El largo camino del regalo más esperado


¿Cómo influyen la economía y la política mundial en el acceso a las vacunas en el Perú? 


Si el año pasado deseábamos recibir como regalo navideño el último smartphone o computadora, la pandemia hizo que ajustáramos nuestras expectativas. El regalo número uno en estas épocas habría sido una vacuna contra el COVID-19, pero aquí estamos, esperando un cronograma firme que nos diga cuándo llegará el fin de las mascarillas, el alcohol en gel y las falsas desinfecciones.

            Existen atisbos sobre las rutas globales para salir de esta crisis. Lo primero que habría que resolver son los aspectos técnicos y científicos de las vacunas, y algunos de ellos han sido discutidos aquí, en Jugo de Caigua. Hasta ahora, el proceso a nivel mundial se muestra encaminado, al punto de que ya hay personas exitosamente vacunadas en algunos países del hemisferio norte. De aquí en adelante, la ruta que nos falta recorrer como país tiene que ver, sobre todo, con aspectos políticos y económicos de orden internacional.

            Un grupo multisectorial encabezado por el Ministerio de Relaciones Exteriores, con la participación del Ministerio de Salud (MINSA), lidera las negociaciones para comprar una o más vacunas directamente de los laboratorios. El 13 de diciembre, el MINSA nos emocionó con la posibilidad de recibir, ese mismo mes, las primeras de las 9.9 millones de dosis que adquiriríamos mediante la alianza Pfizer-BioNTech. Esta semana, el Ministerio de Relaciones Exteriores declaró que las negociaciones para comprar las vacunas directamente de los laboratorios que las producen aún continúan. En términos llanos, no tenemos ningún trato cerrado y no tendremos vacunas en diciembre.  Tal vez tampoco en enero. 

            Reino Unido ya recibió las vacunas de Pfizer e inició el primer operativo de inmunización masiva para el SARS-CoV-2 . Este país ha ordenado 40 millones de esas vacunas (suficientes para vacunar a poco más de la mitad de los peruanos), 100 millones de dosis de AstraZeneca, y otros 60 millones de GSK y Sanofi Pasteur. En general, las naciones más ricas han comprado el 53% del total del stock de las vacunas más promisorias, aunque alberguen solo el 14% de la población mundial.  De acuerdo con la People’s Vaccine Alliance (Alianza de Vacunación Popular), en 2021 habrá suficientes vacunas para un tercio de la población mundial, pero los países más pobres sólo podrán vacunar a una de cada diez personas. Es decir, el orden de vacunación dependerá de la cantidad de dinero que un país pueda gastar en ello. 

            En este contexto, los países de ingresos medios como el Perú corren el riesgo de quedar rezagados en el reparto. No son ni tan ricos ni poderosos como para comprar las vacunas para sí mismos ahora, ni tan pobres como para que las instancias de cooperación las financien por ellos. A menos que los gobiernos y las farmacéuticas pongan de su parte, el acceso a la vacuna será una carrera comercial y política en lugar de un asunto de salud pública. A esto se añaden las luchas de poder entre las potencias para demostrar su supremacía. Rusia y China le llevan la delantera a Estados Unidos en producción y distribución de vacunas, lo cual innegablemente se relaciona con las tensiones de larga data entre estos países por la hegemonía mundial

            El último comunicado del MINSA anunció que las vacunas llegarán al Perú el primer trimestre de 2021, para inmunizar principalmente al personal de salud. Estas vacunas llegarían al Perú vía COVAX, una iniciativa coordinada por la Organización Mundial de la Salud, la Alianza para la Vacunación Gavi y la Coalition for Epidemic Preparedness Innovations (CEPI). Esta organización busca paliar las brechas de acceso a la vacuna, como una intermediaria entre los países y las empresas. Una de sus acciones ha sido crear un fondo para financiar la vacuna en 92 países, pero el Perú no sería uno de los beneficiarios: su participación es la de un firmante autofinanciado, con lo que asegura la inmunización de al menos el 20% de su población, cuando las condiciones estén dadas. Esto podría suceder en el primer trimestre del 2021, o cuando las negociaciones entre todas las partes involucradas finalicen.

            Todo esto nos lleva de vuelta al espíritu navideño: ¡compartir! Si los países solo compiten por tener las vacunas, la mayoría perderán. Para que el acceso sea universal y llegue a países como el Perú, será vital que las empresas farmacéuticas compartan la ciencia, y que los países viren hacia unir esfuerzos económicos.  Suena idealista, lo sé, pero es la esperanza con la que podemos recibir esta Nochebuena con miras a poder abrazarnos sin miedo en las próximas Navidades.

1 comentario

  1. zeta

    Esto me recordó al problema con los antirretrovirales del VIH y África… Ojalá no lleguemos a esos extremos. Sin embargo, feliz navidad! Gracias por sus artículos 🙂

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