Dándole como piñatas a las AFP


El pecado original de convertir derechos en mercancías


En los próximos días debe aprobarse en el Congreso un nuevo retiro de fondos de las administradoras de fondos de pensiones (AFP). Esta sería la sexta norma de este tipo en dos años. Pocas veces he visto un consenso tan amplio entre economistas de diverso tinte ideológico: si uno solo de los retiros ya era un error, lo que están por hacer nuestros legisladores es un despropósito enorme.

Hagámonos una pregunta básica: ¿qué es lo peor que puede pasarle a un sistema de pensiones? Pues que falle en su objetivo básico de dar pensiones. Eso es precisamente lo que va a suceder con los millones de afiliados que van a quedar con saldo cero en sus cuentas de capitalización individual.

Aprobar un nuevo retiro de fondos de pensiones en este momento tiene varios problemas. Es una medida mal focalizada, porque no beneficia a los más pobres. Contribuye a las presiones inflacionarias, pues con más dinero en algunos bolsillos el consumo se disparará y, por lo tanto, los precios. Afecta al mercado de capitales, ya que las AFP tendrán que vender intempestivamente algunos activos y probablemente no consigan los mejores precios. Finalmente, debilita nuestra macroeconomía, pues las calificadoras de riesgo informarán sobre nuestra inestabilidad con las reglas de juego y la próxima vez que queramos endeudarnos en el mercado de capitales, nos saldrá más caro y nos afectará a todos.

La población, sin embargo, no está interesada en prestar atención a los argumentos del párrafo previo. A ellos solo les interesa recibir su dinero hoy sin pensar en el futuro. Ya no importa la razón, esto ha pasado a ser un asunto visceral. Los congresistas, que buscan el aplauso fácil, entienden esto y atienden esmerada e irresponsablemente los clamores populares. De esta forma a las AFP, unas de las entidades con más sentimientos en contra en el imaginario nacional, les ha tocado asumir el rol de piñatas en este momento de descontento popular.

Hay que decir que esta animadversión ha sido ganada a pulso. El sistema privado de pensiones nació con un pecado original: tratar de convertir el derecho a una jubilación digna en una mercancía con altas comisiones. Pero, además, año a año las AFP se han encargado de ganarse las antipatías populares. Dentro de los argumentos más mediáticos y contundentes está el de reportar jugosas utilidades, independientemente de si manejan bien o mal el dinero de sus afiliados.

Estamos en un punto en el que el sistema de pensiones necesita reformas radicales e integrales. Debemos lograr una reforma con la mayor racionalidad posible, priorizando el bienestar de la población y no los negocios de cuatro grupos económicos.

Para esto hay que tomar conciencia de que un mercado de trabajo en el que tres de cada cuatro trabajadores tienen empleos informales difícilmente podrá ser útil para generar pensiones dignas para la población. Vale la pena discutir la posibilidad de que los fondos de pensiones no se formen extrayendo dinero de los salarios, sino mas bien de los consumos de las personas. Esto es, aumentarle algunos puntos al IGV para que ese dinero extra se acumule en las cuentas de los afiliados al sistema de pensiones.

Por otro lado, algo está fallando con la competencia. Eso también necesita un cambio profundo. Sería muy bueno que las AFP no solo compitan entre sí, sino mas bien que lo hagan con una opción externa más retadora. Esto se podría conseguir, por ejemplo, haciendo que el ahorro previsional fuera voluntario. Quitarle el mercado cautivo a las AFP puede hacerlas reaccionar y llevarlas a niveles superiores de competitividad. Para que esto funcione sería necesario contar con una pensión mínima universal.

Aquí vale la pena contar una anécdota. Algunas décadas atrás, cuando el mercado de las tarjetas de crédito comenzaba a operar, los directivos de las compañías en competencia tenían claridad: ellas no competían entre sí, su mayor competidor era el dinero en efectivo. Esta perspectiva es muy clara hoy en los mercados donde aún las tarjetas de crédito no han penetrado mucho, como en África e India. Si en algún momento, como resultado de cabildeo, se les hubiera entregado en bandeja un mercado cautivo, probablemente hoy las redes de tarjetas de crédito no estarían tan desarrolladas. Esa competencia más intensa que se generó ha traído bienestar para muchos. Discutamos sobre la posibilidad de extrapolar ese buen ejemplo.

De cualquier forma, hay una verdad que no se puede negar: durante décadas hemos ahorrado muy poco para la jubilación. Cualquier reforma sensata deberá sincerar las tasas de ahorro. Eso será tremendamente impopular, pero estrictamente necesario, especialmente ahora que nuestra población viene ganando esperanza de vida.

Mas allá del nuevo conjunto de reglas de juego que tenga el sistema de pensiones, se necesita un mejor comportamiento de las AFP. La sociedad debe exigirles actuar competitivamente, abusando menos de sus consumidores. De las AFP se requiere un comportamiento consciente, no solo legal. Aquí me parece que Sam Bowles tiene mucha razón cuando dice que los buenos incentivos no son sustitutos para los buenos comportamientos ciudadanos. Necesitamos de ambos, no olvidemos a los segundos.

Por último, lo que viene pasando con las AFP debería ser una llamada de atención para varios otros negocios que no gozan de las simpatías populares: bancos, aerolíneas, compañías de telefonía, mercaderes de la educación y la salud, etc. Cada uno se viene ganando legiones de haters por diversas razones. Ojalá reaccionen a tiempo. No sea que vayan a convertirse en la próxima piñata.

3 comentarios

  1. Ricardo Ríos

    Preciso. Y como bien señalas, aplicable a la empresa láctea que ofrece como leche algo que no lo es, o la empresa que ofrece chocolates que no lo son, o las cias de seguro que te ofrecen el oro y el moro para que cuando las necesites, te buscan las exclusiones y terminan quedándose con tu dinero sin haberte dado nada a cambio.

    Nuestra sociedad adolece de falta de confianza; por eso andamos con andamos. En otras sociedades, donde sí se le da el valor que merece, si traicionas la confianza te vas a la cárcel (ejemplo claro: USA, donde todo, o casi todo, es a crédito; si traicionas la confianza, esto es, estafas bajo cualquier modalidad, te vas a la cárcel, sin titubeos).

  2. Jossué Henry Díaz Alcalde

    Desgraciadamente Las AFP, sólo han servido para lucrarse ellas sin consideración alguna, no tenemos un buen sistema de pensiones privado; sólo lo afiliados perdemos más nunca la administradora de los fondos, cuándo necesitas el 25% para la compra de tu casa; te ponen una serie de obstáculos y nunca te la dan y sin embargo es tu dinero….

  3. Porque nosotros no podemos gozar de las utilidades al cerrar el año fiscal 31 de diciembre??? En cambio las AFP se ROBAN nuestro dinero ganado con el sudor de nuestra frente no saben como lucrando como verdaderos Mercaderes y Fariseos Cobradores de Impuestos. Nosotros como los verdaderos Dueños de Nuestro Dinero tenemos Derecho a Gozar de las Utilidades al terminar el año fiscal 31 de diciembre. Es un legitimo derecho. Basta de Robo de estas AFP implantadas desde los años 90 por el Dictador Nipon Kenya Fujimori . Nunca mas la dinastía Fujimor en el Peru.

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