El hombre de acero en el Congreso


¿Qué hace un cómic de Superman en la juramentación de un congresista en Estados Unidos?


Bruno Guerra Napurí es un comunicador audiovisual especializado en cultura pop, historietas, y películas de superhéroes. En su tiempo libre trabaja como docente de comunicación audiovisual, y diseño de videojuegos, además de ejercer en ambas disciplinas. Además de haber fundado Geekeados, medio especializado en noticias de franquicias geek, trabajó como director de contenidos juveniles en Canal IPe. Ha colaborado con revistas de arte y cine, y se emociona cada vez que ve paralelos entre la ficción y la realidad.


En medio del drama que ha sido el proceso de elección de un presidente para la Cámara de Representantes de Estados Unidos, una curiosa noticia le restó tensión a los días que vivía el Congreso número 118 del país norteamericano: para su juramentación al cargo, un congresista recientemente electo por el distrito 42 de California, anunció que acompañarán a su copia de la Constitución, una foto de su familia y una primera edición de Superman.

La noticia corrió inmediatamente a través de medios distantes a la política y la historia de Robert García atrajo el interés de varias personas. ¿Quién era este político? ¿Y por qué había elegido esta pieza de literatura pop valorizada en 5 millones de dólares, y que forma parte de la Biblioteca del Congreso estadounidense, para ese momento tan solemne?

Sin embargo, otra pregunta se abre a partir de esta anécdota: ¿por qué debería importarnos a los latinoamericanos este congresista norteamericano?

Robert García nació en Lima, Perú, en 1977. A los cinco años emigró junto a su madre a California, Estados Unidos. Juntos, y con el apoyo de su tía, salieron adelante y eventualmente pudo seguir estudios académicos en Comunicaciones, hasta obtener un doctorado en Educación. Destacó profesionalmente con la fundación del Long Beach Post, un medio informativo digital para la ciudad. Pero mientras todo esto sucedía, Robert García ya participaba de la que sería su verdadera vocación: la política. Primero, al ser elegido como concejal, y más adelante, como el primer alcalde latino y el primer alcalde LGBT+ de la ciudad de Long Beach, California. 

Si bien estos récords marcaron un impresionante precedente para el joven migrante, su carrera política es igual de llamativa: García pertenecía inicialmente al partido Republicano, partido que hoy en día es asociado con fuertes retóricas antimigratorias, racistas y homofóbicas. Pero esto tiene una explicación. García y su madre fueron beneficiados por las políticas migratorias de Ronald Reagan, algo que lo atrajo inicialmente al partido. Quizás esto explique por qué García se describía entonces como socialmente liberal y fiscalmente conservador. 

Hoy en día el partido Republicano y el Demócrata se encuentran más polarizados que nunca, por lo que hay quienes cuestionan su pasado político. Sin embargo, su biografía habla por sí sola y es imposible negar que García tiene una mirada bastante consciente de la realidad de su país adoptivo, y de lo que tiene que suceder para que sus ahora compatriotas reciban las mismas oportunidades que él tuvo. Entre otros puntos, destacan sus políticas sobre el medio ambiente, así como su posición a favor de la despenalización de la marihuana, los derechos humanos, la inclusión y la salud social. Esto no significa que esté libre de críticas. Su apoyo y relación con la policía de Long Beach, grupo del que recibió apoyo económico estando en campaña, atrajeron duras críticas en su momento.

Y entre tanto, ¿por qué Superman? Mientras para algunos es la infantil fantasía de un hombre adulto en mallas y una capa, con fuerza sobrehumana y capacidad de volar, el hombre de acero de DC Comics significa más para muchos, tanto por su impacto en la cultura pop, como por su valor narrativo. 

Creado en 1938 por Joe Shuster y Jerry Siegel, ambos hijos de migrantes judíos, Superman aparece como un héroe popular. En su primera entrega lucha contra mafiosos, salva a una mujer de un hogar abusivo y evita que un hombre sea ejecutado a causa de un juez corrupto. Mucho antes de pelear contra monstruos espaciales, Superman peleaba por su comunidad. Peleaba por “la verdad, la justicia y el estilo americano” («Truth, justice, and the American Way»). Este lema lo acompañaría durante casi toda su existencia y, aunque sus aventuras ahora dan cabida a historias más fantasiosas, en su esencia Superman sigue siendo el mismo: un hombre que por casualidades del destino llegó a la Tierra, donde gracias a sus poderes y a la crianza de buenas personas dedicaría su vida a proteger a la humanidad —y al universo— de cualquier amenaza posible. 

Sea Kal-El —su nombre en Krypton, su planeta natal, de cuya implosión fue salvado por sus padres cuando lo colocaron en una cápsula espacial—, o Clark Kent —su nombre terrestre, otorgado por una pareja de granjeros que lo encontró en los campos de Kansas—, Superman es una mezcla de identidades. Gracias al cariño y valores impresos en él por sus padres adoptivos, el migrante extraterrestre es considerado, tanto dentro como fuera de las páginas de las historietas, como el héroe más humano de todos. El hombre del mañana. La prueba definitiva de que para pertenecer a un lugar, no es necesario haber nacido ahí. Y de que para servir al prójimo, solo basta la voluntad.

Robert García aprendió el idioma oficial de los Estados Unidos leyendo historietas.  Y, en sus palabras, nunca más dejó de leer. ¿Significa esto que Robert García es Superman?

Es inevitable observar algunos paralelos en sus historias y este artículo fue escrito destacándolos. A lo largo de su publicación, Superman se ha enfrentado a nazis, multimillonarios con complejos megalomaniacos, políticos corruptos, organizaciones criminales, desastres ambientales, crisis humanitarias y al ocasional invasor alienígena. Dejando esto último fuera de la lista, Robert García, y el actual Congreso de los Estados Unidos enfrentan los mismos desafíos, incluso, y quizás sobre todo, a los nazis. Robert aparenta llegar preparado para el servicio, uniéndose a una bancada demócrata bastante unificada en su lucha contra un partido Republicano cada vez más radical, pero también más dividido, a pesar de tener la mayoría de escaños. 

Pero Robert García no es Superman. Robert García es un político. Es alguien que debe operar dentro de los márgenes, obedecer la ley y representar digna y justamente a los ciudadanos de su distrito electoral y de su país. Si hay una lección que deja Superman es la importancia de saber servir. Y que mientras más poder tenga alguien, mayor es su responsabilidad en el servicio. Cuando Robert finalmente juramente sobre la valiosa edición de Superman que le prestará la Biblioteca del Congreso para la ocasión, esperemos que su vocación de servicio esté a la altura del primer superhéroe de las historietas. 


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5 comentarios

  1. Haydee

    Excelente articulo y muy divertido. Felicitaciones!

  2. Alberto

    Muy entretenido e interesante. Me gusta cómo la cultura pop puede utilizarse para reflexionar sobre temas de fondo.

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