Contraseñas de la clase alta


El mito de que las élites son brillantes y trabajadoras


Hace muchos años, cuando presenté mi primera novela en público, mis padres acudieron con unas galas a la altura de su orgullo; mi madre con un vestido muy asentador y mi padre con su mejor saco oscuro. De aquella noche recuerdo muchos, muchísimos detalles, pero ninguno se me ha quedado tan presente como aquel que brillaba tenuemente en la solapa de mi padre: una pequeña insignia del Club de Leones de la provincia donde me crió. 
Puedo imaginar el diálogo mientras ambos terminan de vestirse. Ella quitándole una pelusa a su saco y él aceptando todo con docilidad, hasta que a mi madre le tinca que falta algo. Abre su cofrecito en busca de la cereza y se topa con una L dorada flanqueada por dos felinos que rugen de perfil. Un recuerdo de tiempos mejores: la distinción hecha bronce en una pequeña comunidad de profesionales y comerciantes. Al contrario de la insignia del cuento de Ribeyro, que era una contraseña secreta para disfrutar atajos preferenciales, la de mi padre aquella noche fue un altavoz para anunciar nuestro origen de media tabla. Por eso, cuando me adelanté a recibirlo con un abrazo, rodeado de cierta élite cultural, económica y hasta política, confieso que en un primer segundo me asaltó un rezagado pudor adolescente pero, por fortuna, la gratitud y la ternura terminaron por vencerlo. 

            Varios recuerdos como este me han visitado hoy, después de toparme con las declaraciones de un exministro chileno que, en su momento, ofendieron a la alta burguesía de su país. Hace unos años, Nicolás Eyzaguirre –tal es el nombre del entonces ministro de Hacienda– se refirió a los egresados de su exclusivísimo colegio en Santiago de esta manera:  “Les puedo decir que muchos alumnos de mi clase eran completamente idiotas; hoy son gerentes de empresas. Lógico, si tenían redes. En esta sociedad no hay meritocracia de ninguna especie”.

            Un año atrás el economista de Yale y profesor en la Universidad de Chicago, Seth Zimmerman, había dejado el terreno listo para que floreciera tal declaración: en un estudio hizo público que el 50% de los cargos más altos en las empresas chilenas lo ocupaban exalumnos de solo nueve colegios de élite. 

            Enfocarse en este dato no solo da para pensar en los colegios exclusivos que detentan este sitial en cada país de América Latina, por ejemplo, sino también para entender por qué nuestras clases acomodadas tienen esa propensión –insólita en sociedades más igualitarias– por averiguar en qué colegio ha estudiado su interlocutor. Todo indica, nuevamente, que el encumbramiento social no depende tanto de los conocimientos, sino de los conocidos. Se adivinará lo perverso de esta situación: mientras el acceso al conocimiento puede llegar a ser público, el acceso a los contactos es cerrado y conlleva requisitos de muy escasa circulación. 

            Como toda red que tiende a creer en sus propias narrativas –como los creyentes de una religión o los hinchas de algún club–, toda élite económica tiende a creer que su triunfo en la escala social se debe a que es brillante y trabajadora, y sus integrantes no son muy conscientes de que al pertenecer desde pequeños a un sistema exclusivo de códigos y relaciones, tienen casi asegurado su actual nivel social para sus hijos y nietos. ¿Qué ocurre, en contraposición, con las familias humildes? Según un estudio de la OECD, las familias pobres de América Latina necesitan entre seis y once generaciones para que uno de sus descendientes escale a la clase media. Pensar en una sociedad sin ricos ni pobres es una utopía que cuando ha querido ser puesta en práctica ha devenido en regímenes de pesadilla. Sin embargo, pensar en sociedades donde la distancia entre ambos no sea escandalosa, sí es razonable.

            Actualmente, según el World Inequality Database, el 1% de los peruanos más ricos detenta casi una cuarta parte de nuestros salarios. Y el 10% detenta más de la mitad. 

            Somos uno de los cuatro países más desiguales en una de las regiones más desiguales del mundo. Convengamos en que una realidad así no nos hace viables: la frustración de los menos afortunados macerándose cada día, y la consecuente violencia manifestándose en cada acto, hacen imposible que seamos una ciudadanía que piense a largo plazo y se conduzca constructivamente.

