¿Democracia derrotada, o simplemente aplazada?


El poema de una veinteañera que podría aplicarse al Perú 


Este 20 de enero, como sucede cada cuatro años desde 1937, se inauguró el mandato presidencial de John R. Biden Jr. y se puso término al tumultuoso periodo al mando de Donald J. Trump. La ceremonia siguió muchos de los parámetros usuales, pero con algunas importantes diferencias. El presidente saliente se negó a participar y dejó la Casa Blanca temprano, despidiéndose de sus allegados antes de subirse a un avión al ritmo de My way, de Frank Sinatra. Solo dos semanas antes, una turba azuzada por Trump había tomado el Capitolio con la esperanza de evitar que se certificara la elección de su sucesor, un hecho por el cual ha sido procesado por la Cámara de Representantes y será juzgado pronto por el Senado.

            No sorprende que el mandato de Trump terminara de una manera tan accidentada, cuando hace cuatro años, en su discurso de inauguración, prometió terminar con la “masacre americana”. Para muchos, de eso ha tratado su tiempo en el poder al incitar la división desde un inicio, con la prohibición de viaje a personas de ciertos países musulmanes, la construcción de un muro en la frontera con México, la separación de familias inmigrantes –arrancando a niños de sus padres– y el aliento de la división racial en repetidas ocasiones. El apoyo que Trump dio a grupos conservadores, nativistas y racistas no fue obstáculo para que una gran mayoría de norteamericanos dejara de creer en su mantra de “hacer América más grande otra vez” y si no fuera por la real masacre del Covid-19 y el consecuente desplome de la economía, es posible que hubiera sido elegido para un segundo mandato.

            Pero dadas las circunstancias, los demócratas han vuelto al poder y ahora controlan tanto el Poder Ejecutivo como el Legislativo, mientras que con los tres jueces nombrados por Trump y confirmados por el Senado republicano, ellos dominan el poder judicial. A pesar de esto y de las limitaciones impuestas por la pandemia, la inauguración fue un momento de celebración y, sin duda, uno de los instantes más emotivos fue la declamación de Amanda Gorman, poeta afroamericana de 22 años, de su poema La colina que subimos. Con un anillo en forma de jaula de pájaro que recordaba a su predecesora, la poeta Maya Angelou –quien escribiera la famosa novela autobiográfica Yo sé por qué canta el pájaro enjaulado–, y vestida con un brillante abrigo amarillo, el pelo trenzado con cintas de oro y un tocado rojo, Gorman nos recordó la importancia de soñar con un mundo mejor, cómo debemos tener el valor de ver la luz y de ser la luz, y que si bien la democracia puede ser periódicamente aplazada, no puede ser derrotada de manera permanente.

            Desde el Perú, y a solo tres meses de nuestras elecciones presidenciales, ver tremendo espectáculo nos lleva a preguntarnos a quién le colocará Sagasti la banda el 28 de julio próximo. Y si bien nuestras ceremonias de cambio de mando no suelen tener poetas, al igual que en las de Estados Unidos sí hay biblias, crucifijos y juramentos. La pompa y circunstancia habitarán el Congreso como ocurrió en el 2016, pero de nosotros depende que la persona que se ponga la banda presidencial nos dé un mínimo de esperanza. Aquella vez, Pedro Pablo Kuczysnki nos prometió mucho, pero fue tan poco lo que nos dio que no llegó a completar ni un segundo año al mando. Desde entonces los peruanos hemos visto un desfile de personas juramentando y seguimos con la esperanza de tener en quien creer. La pandemia nos ha golpeado de manera inclemente, y mucho de lo que se creía que se había logrado con el crecimiento económico resultó no ser mucho más que un espejismo, con servicios básicos, como la salud y la educación, por los suelos. ¿Qué nos queda ante estas difíciles circunstancias? ¿Perder el ánimo? ¿O, como nos pide Amanda Gorman, “reconstruir, reconciliar y recuperar”?

3 comentarios

  1. Isabel Perea Sobrevilla

    Me gusta tu enfoque

    Amanda Gorman, fue alumna de Patricia Corcoran en LA
    Su juventud y visión nos dan esperanzas tanto para la democracia como para el futuro

  2. VANIA HIJAR ZIMIC

    Cuánta falta nos hace tener esperanzas. Cada campaña electoral siempre termina reforzando los estigmas y dividiendo a los peruanos. Tal vez podamos, nosotros los ciudadanos y sobre todos los más jóvenes, dibujar ese Perú que deseamos y necesitamos en vez de enfrascarnos en discusiones sordas. Escucharnos de verdad sin buscar tener la razón y buscar juntos nuestro camino.

  3. Gloria Diana Dunkelberg Miller

    No suelen haber poemas en el cambio de mando pero sí en el Gobierno provisional de Sagasti..Emocionado, qué más da… emocionado…El problema es que el poema no rebota con fuerza hacia la ciudadanía…Amanda Gorman, lanza la bola y rebota en Biden…“reconstruir, reconciliar y recuperar” es perfectamente viable…El liderazgo político en el Perú cada día se desvanece más…No hay rebote…

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