particular, abre un rol para los quipus que “coinciden” con el género de un documento (demográfico, por ejemplo), a pesar de no reproducir explícitamente su información.  

La identificación de géneros de quipus es una de las áreas más prometedoras a las que puede contribuir la ciencia de datos. Otra vez, el objetivo no es nuevo: hace más de 70 años, un investigador argentino describió la clasificación como «el más importante e inmediato de los problemas inherentes a los Kipu».[viii] Pero la aplicación es una cuestión distinta, que se aborda bien con las herramientas de los tiempos cambiantes. Tomemos como ejemplo el aprendizaje automático (AA), que es un subcampo de la inteligencia artificial. El AA subyace a nuestra vida cotidiana: los algoritmos clasifican nuestros correos electrónicos en carpetas de envíos legítimos y de spam, basándose en los innumerables ejemplos en los que han sido entrenados; permiten a PayPal clasificar miles de millones de transacciones como válidas o fraudulentas, marcadas por la computadora para evaluación humana. La lista continúa.

¿Podríamos tomar los pocos quipus que hemos identificado provisionalmente como calendáricos, demográficos o administrativos y entrenar algoritmos de AA sobre estos ejemplos «conocidos» para poder clasificar el corpus cada vez más digitalizado? Aunque la idea aún no se ha llevado a cabo a gran escala, varias iniciativas inspiran confianza: se puede imaginar una sinergia del proyecto de la artista peruana Paola Torres Núñez del Prado, Knots of Code,[ix] y la reciente agrupación matemática realizada por Brezine utilizando un software creado para biólogos.[x]

Igualmente importante es la capacidad de la ciencia de datos para responder a preguntas complejas sobre correlación y frecuencia. Tomemos el reciente desciframiento propuesto por Sabine Hyland, por ejemplo, basado en el análisis de algunos quipus del siglo XX procedentes de la comunidad de Anchucaya: que los quipus con “bandas” de colores registraban información a nivel individual, que se resumía en quipus agregados cuyos colores están dispuestos en secuencias repetitivas.[xi]

¿Puede decirse lo mismo de los quipus anteriores, permitiéndonos acceder a convenciones de registro prehispánicas? El antropólogo Jon Clindaniel sostiene que sí: su investigación doctoral ha demostrado, mediante consultas a bases de datos y pruebas estadísticas, que las categorías propuestas por Hyland se aplican inesperadamente bien a los quipus digitalizados.[xii] Por supuesto, la correlación no es perfecta – ¡la categorización del quipu sigue siendo un objetivo elusivo! – pero la informática nos presta un vocabulario para expresar el alcance de los hallazgos. Como nos recuerda Ted Underwood, «el significado de los números en las ciencias sociales no es imponer el determinismo, sino reconocer la incertidumbre».[xiii]

Abundan otras oportunidades más. La cuantificación permite buscar coincidencias “Rosetta” entre los quipus digitalizados y docenas de transcripciones de quipu producidas en entornos legales coloniales.[xiv]Este ejercicio, cual corte de nudo gordiano, también puede ayudarnos a identificar a quipus coincidentes entre sí: ¿acaso los quipus de Hamburgo tal vez recojan datos parciales de algún quipu conservado en Berkeley, Lima o Edimburgo?[xv] Y puede responder a consultas muy específicas: ¿cuántas cuerdas colgantes de color marrón claro registran números que son múltiplos de 10, la base del sistema administrativo inca? ¿Cuántos otros contienen al menos una cuerda roja? La adaptabilidad de la informática plantea la posibilidad de un tipo de «contextualización a una escala sin precedentes».[xvi]

Hacia el futuro

A pesar del entusiasmo de estos enfoques, hay que recordar que los “quipus digitales” –y los datos en general– no existen en el vacío. Los ejemplares de quipus sobrevivientes siguen estando repartidos, y su digitalización por parte de personas de diversas nacionalidades refleja disparidades en el acceso geográfico, fondos de investigación y entornos de trabajo. En respuesta, varios colegas y yo hemos formado un nuevo consejo asesor independiente para el Open Khipu Repository[xvii] –la mayor base de datos, que permitió muchos de los análisis introducidos anteriormente– con compromisos concretos de transparencia, responsabilidad, colaboración internacional y traducción multilingüe. Si bien no podemos cambiar el pasado de la disciplina, el futuro de los estudios sobre el quipu será determinado en última instancia por la intencionalidad de nuestros esfuerzos actuales.

Volvamos, entonces, a nuestra pregunta inicial: ¿podría este futuro ser agregativo? Sería un flaco favor dar un  en general; no pretendo sugerir que cada estudiante del quipu tenga que aprender la programación para contribuir al desciframiento. Pero sigo convencido de que las grandes compilaciones de quipus son mayores que la suma de sus partes, que algunos patrones cruciales existen a niveles demasiado abstractos para el ojo humano. No sería reproducir la tan repetida y caricaturesca confusión de la ciencia con la objetividad decir que deberíamos aprovechar las estrategias para evaluar cuestiones que se salen ligeramente del ámbito de la lectura atenta. 

