Cuidados antes del viaje


Ómicron y las diferencias entre dos navidades 


La montaña de libros, las bolsas con encargos y la ropa de verano acumulada en mi sillón me recuerdan que mañana viajo a Perú. Después de un año volveré a ver a mi familia, a mis amigos y a los archivos que necesito visitar para mi tesis. Hasta hace unos días pensaba en todos los sitios a los que iría y a las personas que el año pasado deliberadamente dejé como pendientes. Pero hoy, ya próxima al viaje, pienso en ómicron. 

A puertas de las fiestas de fin de año, la nueva variante nos recuerda que la pandemia no ha terminado y que es momento de usar las herramientas que conocemos como certeras y descartar las distracciones innecesarias. Aunque a veces lo parezca, la nueva variante no nos lleva al punto inicial de la pandemia. 

Un primer motivo está en el grado de inmunidad que hemos alcanzado, en su mayoría por las vacunas; y en que muchos también cuentan con cierta protección tras haberse contagiado de coronavirus. Esto nos coloca en un escenario complemente diferente al de diciembre del año pasado, donde solo el personal de salud empezaba a vacunarse. 

En la Navidad anterior, como le ocurrió a muchos, me reuní únicamente con mi familia nuclear. Aun así, el riesgo era alto. No estábamos vacunados y nos la jugábamos al 100%. Esta vez mantendremos la tradición del petit comité, pero la situación no puede ser más distinta: todos estamos vacunados y revacunados. Esto no significa que no nos podamos contagiar cuando salgamos a buscar el pavo o la gratificación al banco. Sin embargo, este año nuestras probabilidades de presentar una enfermedad sintomática son de menos del 5%. Convengamos en que de 100 a 5 hay un mundo de avances científicos de por medio.

Un segundo motivo radica en que dejaremos de perder el tiempo con protocolos inútiles como limpiarnos los zapatos, desinfectar todos los paquetes y una serie de malabares que nos distraían de lo fundamental: airear los ambientes y evitar las aglomeraciones. Si alguien viene a visitarnos, lo haremos pasar al jardín. Si vamos a comer en algún sitio, será en una terraza. Cuando estemos en un ambiente cerrado –como los medios de transporte–, usaremos una buena mascarilla con ajuste perfecto. N95 mejor que una quirúrgica, y una quirúrgica mejor que una de tela. 

El año pasado me asombró el uso extendido de mascarillas en Perú. En Atlanta, donde vivo, reina la mascarilla de tela. Hubo un momento mágico de la pandemia donde las cajas de mascarillas quirúrgicas estaban de oferta y las regalaban con cualquier compra. Pero eso es parte del pasado. Ahora, en las farmacias suelen vender los paquetes de dos mascarillas. Y si no, la mejor opción es por Internet, donde las nuevas N95 que se doblan y te hacen ver como un pato nos confirman que, por lo menos, se ha invertido en diseñar mascarillas más efectivas, aunque no sean las más populares. 

Mientras repaso esta información que me brinda cierta tranquilidad previa al viaje, no puedo negar que pienso en las posibles consecuencias. ¿Y si me contagié de ómicron y se la paso a mi familia? Es poco probable, pero no cero probable, por lo que una cuarentena y una prueba tras un par de días de aterrizar no le harán daño a nadie ¿Seré yo la paciente cero en el Perú? También es poco probable en este momento, pues ya casi asumimos que la variante se encuentra dentro de nuestras fronteras. ¿Si se cierran automáticamente todas las fronteras y no puedo volver a tiempo? Esto siempre es una posibilidad, a pesar de que la gran mayoría de expertos coincide en que los cierres de fronteras en este momento de las pandemias no son medidas apoyadas por la evidencia. 

Así como el año pasado, tendré que revisar constantemente las noticias para adecuarme a posibles cambios de última hora: que se cierren todas las fronteras, que se descubra que la variante ómicron es más contagiosa o que produce una enfermedad más grave. Información que, de ser confirmada, nos debe llamar a la acción, mas no al pánico. Pero este año será distinto.Sabremos que cada encuentro será menos riesgoso, que las comidas en el jardín será lo mejor que podremos hacer para cuidarnos entre todos, y que dentro de un año podremos celebrar más juntos. 

2 comentarios

  1. Laura

    En noviembre de este año 2021 por fin pude viajar a Lima después de mi plan de viaje frustrado por el inicio de la pandemia en el mes de marzo del 2020… en Setiembre me contagie del Covid, con una sintomatología muy suave: tos y pérdida del olfato y el gusto. Un año más tarde, para viajar al Peru, no fue necesario ponerme la vacuna ya que tenía mis defensas aún muy altas. Hicimos un viaje perfecto, sin ningún incidente por Covid…

  2. Daniela

    Estoy a punto de realizar un viaje y esto me ha calmado un montón, gracias

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