Abril es el mes más cruel


A pocos días de las elecciones, sabemos lo que viene


Se termina marzo y con él se va el verano, y también la sensación de que aún faltaba mucho para las elecciones. ¿Sensación o mecanismo de autodefensa? Da igual. En todo caso, el fin de este mes nos recuerda de golpe que en pocos días tendremos que ir a votar y, con esa certidumbre, volverá todo aquello que vivimos y sufrimos en estos abriles crueles que aparecen cada cinco años.

           Las fake news inundarán las redes con mayor insistencia que hasta ahora. Y acompañando esas “noticias” llegará la sospecha de que el remitente –tu tío, tu compañera de trabajo, tu amigo de colegio– sabe perfectamente que lo que comparte no es cierto, pero como ataca al candidato que odia, igual lo difunde. De esta manera, muchos se convertirán momentáneamente en el director de su propio diario chicha digital. Desde la Base Naval del Callao alguien sonreirá, orgulloso de su legado.

           Se sucederán los eliminados de Facebook, los bloqueados en Twitter, los expulsados de los grupos de amigos en Whatsapp. ¿En qué momento tu amigo de la pichanga se volvió tan rojo? ¿Cómo es que tu tía favorita es en realidad tremenda facha? ¿Siempre fue así de caviar tu hermano? ¿Por qué siempre tu papá se equivoca al votar?

           Habrá más y más bailes en TikTok. Sonrisas, gomina, sudor. Cambios de look y de equipo técnico. 

           Y en el medio, la crueldad de la pandemia. Implacable.

Con cada encuesta subirá el activismo ansioso en redes sociales. ¡Cada tuit puede conseguir nuevos votantes! Habrá peleas gratuitas en redes, incluso contra los trolls contratados por una campaña enemiga. Un meme más puede hacer la diferencia.

           Los medios podrán ser objetivos e imparciales, en búsqueda siempre de la verdad; o ruines y vendidos, dependiendo, claro, de cómo tratan a los candidatos. Se caerán periodistas, otros serán reivindicados. Aunque todo quizás cambie a la noche siguiente, cuando el entrevistado sea otro.

           Igual con las encuestas. Los expertos en estadística se multiplicarán, así como aquellos que afirman nunca haber sido encuestados en su vida luego de conocer que, pese a todos sus buenos deseos, los resultados siguen sin ser alentadores. Abundarán los especialistas sobre el voto joven. Sobre el sur andino. Cada margen de error en una encuesta permitirá que consumamos miles de caracteres con explicaciones políticas y antropológicas que desaparecerán con el margen de error del siguiente sondeo.

           Y pese a esa desconfianza, todos esperaremos ansiosos las encuestas durante el “silencio electoral”, que serán compartidas con ingeniosos seudónimos o emojis que representarán a cada candidato. La mitad de ellas serán falsas, pero ayudarán en parte a calmar la sed de información (y otra sed, si es que no nos preparamos con anticipación para la “ley seca”).

           Llegará así el domingo 11 de abril. Y el flash de las siete de la noche no iluminará más que las pantallas de nuestros televisores. 

3 comentarios

  1. Patricia

    Eso me está pasando, esta situación en medio de la pandemia es muy estresante. Ojalá sea la última votación de este tipo. Siempre tendré la satisfacción de haber votado por ti, Alberto. Y la esperanza de que se conformen partidos políticos de verdad. Ojalá tú lideres esta causa institucional.

  2. Luisa

    Y eso es así por los siglos de los siglos. Amén.

  3. Isabel Perea Sobrevillla

    Abril, el mes más cruel, agridulce y real

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