De la entrevista en CNN a la OCDE


Una semana del Perú en el ámbito internacional


La primera entrevista internacional del presidente de la República, Pedro Castillo, acaparó la atención esta semana. El foco está en aquellas preguntas de Fernando del Rincón (CNN) que obtuvieron respuestas incompletas por parte de Castillo sobre temas controversiales. Las reacciones abundan y era de esperar. El quid de las preguntas controversiales es, precisamente, que provocan reacciones cualquiera sea la respuesta. La controversia se nutre de puntos de vista diferentes. No es este el caso: en nuestro contexto, la polarización ha llegado a un punto crítico en el que “bandos” opuestos llegan a conclusiones parecidas con distintas premisas. 

Con la polarización acrítica, compite por atención la alerta de un segundo derrame de petróleo anunciada por el Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA). En el mismo terminal que el anterior derrame, Osinergmin constató que el evento ocurrió el 25 de enero en la refinería La Pampilla de la empresa Repsol. La empresa ha indicado que se trató de un “afloramiento controlado de remanentes” del último derrame. Aún está bajo investigación la causa del derrame del 15 de enero. 

La situación de emergencia ocasionada por el derrame de petróleo evidenció la relevancia de la política internacional del país. La cancillería del Perú reportó la intervención de especialistas del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente y el apoyo del Organismo Internacional de Energía Atómica, el principal foro mundial en la esfera nuclear. La Comunidad Andina (CAN), órgano de integración regional entre Perú, Bolivia, Ecuador y Colombia, se pronunció respecto al desastre ambiental. De hecho, esa misma instancia aprobó recientemente la Carta Ambiental Andina, un instrumento para situaciones como la que hoy enfrenta el país. 

Otra instancia internacional que expresó su preocupación por la crisis ambiental en el Perú fue la Alianza del Pacífico. El derrame de petróleo coincidió con la XVI Cumbre de este mecanismo internacional. Del 24 al 26 de enero, los presidentes, ministros y viceministros de Relaciones Exteriores y Comercio de Chile, Colombia, México y Perú se reunieron en Bahía de Málaga, Colombia. Aunque se trata de un foro orientado principalmente a la cooperación económica y la liberación del comercio, ofreció brindar asistencia al Perú para mitigar las consecuencias ambientales.

En un giro irónico frente al daño ambiental y el desempeño del presidente en la entrevista con CNN, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) invitó oficialmente al Perú a iniciar el proceso de adhesión a la Organización. Esta noticia ha sido celebrada como un hito en el crecimiento del país. El objetivo de la OCDE es promover y diseñar políticas que favorezcan el bienestar de las personas. Y todos queremos bienestar para nuestros países, ¿verdad? El tema con la OCDE es que para poder entrar al círculo de colaboración se necesita contar ya con cierto bienestar entre la ciudadanía. Los estándares para formar parte de ella son exigentes. 

A diferencia de organizaciones como la ONU donde todos –o casi todos– los países pueden ser parte, la OCDE es realmente selectiva con qué países permite ingresar. Hasta el momento solo dos países sudamericanos han accedido: Chile y Colombia. El proceso colombiano de ingreso a la organización inició en mayo del 2013 y terminó en abril del 2020. Como en el caso del Perú, el proceso inicia mucho antes de la invitación a iniciar el proceso de adhesión. 

Primero, un país presenta su candidatura para iniciar el proceso de adhesión. La OCDE tiene un Marco para la Consideración de Miembros Potenciales que utiliza para evaluar si determinado estado cumple con los requisitos para ser invitado. Si es que ven potencial, la Secretaría General de la organización prepara una hoja de ruta específica para el país. Es decir, cuánto tiempo nos tardará convertirnos en miembros dependerá de la situación del Perú en términos políticos, económicos y legales. ¿Y cuál es la situación? Esta semana el ámbito internacional nos ha mostrado tanto nuestro afán por personalizar el poder como el fenómeno opuesto, procesos que trascienden la personalidad. La última entrevista presidencial fue percibida como un indicador de lo lejos que estamos de cumplir estándares como los de la OCDE, o cualquier otro. Las reacciones polarizadas a la misma entrevista también demuestran lo mucho que falta. La OCDE no evalúa presidentes como personalidades, evalúa sistemas que funcionan. La ciudadanía es parte del sistema y, sumida en la polarización, no coopera.

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