Búsqueda del tesoro bajo el sol


¿El Minsa realmente quiere que nos vacunemos?


El jueves de la semana pasada me encontré en el Twitter del Ministerio de Salud con la buena noticia de que la vacuna bivalente ya estaba disponible para las personas mayores de 18 años. Para quienes han perdido un poco el rastro de los asuntos vinculados al Covid, esta vacuna de refuerzo es la primera en estar diseñada tanto para protegernos contra el virus original como para hacerlo de las versiones de la variante ómicron. Tomando en cuenta el tiempo transcurrido desde mi última dosis de refuerzo y que justo tenía la mañana libre, encontré prudente acudir a vacunarme ese mismo jueves.

No sabía que enfrentaría una aventura digna de concurso de televisión. 

El tuit del Ministerio de Salud me invitaba a acercarme al local de vacunación más cercano. ¿Y cuál era ese? Gran misterio. En la cuenta de Twitter es fácil encontrar a la ministra en actividades oficiales, pero es imposible hallar este dato fundamental. 

Luego de buscar en Google, encontré la página oficial, la cual daba información para la semana “del lunes 26 de febrero al viernes 3 de marzo”. Perfecto, información fresquita para evitar confusiones. Ahora solo debía buscar en la lista un local que me quedara cerca.

Aquí surgió otro problema. Pareciera que los vacunatorios están en peligro de extinción. Yo vivo en Miraflores y aquí no queda uno solo. Tampoco los hay en los distritos vecinos de Barranco, San Isidro, y Surquillo. En Surco hay uno, pero lejos, en el Jockey Plaza. El más cercano era uno en el polideportivo de San Borja, y hacia allá me dirigí.

No conocía el polideportivo y quedé gratamente sorprendido. Son lindas instalaciones. Hay más de una piscina, canchas de fútbol, gimnasio. Todo está muy limpio, ordenado, lleno de verde. Si usted es vecino de San Borja, no se pierda lo que este espacio tiene para ofrecerle. El único problema —para mí— es que… no había vacunatorio. La señalización indicaba que estaba allí, pero no había rastro del servicio. Una atenta orientadora municipal me indicó que ahí ya no vacunaban y que estaban haciéndolo en la clínica municipal: tan actualizada no estaba la web del Minsa. 

Eran algunas cuadras bajo el sol intenso de las once de la mañana, pero más podían mis ganas de vacunarme, así que fui para allá. Llegué a la clínica municipal: nuevamente, lindas instalaciones. La Municipalidad de San Borja podría darles clases a muchos distritos de Lima sobre cómo ofrecer sus servicios a los vecinos. ¿El problema? Me informaron que la vacuna bivalente era solo para personas mayores de 65 años. De nada sirvió que les mostrase el tuit del propio Ministerio de Salud, esa era la indicación oficial que ellos manejaban.

Salí de la clínica municipal y decidí llamar a la central de información del Ministerio de Salud a contarles lo sucedido. 113 opción 1. Me confirmaron que el tuit que veía en mi pantalla no era una alucinación producto del calor, que la vacuna sí era para toda persona mayor de 18 años, pero no me dieron ninguna solución concreta. Seguro que había alguna descoordinación y en San Borja no habían recibido la información actualizada, fue lo que me dijeron. 

No pensaba volver a casa sin mi vacuna, mi terquedad vencería toda adversidad. Recordé haber visto en la lista de locales de vacunación que también podía ir a la Videna en San Luis, que no queda tan lejos de San Borja. Cualquier persona que haya acudido a la Videna sabe que se trata de un local grande, con más de diez puertas de ingreso, así que aproveché la llamada para preguntar cuál era la puerta a la que debía dirigirme, porque ese dato no aparecía en la web. Luego de esperar un rato al teléfono, me contestaron que no tenían esa información. 

Al colgar, contaba con la misma información que tenía antes de la llamada al 113.