            Pero, ¿a quién le corresponde la responsabilidad de que el mecanismo actual se modifique? ¿A la sartén que recibe el fuego, o al mango que detenta el control?

            Quizá por eso escribo esto. Porque es mucho más probable que ese 10% de mi país tenga más recursos para leerme que aquel 90% preocupado por temas más urgentes. Escribo para que recuerden en qué colegios estudiaron y con quiénes. A qué universidades asistieron y qué clubes frecuentaron. Escribo para que identifiquen sus códigos de pertenencia y sopesen qué tanto han contribuido a agrandar nuestras brechas: qué palabras usan y cómo las usan –“¿viste qué cholo, como dice chort”?–, cómo utilizan simbólicamente la ropa –“esas medias claras no van con zapatos oscuros”–, qué referencias geográficas utilizan –“¡Uy, ese tiene recibo de Edelnor!”– o qué ágapes son imperdibles –“nos vemos el viernes ya sabes dónde”.

            Escribo para que miren con sospecha a quien está demasiado pendiente de estos detalles, pues quizá signifique que esa persona recurra a su capacidad de discriminación porque no tiene mucha capacidad intelectual.

            Escribo con la ingenua esperanza de que lo piensen bien cada vez que se vean tentados de decir que nadie les ha regalado nada, porque desde pequeños sí disfrutaron de grandes atajos sistematizados. Para recordarles –y recordarme a mí mismo– que muchos de sus códigos cotidianos sirven para perpetuarse en un sitial y cuidar que no ingrese nadie más: santos y señas para excluir o incluir, así como la insignia de mi padre podía servir para marcar distancia con sus pacientes más humildes, pero también para provocar sonrisas en el comedor del Club Nacional. 
En este último caso, una contraseña infinitamente rechazada para acceder al siguiente nivel.

95 comentarios

  1. Patricia

    Gracias Gustavo, excelente reflexión sobre el privilegio.

      • Cesar

        Gran reflexión, excelente articulo, me hizo recordar a un amigo ingeniero industrial que me contaba le daba los exámenes al hijo del dueño de uno de los grupos más importantes del Perú y que hoy es su CEO

        • gr

          Un ejemplo tristemente cotidiano, César.
          Paco Yunque, siglo XXI.
          Gracias.

          • Gustavo Rodríguez

            Felicitaciones Tocayo
            El día que un candidato proponga de manera adecuada reducir esa brecha de oportunidades y desaparecer los favoritismos tendrá mi voto
            A ojo cerrado
            Saludos y abrazo
            Gustavo Rodríguez
            DNI 08188777

      • Giovanni

        Cuanta claridad para expresar una realidad que nos grita en la cara a diario lo que vivimos ese 90% de peruanos en nuestro pais. Aun te recuerdo cuando aún era estudiante escuchando tu historia del comercial del guachiman «yungay». Gracias por la reflexión.

        • Rolando

          Brillante, recuerdo muchas conversaciones muy amenas y entretenidas, que terminaban abruptamente cuando aparecía la famosa pregunta, En que Colegio haz estudiado? Y yo respondiendo en la GUE Alfonso Ugarte. Es urgente construir nuevas subjetividades que superen nuestra percepción colonial del mundo.

          • Raquel

            Muchas gracias por la reflexión. Me movió el piso. La reducción del ego es directamente proporcional al crecimiento de la autoestima. Tú artículo contribuye a ello. Gracias.

        • Gustavo

          En mi primera entrevista de trabajo hace 25 años, me preguntaron en qué colegio estudié. El haber estudiado en uno de clase media alta miraflorina y muy conocido influyó en mi contratación. Luego me di cuenta que muchos compañeros tenían al menos un apellido no español, o sea descendiente de inmigrantes.

        • Jesús De Los Ríos

          Muy cierto tu comentario Gustavo , es la realidad en nuestro país

      • Jorge

        Interesante lectura de la vida profesional de un sector de profesionales poco o «elitemente» creado. Considero q la realidad q vivo es otra dónde nadie nos regala nada, y es nuestro esfuerzo el q permite crecer, claro q hay definiciones y entendimientos y hasta todo un manual . Lo cierto es q es verdad para algunos tu historia. Saludos

        • gr

          Claro, cada quien tiene su propio caso.
          Pero lo más probable es que mientras más alto se esté en la escalera social, menos cierto sea eso de que «no nos han regalado nada».

