Encuentre las 3 diferencias: Racismo y Discriminación


No son sinónimos, aunque muchos los confundan


En el Perú “nadie” es racista ni discriminador. Aun así, a todas y todos nos encanta hablar del racismo y la discriminación: tenemos anécdotas, experiencias propias y ajenas, amigos de amigos y excepciones a las reglas. Incluso, a veces me pregunto por qué he estudiado a profundidad un tema sobre el cual todos parecen saber lo suficiente. Por ello, y a propósito de la conmemoración del Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial –21 de marzo– y el Día Internacional de Recuerdo de las Víctimas de la Esclavitud y la Trata Transatlántica de Esclavos –25 de marzo–, me animé a escribir estas líneas para ventilar algunos aspectos sobre ellos. 

Observar al racismo y a la discriminación racial es como jugar a encontrar las diferencias. Son dos imágenes muy similares con pequeñas (y no tan pequeñas) modificaciones, a primera vista imperceptibles. De hecho, solemos usar las palabras racismo y discriminación de forma intercambiable, aunque tengan al menos tres diferencias significativas. 

El racismo es un sistema de ideas y la discriminación racial es una actitud. La relación entre ambas es parecida a la de la teoría con la práctica. La superioridad de un grupo de personas sobre otro es una de tantas ideas encerradas bajo el paraguas llamado racismo, y también están los estereotipos y creencias sobre las personas según el grupo racial en el que son clasificadas. 

Todas estas ideas se ven expresadas en acciones e interacciones discriminatorias. 

“Los negros son pobres y, por lo tanto, más propensos a robar” es una idea que forma parte de nuestro imaginario racista. Esta noción es alimentada día a día por los noticiarios cuando muestran más imágenes de acusados con ciertas características físicas. También es alimentada por la persona que cuando ve a alguien que considera “negro” en la calle, toma más fuerte la mano de su hija o hijo y cruza la acera. Tanto los noticiarios como quien cruza la calle usan la teoría racista para sus acciones. El resultado es un trato discriminatorio para aquellos clasificados como “negros”.

Otra gran diferencia entre el racismo y la discriminación se ubica en sus dimensiones. En contextos como el nuestro, el racismo impregna los sistemas y las estructuras. Es decir, está en todos lados, incluso donde no lo vemos. La discriminación, por otro lado, tiene un inicio y un final más delimitados. Es algo así como un evento. La discriminación puede también ser sistemática y estructural. Sistemas como el de salud actúan de forma discriminatoria cuando no toman en cuenta las necesidades específicas de aquellas poblaciones afectadas por enfermedades prevalentes relacionadas a su pertenencia. Tal discriminación es parte de un sistema que se ha construido teniendo en cuenta solo a cierto grupo racial. 

Cuando hablamos del racismo en lo cotidiano nos referimos, generalmente, a acciones individuales. He oído a personas decir que “han experimentado racismo” porque los taxistas les cobran tarifas más elevadas de lo normal por ser “blancos”. Este es un trato diferenciado y discriminatorio en términos raciales, en tanto una persona actúa de una forma debido a sus ideas sobre los grupos raciales. Pero el racismo va más allá de un trato discriminatorio como este y necesita más que eso. Esto nos lleva a la tercera diferencia. 

No toda discriminación basada en la idea de razas refuerza el racismo en la misma medida. Antes que la discriminación, e incluso como condición para ella, existen asimetrías de poder. En el ejemplo del taxista que cobra más caro a un pasajero considerado “blanco”, el taxi es un microespacio de micropoder en una estructura en que la blanquitud es un capital. Las diferencias raciales entre el taxista y el pasajero se ven expresadas en sus mismos roles. Uno de ellos trabaja más de 8 horas al día, no tiene seguridad social, ni beneficios, ni prestigio por el oficio que ejerce. ¿Cuál de ellos creen que sea? 

El racismo es un macropoder, tan grande que es invisible. Tan potente que es el sentido común. Sabemos que alguien racializado como negro/a tiene más probabilidades de ser pobre, pero no nos preguntamos por qué. Lo damos por sentado y hasta recurrimos a otros estereotipos, como la pereza o la dejadez, para explicar esas desigualdades. 

He destacado estas tres diferencias por tres razones. Primero, porque la discriminación racial es solo una de las múltiples manifestaciones del racismo en nuestra sociedad. También porque el racismo no es un fenómeno individual, como sí lo puede ser la discriminación a nivel interpersonal. Y, finalmente, porque los grupos con menos poder pueden participar en la discriminación, pero sus acciones difícilmente equiparan las consecuencias de siglos de racismo. 

Hoy, para eliminar la discriminación racial, y en solidaridad con las víctimas de la esclavitud y la trata transatlántica de esclavos, reflexionemos al respecto. Conversémoslo con alguien más. 

4 comentarios

  1. Federico Alponte-Wilson

    Gracias por los conceptos.
    Nadie puede ser indiferente o imparcial en un tema tan global y que afecta tanto a nuestras sociedades.

  2. Wagner Rieti Arias Llallico

    Muy buen artículo, pero en el Perú, no solo se presenta la discriminación no solo por el color de piel, fenotipo, muchas de ellas se presentan por diversas formas, cómo educación, idioma que habla, lugar dónde radica, saludos

  3. Ana Maria Rodriguez Herrera

    Excelente explicación, en el Perú existe racismo y discriminación racial no sólo con la población afrodescendiente sino con las poblaciones quechua e indígenas, el Viceministerio de Interculturalidad publicó un registro de pueblos indígenas u originarios: de 52 registros sólo 4 eran de la región andina: quechua, aymara, jaqaru y uros.
    Entiendo que el artículo se orienta a este grupo en especial por ser 25 de marzo, sólo quería remarcar que el racismo y la discriminación abarca más que a los afrodescendientes.

    • Emeliza Palma

      Cierto. Sin embargo, existen muy pocos artículos que reflejen la situación de inequidad y desigualdad que sufren las poblaciones afrodescendientes producto del rezago del colonialismos, el racismo y la discriminación. Esto se ve reflejado también en información estadística y en la falta de programas del Estado para revertir la situación en la que se encuentran las y los afroperuanos. Se han iniciado algunas acciones al repsecto para nuestros pueblos originarios. Pero sabemos que falta mucho que hacer.
      Sharún nos invita a seguir reflexionando.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Volver arriba