Entonces, pedí un Uber y decidí dejar las cosas en manos del azar. Como en una ruleta, tenía 10 puertas como opciones y elegí la 1, la principal, porque asumí que allí tendría más chances y porque ya, a esas alturas, debería haberse agotado mi mala suerte. 

¡Fallé! Y no por poco. 

Desde que llegué sentí que las cosas no pintaban bien. Poca gente y ningún letrero sobre vacunación. El amable vigilante de la puerta me indicó que el vacunatorio se encontraba en la puerta 8. Y no, no podía cruzar por dentro de las instalaciones, debía dar una vuelta a todo el perímetro. “Siga de frente nomás, joven”. Imaginarán la distancia entre la puerta 1 y la 8 de la Videna, bajo el sol, y con una ligera cojera producto de un sonso accidente doméstico.

Diez soleados minutos después, llegué finalmente a la puerta 8. Las tres personas del Ministerio de Salud fueron muy atentas y, contra mis temores mientras caminaba, ahí sí vacunaban a todos los mayores de 18 años, y podía esperar mi turno sentado bajo un fresco toldo. Pese a haber pocas personas en cola, la espera fue de veinte minutos, pues solo había una persona responsable de poner las vacunas, las otras dos cumplían labores administrativas. 

Y así fue como pude volver a casa vacunado. Las idas y vueltas tomaron dos horas, gasté más de lo que esperaba en taxis, terminé con un poco de insolación, pero finalmente había logrado conseguir la dosis bivalente. Sentí que había participado en un programa concurso de televisión, sorteando todo tipo de retos por la ciudad para obtener el exótico tesoro escondido: una vacuna. 

Esa noche, una amiga de mi edad me contó que, mientras yo estaba en mi odisea, ella se había vacunado en el Centro del Adulto Mayor de Miraflores, sin colas ni problemas. Se había enterado por su mamá que había una campaña; ella, a su vez, se enteró por una amiga de su parroquia que trabajaba en dicho Centro: el boca a boca vecinal frente al silencio del Ministerio de Salud. Me dijo, además, que no había ningún letrero que anunciara la campaña y que, como era de esperarse, el local estaba vacío. Preguntó al personal de salud hasta cuándo se quedarían, para pasar la voz, y le respondieron que no sabían, que no dependía de ellas. 

La pregunta que me queda es obvia: ¿El Ministerio de Salud realmente quiere que nos pongamos el refuerzo? Ya me imagino en algunas semanas a un circunspecto funcionario del sector informando en los medios de comunicación sobre la baja tasa de vacunación, echándole la culpa a la irresponsabilidad de los ciudadanos.

¿Cómo un servicio público que empezó tan bien ha podido terminar tan mal?


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4 comentarios

  1. Tengo 63 años y veo las publicaciones más que nada las políticas porque de delincuencia basta con salir al mercado. Y en ningún lado me entero de esta vacuna. No al gobierno no le interesa más que lo que le beneficie los bolsillos.

  2. Guadalupe Chávez Alcántara

    Es lamentable, aunque finalmente recibió la vacuna no es justo todo lo que ha tenido que pasar. El MINSA deberían realizar mejores coordinaciones. Los encargados deben ser más responsables y no anunciar si no están preparados. Que decepción.

  3. Bueno, para ser totalmente precisos no es que el proceso de vacunación haya empezado siendo una maravilla tampoco… fue mejorando (y muy lentamente) mientras avanzábamos hacia el precipicio. ¿Qué se puede esperar de funcionarios que llenan posiciones no por su experiencia si no por ser conocidos de otros funcionarios?

    P.D.: Me voy al mercado a probar también mi jugo de caigua (en realidad tomaré uno de mango con leche)

  4. Susana Carrera

    Yo me puse la bivalente en un local del Minsa en Miraflores. Es una casa que queda en la esquina de Pardo con Comandante Espinar. Le pregunté a la señorita si era un local temporal y me dijo que no, que era un local del Minsa permanente

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