      • Jorge CC

        Muy preciso Gustavo. El mérito es una utopía. Hoy en día todavía se ve en muchas empresas que vale más la recomendación que el mérito por tus capacidades para acceder a ese trabajo. Y se toman la molestia de hacer todo un proceso de selección cuando ya saben que el recomendado tendrá la preferencia.

    • Felipe Castro Malazque

      Todas las «sociedades están enmarcadas por códigos pre.establecidos» por quienes ejercen «el control y el poder»
      Su enfoque es real, veraz y al mismo tiempo…nos lleva a profunda reflexión
      Hace muchos años, era estudiante universitario y el catedrático lanzó la pregunta… cuál es el problema más grave del país? Creo que uno solo hizo un diagnóstico acertado, -lo recuerdo como si fuese ayer- mi compañero de aulas expresó : «…Señor el grave problema del Perú, no es la pobreza ni la riqueza, los políticos ni tampoco sus autoridades imponiendo jerarquías…sabe Señor? El grave problema del Perú…es la calidad de su gente…»
      Todo el mundo lelo… silencio sepulcral, sin embargo, diez segundos después…atronadores aplausos…
      Hoy en día mi compañero de aulas…es un simple ciudadano anónimo, al igual que quiénes conformamos dicha Promoción…por cuanto nunca nos vamos «de enlaces» para sobresalir, sin embargo a lo largo de más de cuatro décadas de existencia…hemos fortalecido y consolidado nuestra amistad…así de simple hemos y estamos viviendo

    • Carlos Peña B.

      Exelente analisis,lucido y amargo como la realidad…

    • Raúl

      Gran reflexión, tanta verdad a veces golpea duro.

    • Erick Garro

      Gracias Gustavo por el artículo. Mientras leía tus palabras, se me venía a la mente todos los comentarios de amigos y conocidos que usaban frases como “de seguro no se ha esforzando lo suficiente”, “es un conformista” o la ya popularizada frase “el pobre es pobre porque quiere”, para referirse a las personas de escasos recursos.

  2. Jorge Blanco

    Muy ilustrativa tu explicación, ojalá la meritocracia llegue y se quede

    • Maria

      Excelente artículo. Las desigualdades se han incrementado

      • gr

        Lamentablemente, sí.
        En los últimos 30 años.

  3. Valeria Vela

    Lo más triste es que normalizamos las brechas, y los no privilegiados lamentamos no pertenecer a dichos círculos ni tener dichos contactos………

    • gr

      De eso se trata, de no naturalizarlo. Muchas gracias, Valeria.

    • Martín Santiváñez

      Buenísimo. Felicito tu reflexión, querido Gustavo. Cuánto hay de negación en ese “Nadie me ha regalado nada”. Un abrazo.

  4. Carlos Rivera Salmeròn

    Bien Gustavo, es cierto y de los colegios conectamos con las universidades de “prestigio” que son fuentes de profesionales que ocupan altos cargos en ministerios y que no los hacen necesariamente ser mejores personas. Bendiciones

    • gr

      Gracias, Carlos.
      El ser buena o mala persona ya es otra categoría de discusión, gracias por ponerla en la mesa.

    • Susana Elespuru

      Gracias Gustavo pero permíteme darle otro angulo a tu historia. He vivido por el hecho de ser mujer experiencias discriminatorias muy parecidas! Por no pertenecer al club de Toby’s. Ha tomado bastante tiempo y esfuerzo abrir camino a las mujeres sin importar de que colegio. Gracias por tu reflexion que me hizo tilin!

  5. Laura

    Buena reflexión para comenzar el sábado. La comparto a ver si nos contagiamos un poco. ¡Hay mucho por hacer! Gracias.

    • Alexis

      Qué buena reflexión y claridad para saber a qué público estás dirigiéndote. 3 indicadores claves serán la calidad y acceso al transporte, la salud y la educación pública.

      • gr

        En efecto, Alexis.
        Incluyendo en transporte la integración vía internet.
        Un abrazo.