Este compromiso planteará inevitablemente tantas preguntas sobre los quipus como sobre nuestros métodos para estudiarlos. Pero de estas preguntas surge el progreso. Imagino que descubriremos, en el momento de plantearlas, que algunas de nuestras cuestiones nunca se habrían considerado posibles antes. A este respecto, las palabras de Radicati resuenan incluso 30 años después: «Continuemos pues en la labor de formación de un bien estructurado ‘Corpus’ de quipus, sin dejar de recordar el axioma de la arqueología según el cual sólo después de haber visto mil ejemplares de un mismo monumento se podrá decir de haber visto uno».[xviii]


[i] https://planetadelibrospe0.cdnstatics.com/libros_contenido_extra/48/47665_1_QUIPUS-ANEXOS.pdf.

[ii] https://www.planetadelibros.com.pe/libro-quipus/329855

[iii] Véase, por ejemplo: Luis Adawi Schreiber et al., “Una aproximación al estudio de los quipus del MNAAHP”, en Atando cabos, ed. Carmen Arellano Hoffmann y Gary Urton (Lima: Ministerio de Cultura del Perú y Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia del Perú, 2011), 239–63. 

[iv] Carlos Radicati di Primeglio, “La ‘seriación’ como posible clave para descifrar los quipus extranumerales”, en Estudios sobre los quipus (1964; repr., Lima: Universidad Nacional Mayor de San Marcos, 2006), 243. https://sisbib.unmsm.edu.pe/bibvirtualdata/libros/2008/estud_quipu/cap02.pdf

[v] Latin American Research Review, “Current Research Inventory”, Latin American Research Review 3, núm. 3 (1968): 119.

[vi] Michael D. Coe, Breaking the Maya Code (Nueva York: Thames and Hudson, 1992), 43.

[vii] El análisis de Brezine fue publicado en: Gary Urton, “Censos registrados en cordeles con ‘amarres’. Padrones poblacionales pre-hispánicos y coloniales tempranos en los khipu Inka”, Revista Andina 42 (2006): 153–96. http://revista.cbc.org.pe/index.php/revista-andina/article/view/331

[viii] Radamés A. Altieri, “Sobre 11 antiguos Kipu peruanos”, Revista del Instituto de Antropología de la Universidad Nacional de Tucumán2, núm. 8 (1941): 177.

[ix] https://khipucamayoc.github.io/

[x] Gary Urton y Carrie J. Brezine, “Khipu Typologies”, en Their Way of Writing: Scripts, Signs, and Pictographies in Pre-Columbian America, ed. Elizabeth Boone y Gary Urton (Washington, DC: Dumbarton Oaks Research Library and Collection, 2011), 319–52.

[xi] Sabine Hyland, “El significado de la seriación y las bandas de color en los quipus: un desciframiento basado en los quipus de contabilidad laboral de Huarochirí”, en Quipus y quipucamayoc. Codificación y administración en el antiguo Perú, ed. Anel Pancorvo (Lima: Apus Graph Ediciones, 2020), 216–50. https://assets.ey.com/content/dam/ey-sites/ey-com/es_pe/topics/growth/ey-libro-quipus-y-quipucamayoc-codificacion-administracion-antiguo-peru-v2.pdf

[xii] Jon Clindaniel, “Toward a Grammar of the Inka Khipu: Investigating the Production of Non-numerical Signs” (Tesis doctoral, Universidad de Harvard, 2019). https://dash.harvard.edu/handle/1/42029631

[xiii] Ted Underwood, Distant Horizons: Digital Evidence and Literary Change (Chicago: University of Chicago Press, 2019), 186.

[xiv] Manuel Medrano, “Khipu Transcription Typologies: A Corpus-Based Study of the Textos Andinos”, Ethnohistory 68, núm. 2 (2021): 311–41. https://www.academia.edu/45653782/Khipu_Transcription_Typologies_A_Corpus_Based_Study_of_the_Textos_Andinos

[xv] Por ejemplo, consúltese el análisis de Carrie Brezine publicado en: Gary Urton, “Khipu Archives: Duplicate Accounts and Identity Labels in the Inka Knotted String Records”, Latin American Antiquity 16, núm. 2 (2005): 147–67.

[xvi] Matthew L. Jockers, Macroanalysis: Digital Methods and Literary History (Champaign, Illinois: University of Illinois Press, 2013), 23.

[xvii] https://github.com/khipulab/open-khipu-repository

[xviii] Carlos Radicati di Primeglio, “Hacia una tipificación de los quipus”, en Libro de homenaje a Aurelio Miró Quesada Sosa, ed. Estuardo Núñez et al., vol. 2 (Lima: P.L. Villanueva Editores, 1987), 713.

 

 

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