Compañeros poetas 


Una reflexión sobre la valía que nos otorgamos


Compañeros poetas (y escritores en general):

Tomando en cuenta los últimos sucesos y lo implacable que es la realidad con nuestro oficio —sobre todo, si comparamos las fortunas que acumulan las celebridades de TikTok, los comentaristas de chismes y los políticos que nos dividen, con las migajas que nos suelen caer por nuestras publicaciones—, propongo tratar de equilibrar esta injusticia universal y hacer valer los millones de páginas absorbidas por nuestras mentes y los millardos de asociaciones que han cimentado nuestro criterio durante años. No hablo, compañeros y compañeras, de hacer una huelga de lapiceros caídos, porque pedirle a un escritor que deje de escribir es como pretender que una nube deje de flotar y porque, además, en la práctica nuestro vacío quizá recién sería extrañado al ser polvo nuestros restos, sino de aquilatar hoy mismo los minutos que nos roban los demás sin que siquiera se les ocurra que la calidad de ese tiempo merezca ser compensada. Hablo de esas llamadas para ser parte de mesas de discusión, de las invitaciones a escribir prólogos, de las participaciones que involucren horas de lectura, traslados y performance. Que no se nos tome por fenicios, ni que se nos imagine con un taxímetro titilando en el cerebro, aunque bueno fuera: me refiero a instalar socialmente el obvio criterio de la contraprestación que nadie discute en otros oficios. Altas menciones se hacen de los escritores y en su nombre se bautizan calles, pero todo ello es una estratagema que, paradójicamente, pretender pagar con las palabras más vanas nuestras palabras más pensadas. Digámosle a los carpinteros que les pagaremos sus sillas con aplausos, a los mecánicos que a cambio de una jornada les recitaremos palabras y a la pescadera que la plaza del frente algún día tendrá su nombre: imaginen cuáles serán sus reacciones y juzguen hasta qué punto hemos sido nosotros mismos los cómplices de que la creación literaria se considere un portento cuando se trata de dar discursos, pero solo un pasatiempo cuando se trata de pagar por ella. Yo, por mi parte, manifiesto que no volveré a presentar el libro de un colega sin que antes no se haya acordado con el responsable comercial el pago de una tarifa en billetes o en sucedáneos; esto es, una botella de licor que bien valga las horas invertidas, un libro que haga falta en mis estantes, un noble tabaco enrollado por manos sabias, un plato junto a comensales interesantes, la entrada a un espectáculo digno de ser aplaudido o cinco kilos de cecina amazónica; y les sugiero, compañeros y compañeras, que adopten lo mismo como política estricta, aunque con las excepciones que ustedes consideren convenientes. Así como la historia nos recuerda cada cierto tiempo que la libertad no es un don que venga con el cordón umbilical y que a veces hay que ganársela alzando la voz, recordemos también que el respeto al trabajo intelectual jamás tendrá el valor justo en la mente de quienes se ganan la vida con la especulación. 


Ese derecho, compañeras, compañeros, compañeres, siempre habrá que ganárselo. 
Porque nadie nos otorgará el valor merecido si nosotros mismos no somos capaces de dárnoslo.


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4 comentarios

  1. Luis Agois

    Así es como debería ser, es un trabajo y nadie lo hace gratis.

  2. Eduardo Tejada

    De acuerdo en pagarle a los artistas literarios para ejercer papel de Jurado cubriendo sus expectativas económicas
    En varios ámbitos intelectuales sucede que:

    En periodismo: Si ejercen su profesión con objetividad en base a hechos, dichos periodistas no se ven cubiertos sus expectativas económicas, por eso recurren al difundir:
    Especulaciones («habría»)
    Insultos, descalificaciones caprichosas
    Fakenews
    Parlantes d partidos politicos
    Todo eso le cubren sus expectativas económicas económicas

    Los Científicos son capaces d ignorar pruebas d una investigación para emitir conclusiones vacías con tal de satisfacer intereses particulares o grupales

    En Derecho, los abogados asumen la defensa de indeseables para cubrir sus expectativas economicas

    Recomiendo q todo aquel quien realiza trabajos intelectuales, posean dos o tres profesiones, o poseer un negocio rentable, para así no depender de vender sus conciencias para cubrir sus expectativas económicas económicas

    • Gustavo Rodríguez

      Gracias, Eduardo.
      Aunque, en realidad, me parece, quien realiza labores intelectuales debería poder vivir de su oficio sin tener que recurrir obligatoriamente a otras ocupaciones.
      Un abrazo.

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