  6. Jhon More

    Recomendado. Muy buen texto que permite saber de los atajos de una minoría. Y que apesar de que esa minoría tuvo ventajas, no son capaces de reconocer que la brecha de desigualdad está allí. Siempre ha estado allí.
    Excelente. Gracias, Gustavo.

    • gr

      Gracias, John. Con ser conscientes de los atajos ya habríamos dado un gran paso.

      • Liliana Marquez

        «Entre seis y once generaciones…» es demoledor ese dato. Gracias, Gustavo.

  7. Mirko

    Cuanta sociología en un artículo escrito por un publicista . Excelente Gustavo.

    • gr

      Gracias, Mirko. Es verdad, cuando uno escribe no solo es escritor.

      • José Luis

        No me canso de leer y reenviarle este artículo a todos mis amigos. Cerrar las brechas en educación, salud (somos los más malnutridos en Latam desde hace decadas) y seguridad deben ser prioridad al gobierno que entre. Sin descuidar atraer inversiones y promover la fácil formalización y el trabajo en la mediana y pequeña empresa

      • Jhean Orosco

        Gracias por el articulo. Te agradece alguien que pertenece al grupo de personas, que quizás pensaste que no tendría el tiempo de leer esto. Y dicho fenómeno también se da en las clases menos privilegiadas, y eso pone a un grupo de personas que tienen que abrirse paso entre los privilegios de los que tienen contactos o redes, ya sea en los estratos más altos o bajos de la sociedad.

  8. Luisa Aguilar Gatica

    Me encanta la forma en que trasmites este sentimiento.

    Exquisito leerte.

    • Carlos Huamán

      Excelente artículo.
      Mi contribución irá por compartirlo para que llegue a más del 10%…

    • gr

      Luisa, muchas gracias.
      Como verás, me he acordado mucho de tu querido país.
      ¡Cariños!

      • Abel Contreras Venero

        Con más inteligencia que la debida.,tocaste el fondo de lo que somos , fuiste más lejos describiendo como las sutilezas nos convirtieron en algo que siempre lo negamos, casi dueños, casi señores y ejercimos ese derecho maldito de volver invisibles a los otros “ de marcar la diferencia casi siempre por raros atajos que siempre presentes pero inmerecidos y envueltos en ese rancio papel del orden natural. Emborrachamos, narcotízamos y sodomizamos a nuestra conciencia por mandato de clase… nos recibimos de perfectos idiotas por esa indigencia inmerecida de querer ser alguien o serlo y no merecerlo por derecho sino por origen. Gracias Gustavo por desnudarnos tal vez así, hoy empecemos la noche diferente y seamos nosotros mismos pero mejores.

  9. Pedro

    Un buen análisis de un país que ha sufrido de clasismo desde que se hizo republica, y es un país pobre por la misma razón, tú artículo es brillante y aclara mucho lo que la gente no entiende en un país marcado de complejos psicológicos como el de pertenencia lo cual nunca podría ayudar e reducir la brecha social de los que más tienen y de los que nada tienen el Peru les pertenece y nadie puede quitarles los suyo que no lo han ganado por su trabajo sino por conecciones sociales, gracias y espero que más del 10% lean este artículo y aprendan quienes le dirigen la vida

  10. Galo

    Excelente radiografía social y económica. Gracias por escribir. Saludos Gustavo.

  11. Rafael

    Este jugo de caigua me hace recordar al jugo especial q se prepara en el mercado San Pedro de mi querido Cusco, en el puesto de las jugueras se aglomera gente para tomar su juguito, la mayoría toma el más económico denominado el combinado, y cuando alguien pide el especial todos voltean a dar una mirada y las jugueras se ponen más eficientes en su atención porque cuesta en promedio 3 a 4 veces lo q el combinado, por cierto yo tomaba mi combinado y pocas veces me tomé un especial.
    Buen artículo q nos permite reflexionar

    • gr

      Rafael, gracias por transportarnos a ese mercado maravilloso.
      Un abrazo.

  12. Isabel Perea Sobrevilla

    Muy lucido, con su toque de ironía

  13. Fernando

    Excelente artículo. Ten en cuenta que parte del mecanismo de defensa de esa ellite privilegiada será en tildarte de “resentido” por haber tenido el valor de decir que hay un elefante en la habitación.

