¿Crisis? ¿Cuál crisis?


Cuando la crisis es permanente no es posible tratarla como tal 


Esta semana el presidente se presentó ante la prensa nacional e internacional en una serie de entrevistas y las reacciones, verdaderamente, no sorprendieron a nadie. Quienes consideran que Pedro Castillo no está preparado para gobernar quedaron aún más convencidos, y los que aún creen en él piensan que siguen teniendo motivos en lo más parecido a un acto de fe. En suma, nuestra situación política no ha cambiado prácticamente en nada.

El 27 de enero IDL-Reporteros publicó un artículo [ https://www.idl-reporteros.pe/el-sombrero-y-el-avestruz/ ] que detalla los motivos que han llevado recientemente a Avelino Guillén a renunciar al cargo de ministro del Interior. El respetado juez deja una de las carteras más complejas de la administración pública en un momento en que la policía está sumergida en una tremenda crisis de legitimidad. Mientras tanto, las reacciones a lo que parece ser una profunda crisis institucional han sido casi nulas.

Perdemos otro ministro del Interior y no hay noticias de la premier, quien, a diferencia del presidente, sí le dio su respaldo público (aunque de momento se mantiene aislada por Covid-19). El presidente, como es costumbre, sigue mudo. No se sabe ni siquiera si ha aceptado la renuncia del ministro o lo que piensa hacer al respecto. ¿Tendremos un nuevo gabinete? ¿Habrá cambios profundos? Nadie lo sabe. 

Pero no pasa nada. El país entero celebra la victoria ante Colombia que nos pone cuartos en la tabla de posiciones para las eliminatorias del mundial de futbol. La crisis es tan profunda como permanente. Es por ello que ya no es realmente una crisis: es el sistema mismo. Los llamados a la vacancia son ensordecedores, pero al final tampoco parece haber tanta convicción de que este será el momento o de que este será el motivo. El botón nuclear sigue ahí, pero nadie se atreve a apretarlo, porque nadie sabe a dónde nos conduciría hacerlo.

Quienes me conocen saben que adolezco de optimismo crónico, pero en estos días más de una vez he repetido que el Perú está en una espiral descendente y que siempre podemos estar peor. Hoy, en la reunión editorial de Jugo de Caigua, me instaron a infundir esperanzas compartiendo en qué momento de la historia del Perú las salidas institucionales nos habían funcionado, o hasta dónde se podía retroceder para encontrar el origen de esta crisis. Mi respuesta fue tajante: en el Perú estamos constantemente buscando una institucionalidad sin mucha posibilidad de encontrarla, y lo que llamamos “crisis” simplemente es la forma en que funciona el sistema.

Lo que nos muestra el estudio del pasado es que el sistema político peruano es inestable, pero ya nos hemos acostumbrado a ello y preferimos enfocarnos en las cosas que nos dan alegrías momentáneas. Perú se defendió con todo el viernes en Barranquilla, el Oreja Flores metió un gol que nos pone más cerca de Qatar, ¿qué importa un ministro del Interior más? Tendremos otro, seguirá la crisis, las cosas habrán cambiado poco o nada.

Yo misma pensaba que hoy hubiera preferido escribir sobre la llegada del nuevo año lunar chino este martes 1 de febrero. Este año le toca al tigre, el tercer animal de los doce y del que se dice que es el rey de todas las bestias. Sus características principales son la fuerza, el exorcismo de los males y la valentía. Tres cosas que necesitamos a gritos este 2022. 

Cuando no tenemos muchas herramientas para ver lo que nos depara el futuro, buenos son los horóscopos. Como historiadora, muchas veces me preguntan como a un oráculo y me piden que prediga el futuro, pensando que al ver lo que ha sucedido en el pasado se puede predecir lo que viene. Sin embargo, es muy poco lo que la Historia nos puede decir sobre lo que va a ocurrir, porque quienes la estudiamos tenemos interés en el pasado y en entender cómo llegamos al presente. El futuro ya es otra cuestión.

Lo que sí puedo decir es que mientras sigamos sin prestarle mucha atención a lo que realmente está sucediendo, mientras que como ciudadanos no nos pongamos a exigir a quienes nos gobiernan que hagan lo que han prometido, o que por lo menos se encarguen del gobierno con entereza, no importa mucho ni lo que haya sucedido en el pasado, ni lo que vaya a suceder: las cosas no cambiarán mucho y la crisis seguirá siendo tan grave como profunda e interminable.

Tenemos elecciones a gobernadores y alcaldes en ocho meses. ¿Qué estamos haciendo para asegurarnos de tener mejores representantes? ¿Qué estamos haciendo como ciudadanos para pedirle al presidente y al Congreso que nos rindan cuentas? Esta crisis sistémica no se solucionará desde el Estado o desde el poder, sino cuando realmente nos involucremos como ciudadanos, por difícil que sea mantener la atención en lo que está sucediendo.

1 comentario

  1. Coty

    Gracias por ilustrarme con esta narración. Es una verdad interesante q preferimos distraernos con algo como el fútbol y evadimos la realidad. Es lo q hace el ser humano q no le gusta enfrentar , evade . Esperando q las cosas se arreglen solas…Y q se puede hacer ? Q es lo q no se hace ? Q se sugiere? Quizá ya tienes algo escrito al respecto… me gustaría seguir leyendo … las opciones

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