    • gr

      Gracias, Fernando.
      Si soy un privilegiado, ¿por qué tendría que estar resentido, verdad?

  14. Luis Alfredo Ramírez

    Muchas Gracias Gustavo
    Lógicamente lo social y lo económico suelen ser dos caras de una misma moneda

  15. Rosa Maria

    Gustavo,
    Me ha llegado al corazón!
    Recordé que mi padre también perteneció a un club de leones, lo cual fue elogiado por toda mi familia, inmigrante de la selva y sierra al 100%

    Me siento identificada con tus palabras, por ejemplo; cuando hace varios años estaba en busca de trabajo, alguien me dijo; «es que lo tienes que hacer sola, así nos ha tocado, nuestros padres no tienen los contactos, no conocen a nadie»

    Gracias por recordarnos de dónde venimos y cómo hemos llegado hasta aquí. La solidaridad sigue.
    RMO

    • gr

      Muchas gracias por compartirnos tu historia, Rosa María.
      Cariños.

  16. Johnny Privette

    Excelente reseña Gustavo siempre directo.

  17. Karim Vargas

    Aún recuerdo aquel artículo tuyo. Donde tuviste que firmar un libro tuyo «pirata». Porque el Padre del niño argumento no tener dinero para comprar libros originales. Sin embargo, si podía comprar todos los fines de semana.
    Excelente artículo el de hoy.

    • gr

      Gracias, Karim, por tu memoria y por estar siempre ahí.

      • Patricia Cateriano

        Lo comparto y lo guardo como cable a tierra para toda vez que invisibilice mis privilegios…. Estudié en un colegio de militares… de los hijos de oficiales y, sí, he trabajado y estudiado toda mi vida pero eso no cambia la humildad que debo, como peruana y como docente, alimentar para lograr un mejor país. Al monstruo de la desigualdad se le vence mirándolo a los ojos y los primeros ojos deben ser los míos. Gracias por tan exquisitos lentes.

    • Diego Mamani

      ¿Comprar qué todos los fines de semana?

  18. Andrés A. Jáuregui B.

    Buenos días, Gustavo.
    Sin duda alguna, esto es parte del cambio para bien que estoy teniendo.
    Gracias por esto.

  19. Ana Ibarra Pozada

    Magistral tu artículo, hay que recordar de dónde venimos, en mi caso viví hasta los 10 años en Huancayo, (Junín), mis padres nos han dado excelente educación a mis tres hermanas, sólo nos queda ser muy agradecidos y verterlo en la gente que menos tiene, somos muy privilegiados, hagamos que información como esta se haga extensiva a muchas personas, nos miremos en el espejo y por fin aprendamos la lección después de esta dantesca pandemia.

  20. Ensogobi Cisneros Castro

    Muy buen artículo…. Reflexivo y crítico….empezemos x casa….con nuestro entorno familiar….y amical….

    • gr

      Así es, el cambio siempre empieza por el entorno cercano.
      Muchas gracias.

  21. rodolfo cornejo

    Lo que otros llaman el credencialismo, muy bien «traducido».

    • gr

      Ajá, credencialismo.
      Buen término, gracias por compartir.

  22. Gino Rodriguez Arnaiz

    La cancha esta equilibrada. Se sufre aun mas por genero que por extracto social. El tema del acceso ha mejorado mucho a través de los caza talentos y sobre todo la tecnología y los process de selección en linea. El tabu del meritocracia es cosa del pasado, de pasivos, de dependientes. Imagínate si sabiéndote preparado y exitoso vas a estar esperando a que te reconozcan el mérito. Hello!!!! Hay un nuevo mundo ahi afuera. Hay que sacarse y quemar la ropa vieja.

    • gr

      ¿Cómo le explico qué es un cazatalentos y la selección en línea a un adolescente que no estudió por tener que trabajar en la calle?
      ¿Cómo se puede decir que la cancha está equilibrada cuando una familia de clase baja puede tardar hasta 11 generaciones en ascender a clase media, mientras que los nietos de alguien rico lo seguirán siendo en automático?

  23. Ivan Brehaut

    Gustavo, el artículo me parece brillante, lúcido pero sobre todo sincero y necesario, diría indispensable para nuestra sociedad. Siempre digo en las charlas que a veces dicto que somos privilegiados en tener educación, y que debemos usarla justamente para que esas brechas se cierren.

  24. Milka Dinev

    Excelente artículo y tan real,,, aun estamos en el Virreynato

  25. Julia Hodgins

    Excelente reflexion! ciertamente los engranajes sociales benefianc a unos y excluyen endemicamente a otros. Uno de los factores que lo perpetuan es, como aludes, la miopia de las clases privilegiadas. Aunque este patron se ve much mas agudizado en Latino America, es un patron comun en todo el planeta, de intensidad heterogenea.
    Me gusta mucho esa mencion a las contrasenhas tan limenhas como «en que colegio estudiaste?» Vivo en Canada hace muchos anhos, un avez en un evento de latinos estabamos una amiga, peruana tambien, y yo. Un muchacho peruano que conocimos nos pregunto de que parte de Peru eramos, respondimos ambas «de Lima!» y mirando (auscultando mas bien) a mi amiga nos dijo «De que distrito?» Respondimos, y el con actitud de orgullo dijo «Yo soy de Monterrico». Silencio sarcastico de nosotras. Me pregunto por mi apellido de soltera y al decirselo el menciono a sus amigos con el mismo apellido, curiosamente habia estudiado en un colegio de ADECORE con mis primos. Me parecio la huachafada mas grande del mundo, que esas actitudes arribistas hayan migrado dentro de el hasta Vanocuver. El perdio 2 clientas al instante, pues mi amiga esta por comprar una casa (el es corredor de inmuebles), y yo no lo voy a recomendar a nadie por que me da verguenza ajena su huachafada.

  26. Jesús Sánchez Rivas

    Excelente reflexión, Gustavo. Pero no es sólo en el Perú. El elitismo es global y se manifiesta en todas partes. Lamentablemente así funciona el mundo desde siempre. Las regalías que comporta el nacimiento en las altas esferas, si no se canalizan de forma coherente, al final suelen resultan «eficientes», para ellos y sus clanes, claro. Abrazote.

    • gr

      En efecto, querido Jesús.
      Los enlaces de mi artículo corroboran lo que dices, pues son estudios internacionales.
      Un abrazo siempre.

  27. sandra La Torre

    Explicaste de manera directa lo que sucede en Latino America. Todo es en base a amiguitos. De grandes, hasta para hacer negocios necesitas amiguitos. Y muchos no tienen capacidad intelectual para salir adelante solos. Falta decir que hasta por el tipo físico te discriminan. Puedes tener dinero y mucho, pero no serás jamás de su clase social.

  28. Octavio

    Gustavo, gracias por una excelente y acertada reflexión.
    Pensaba mientras leía que, finalmente, las redes sociales se tejen inevitablemente, a todos los niveles, y es natural que ocurra. Cada uno tiene su entorno social. Sin embargo, la dinámica (también social) de la exclusión y de los círculos cerrados es nefasta. Es un asunto moral que debería atenderse desde la educación escolar. En el precario estado de desarrollo que tenemos en el Perú, la educación pública (sobre todo la escolar) no está al nivel requerido y queda por debajo de la educación privada ‘exclusiva’. Esto es una falla que desencadena las consecuencias posteriores. Al no existir una masa suficiente de personas educadas en el sistema de educación pública no puede operar una meritocracia entre personas educadas y formadas fuera de las ‘redes de amigos’ de los colegios elitistas.

    • gr

      Interesante, Octavio.
      Da para un artículo.
      Muchas gracias.

  29. Víctor Aguilar

    He tenido la suerte de trabajar en compañías donde la universidad/colegio de donde vienes no es relevante., si no tus competencias y capacidades. Y me pregunto. Si yo fuera dueño de una empresa y se que un candidato es un inútil pero tiene todos los contactos y relaciones y es egresado de una universidad top y estudió en un colegio top, le confiaría la dirección de mi empresa? Creo que es un lujo que una empresa sería no se puede permitir.
    ¿No es ahora la evaluación por competencias la que más pesa?
    Por otro lado, en el sector público es escandaloso el tarjetazo, basta que conozcas al alcalde/gobernador/autoridad de turno y entras así no sepas leer ni escribir por que acomodan los TDR a tu “perfil”

  30. Martín Chávez

    Muy buna reflexión y en mi particular percepción: bien escrito con párrafos que se interrelacionan cabalmente.
    Me ha gustado eso de las «narrativas». Efectivamente, considero que las mismas se vinculan con las: actitudes, las prácticas, las creencias, las ideas, los imaginarios, los sentidos: los discursos de uno mismo, de un otro y los «marcadores» de la «distinción» de un «otro» en la vida cotidiana.
    Saludos,

  31. Gloria Dunkelberg

    Mi hijo estuvo tres años y medio en un colegio privado bilingüe que triplicó su precio en 4 meses. No se cambió de colegio solo porque era caro, era porque encerraba una visión alienada de la realidad de mi país. Niños sin sensibilidad social, discriminadores, los reyes del bulling y que se acercaban al heladero con un billete de S/ 100 soles en la mano.
    El Director del colegio dijo que se iba un alumno ejemplar , que se insertaba perfectamente en la disciplina, la creatividad y el esfuerzo como perfil escolar.

    Este mundo alienado, produce ciudadanos débiles, sin capacidad de auto cuestionamiento, sin curiosidad por conocer más su país, por conocer al otro Viven en un mundo tan fácil y anquilosante que no logran desarrollar la capacidad de esfuerzo, de lograr metas, de cumplir sueños, buscar el bien común Y no por culpa del colegio que sí premiaba el esfuerzo. Era culpa de los padres, que buscaban sus contactos de negocios en las reuniones de PPFF. de las clases altas, que daban » sorpresas» en los cumpleaños, más caras que los regalos que recibían sus hijos, que alimentaban en el desarrollo emocional en sus hijos al niño «bacán» que se trompeaba, que sabía patear o que se burlaba de los que estudian. ¿Qué ciudadano producen ?…En estos días de elecciones , suenan nombres y apellidos en candidatos y en electores…Me abstengo de mencionarlos.

  32. Carlos Osorio

    Totalmente cierto. Las relaciones que se inician con una amistad inocente, crecen en medio de una clase interesada, convirtiéndose en compadrazgo y luego en compinchería mercantilista. Solo calzas si eres del círculo cercano, y claro, eso tiene sus beneficios: protección de grupo, aceptación de clase, pertenencia a la élite y retornos marginales crecientes.
    Alguien del club nacional que lo niegue?

  33. Ruben Villasante

    Excelente Gustavo. Me deja un torbellino de ideas y datos en la cabeza.
    En el Perú «la cuestión del otro» es enrevesada ad infinitum… ¿Cómo entenderse como sociedad con comportamientos groseramente excluyentes de una ínfima minoría hacia las inmensas mayorías? Una herencia colonial no solo no resuelta sino promovida encubiertamente.
    Lo contado en este artículo es el sustrato cultural del libro: «Discriminación en el Perú. Exploración en el Estado, la empresa y el mercado laboral», editado por la Universidad del Pacífico.
    A un actual director del BCR lo conocí en la PUCP y era un tipo torpe, bruto, lerdo… ahora entiendo cómo ha llegado al BCR y a ser ministro.
    Maki Miró Quesada publicó un artículo de cómo llevar la pandemia en sus «20 hectáreas que tenía de jardín» pero aportando información valiosa de éstos códigos de la élite. Es importante conocerlos para deconstruir y desinhibir nuestras taras sociales. Gracias Gustavo.

  34. Max M Pinedo

    Elocuente artículo y la verdad clara que desnuda lo que es Latino América desde Mexico hasta la Patagonia. El Perú y la región, sufren de contradicciones abismales. Aun no ha aparecido un LIDER en estos 200 años desde la independencia española. Comparto con el autor cuando dice “Pensar en una sociedad sin ricos ni pobres es una utopía que cuando ha querido ser puesta en práctica ha devenido en regímenes de pesadilla. Sin embargo, pensar en sociedades donde la distancia entre ambos no sea escandalosa, sí es razonable”. Tengo esperanzas que cuando emerja algún líder con un Lee Kuan Yue en Singapur o un Mahathir Mohamad en Malasia, líderes que en vida pudieron ver su producto final de políticas acertadas que impactaron en el desarrollo de sus países, podrá América Latina ver una luz de esperanza. Mientras tanto la desigualdad y el subdesarrollo continuaran por 200 años mas.

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